De la mano de Peugeot recorremos parte de Cantabria y País Vasco con el 408 y su versión híbrida enchufable. Un plan perfeto, por ejemplo, para esta Semana Santa.
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El verano pasado Peugeot sorprendió con un curioso concepto, el 408, basado en el 308, pero más grande y con una atractiva carrocería fastback pero con un extra de altura, con el objetivo de no convertirse en una berlina tradicional ni en un SUV al uso. Su estética con generosos pasos de rueda, llantas y faldones en plástico negro resultan decisivos para ensalzar su línea.
Esta apuesta da como resultado un coche muy polivalente tal y como hemos comprobado en una ruta realizada por el norte de España, en Cantabria, por los alrededores de Santander, sin duda un plan perfecto, por ejemplo para hacer en Semana Santa.
Al volante del Peugeot 408
Desde el punto de vista estético, lo cierto es que el coche resulta atractivo con un exterior muy equilibrado. Por dimensiones no se queda muy lejos de lo que es un Peugeot 508, con sus 4,69 metros de largo, 1,86 de ancho y 1,48 de alto.
El interior es muy parecido al 308, con la última versión del puesto de conducción i-Cockpit de Peugeot y unos ajustes y materiales que dan buena impresión. El diseño también es determinante en este sentido.
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Poco después de esta visita continuamos nuestra ruta hasta el cercano Gran Hotel Sardinero. Es el momento de utilizar el modo eléctrico del 408, dado que la versión elegida para esta ruta es la híbrida enchufable. Esta mecánica se compone del conocido motor PureTech de tres cilindros y 1.2 litros, que ofrece 180 caballos de potencia y 250 Nm de par máximo, sumado a un motor eléctrico capaz de rendir 110 CV y 320 Nm, alimentado por una batería de iones de litio de 12,44 kWh y gestionado por un cambio automático e-EAT8 de 8 velocidades. En total contamos con 225 CV, cifra más que suficiente para disfrutar de prestaciones destacadas.
Conducción eléctrica
De esta forma circulamos por el casco urbano en modo cero emisiones, silenciosos y sin contaminar, hasta el hotel, un icono de Santander tanto por su ubicación en un edifico señorial como por su historia, dado que data de 1890. Totalmente reformado, permite alojarse con vistas a la famosa playa de El Sardinero.
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Tras realizar el checking y disfrutar de un rato de ocio nos dirigimos al restaurante el Nuevo Molino, con Estrella Michelin desde 2008. En esta ocasión contamos con varios conductores que nos permiten disfrutar del Peugeot 408 desde las plazas traseras. Comprobamos que el espacio disponible es aprovechable, con un buen acceso y un extra de espacio en todas sus cotas, tanto como para alojar a personas adultas, aunque la plaza central resulta más incómoda y estrecha. Además, contamos con un maletero más generoso, de 536 litros ampliables a 1.541 litros en la versión híbrida. El rodar es silencioso, al igual que la comodidad, con materiales de calidad, si bien la unidad utilizada es la versión con el acabado GT, algo que “se nota”.
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Tras la cena, regreso al hotel, y a la mañana siguiente, recorremos la corta distancia que separa el Gran Hotel Sardinero del palacio de la Magdalena. Llegamos hasta la puerta en modo eléctrico, algo reservado solo para grupos organizados, dado que en caso contrario se debe realizar un agradable paseo desde la zona del aparcamiento. Allí realizamos una completa visita guiada que incluye hasta el acceso a la parte más alta del edificio, donde se tiene una vista espectacular de la ciudad gracias a una terraza tipo ático.
Comportamiento rutero del Peugeot 408
Una vez finalizada esta visita comienza una ruta por carretera, más larga, para comprobar las cualidades ruteras del coche, hasta Santoña. El rodar es silencioso, al igual que la comodidad, con materiales de calidad, si bien la unidad utilizada es la versión con el acabado GT, algo que “se nota”.
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La mecánica híbrida permite mover el coche con mucha agilidad y refinamiento, gracias a una respuesta suave que permite una utilización agradable en el día a día. Si se quieren aprovechar las prestaciones y realizar una conducción más intensa, no hay problema Los 225 CV resultan suficientes, con un cambio automático bien escalonado que permite aprovechar la potencia del motor.
En lo que respecta a su chasis hay un buen compromiso entre confort y estabilidad que repercute en una buena conducción a lo largo de muchos kilómetros. La suspensión filtra bien las irregularidades de la carretera y tampoco se producen molestos balanceos de la carrocería. De hecho, en las rutas más reviradas, se aprecia este compromiso entre estabilidad y confort de marcha. No es un coche duro de suspensión.
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La dirección permite una respuesta ágil, y se maneja desde el pequeño volante con soltura, aunque es algo más lenta que la del 308. Como punto que puede resultar mejorable para algunos conductores es que está demasiado asistida, lo que hace perder sensibilidad al conductor. No transmite lo suficiente, sobre todo si se opta por una conducción rápida, aunque el Sport ayuda a compensar esta situación.
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En cuanto al tacto del pedal de freno, un problema habitual en los coches híbridos que requiere un periodo de adaptación, pero no plantea más problemas en este sentido. Responde bien y con mordiente en caso de que sea necesario.
Una vez en Santoña, y tras comprobar cómo se realiza un proceso artesano de las famosas anchoas de la mano de Sanfilippo, que cuenta con una tradición superior a los 100 años, llega el momento d dirigirnos a Bilbao, no sin antes realizar una parada en el restaurante La Bicicleta, con estrella Michelin.
Esta última parte de la ruta hacia Bilbao se base en tramos de autovía, donde el rodar silencioso del coche permite recorrer los kilómetros con un elevado confort de marcha gracias a la insonorización del coche. El acabado GT también ayuda en este sentido, gracias a unos asientos que sujetan bien el cuerpo y resultan cómodos.
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