- Cuatro salidas de escape
- Levas sólidas
- Proyecciones sobre el salpicadero
- 300 CV y 5,4 s en el 0 a 100
- Dirección acertada
- Mordiendo los discos
En noviembre del año pasado vimos las primeras imágenes de la versión John Cooper Works del nuevo Mini Countryman, que prometía ‘picante’ y diversión a la hora de conducir la última generación de este SUV británico, aunque englobado en el BMW Group y fabricado por primera vez en Alemania. Y ha sido en los alrededores de la costera ciudad portuguesa de Cascais donde hemos podido conducirlo para comprobar por un lado si se siente al volante como un kart, y por otro para conocer las virtudes de las que presume toda la gama Countryman.
Mini.
La primera impresión en vivo afecta a su tamaño: ha crecido 13 cm de longitud (4.433 mm), es ahora 6 cm más alto (1.656 cm) y se ha ensanchado 2,1 cm (1.843 mm). Inevitable, por tanto, que el primer comentario sea si el nombre de Mini hace justicia a su tamaño. Pero también hay al verlo la sensación temprana de que se ha ‘BMWizado’, ya que los tiradores de puertas se han enrasado (como en los últimos modelos de la marca bávara) y las formas en general son ahora más rectilíneas y monolíticas, como en los últimos BMW.
Cuatro salidas de escape
Oliver Heilmer, su diseñador, estaba allí para hablarnos también de los faros delanteros, ahora poligonales, de la parrilla octogonal, del techo en contraste… Y para ‘presentar en sociedad’ los atributos que permiten distinguir al JCW a primera vista. En este caso, la versión deportiva exhibe por delante elementos aerodinámicos verticales, luces diurnas conformadas por dos líneas horizontales y un nuevo logotipo JCW. La vista lateral desvela llantas de 19″ o 20″, entre las que se adivinan pinzas de color rojo y que vienen bien calzadas con neumáticos de 245 mm de ancho. Y si con ello no nos basta para reconocerlo siempre nos queda la cuádruple salida de escape para sacarnos de dudas.
Mini.
Levas sólidas
Un mando situado bajo esta pantalla descubre una especie de llave giratoria para encender contacto y motor. Es ahí donde está el pequeño selector del cambio, tan discreto que de primeras te cuesta unos segundos descubrir su ubicación. Actúa sobre una transmisión automática de siete velocidades y cuenta con el apoyo de unas levas en el volante que ofrecen un tacto sólido, sin crujidos, alejado del que encontramos en coches que cuestan la mitad o menos de los 59.400 euros que debemos pagar por este Countryman JCW.
Mini.
Además, los clásicos modos de conducción son ahora ‘Experiencias’ que también se modifican mediante un pequeño mando situado bajo la pantalla central. De modo que no todo se resume a un cambio en el ‘tono’ del motor, la respuesta al acelerador, las leyes de funcionamiento del cambio… El diseño de la pantalla circular puede cambiar por completo, pasando de un estilo muy clásico (como el de un reloj de principios del S.XX) a otro muy actual y enfocado hacia la deportividad; la iluminación interior varía… Y de todos ellos, el modo ‘Go-Kart’ es el que de verdad sintoniza con la filosofía de un modelo que se hace llamar John Cooper Works.
Proyecciones sobre el salpicadero
Otros detalles curiosos a primera vista son el salpicadero forrado con tejido de poliéster reciclado, sobre el que se proyectan gráficos desde detrás de la pantalla Oled; las salidas de ventilación verticales; la cinta que tiene el volante ejerciendo de radio inferior y el tirador de este mismo material que sirve de asa para abrir la guantera central.
En cuanto a los asientos, tapizados en cuero sintético y tela, acogen muy bien los laterales de nuestra espalda y cuentan con un apoyacabezas integrado. Pero con una mirada más práctica a los que somos padres de familia nos gusta comprobar que las plazas traseras son amplias para tallas de adulto y se pueden regular tanto en inclinación del respaldo como en longitud de la banqueta (13 centímetros).
300 CV y 5,4 s en el 0 a 100
Pero lo que hace que el Countryman merezca el tratamiento JCW es la puesta a punto de chasis y el rendimiento del motor. Este último es un 2.0 turbo para el que se han revisado pistones, bielas y soportes del motor. Todo para entregar 300 CV y 400 Nm de par, que traducidos en empuje, y con ayuda de un coeficiente aerodinámico de 0,26, le permite pasar de 0 a 100 en 5,4 segundos y rodar a una velocidad máxima de 250 km/h (limitada).
Mini.
Cuando uno sabe de antemano este rendimiento espera ciertas adaptaciones, que en el caso del Countryman JCW no faltan. La primera resulta más emocional que otra cosa y es el sonido con el que se enciende el motor, que rezuma la gravedad de un modelo con carácter.
Dirección acertada
Otra es el tacto del volante; no es demasiado duro en los recorridos lentos que podamos hacer al colegio o al supermercado más próximo, pero transmite una buena dosis de sensación de solidez y fidelidad a la trazada indicada cuando la carretera empieza a serpentear lejos ya de los edificios.
Mini.
Las suspensiones, por su parte, también contribuyen a su diversión en carretera. ¿Su mejor virtud? que, sin resultar excesivamente secas al encontrarnos con baches o badenes, sujetan las inclinaciones de la carrocería con una eficacia nada común en un SUV. O al menos, en un SUV que no cuenta con estabilizadoras activas.
Así que con su ayuda (y la de los generosos neumáticos) cuesta poco animarse a rodar rápido, aprovechando las ventajas de la tracción total ALL4 y sin que el ‘Country’ muestre una tendencia acusada o molesta a irse de morro.
Mordiendo los discos
Y redondea sus virtudes dinámicas la fuerte mordida del sistema de frenos, que por algo nos avisaban en parado de su potencial mediante con ese llamativo color Chili Red de las pinzas que se adivina a través de los radios.
Mini.
En cuanto a tecnología enfocada a la seguridad, lo más interesante es que cuenta con 12 sensores ultrasónicos y cuatro cámaras periféricas que le permiten alcanzar una conducción automatizada de nivel 2 si lo elegimos con la opción del Driving Assistant Professional. Esto le permite, entre otras cosas, reconocer los huecos que nos encontramos en el tráfico y cambiar de carril por sí solo con el fin de tomar una salida de la carretera, y que podamos desentendernos del volante en retenciones en autopista o autovía, siempre hasta un máximo de 60 km/h.
