- Prueba Mini Countryman: un diseño inconfundible
- Prueba Mini Countryman: ¿cómo es su interior?
- Prueba Mini Countryman: así va el híbrido enchufable
- Prueba Mini Countryman: los rivales
Si estás buscando un SUV que destaque por su agilidad y buen comportamiento, este Countryman puede ser una muy buena opción. Aquí lo probamos con su etiqueta 0.
Con el nuevo Mini Countryman en el horizonte (ya se puede reservar aunque los primeros no llegarán hasta el 2024), quizás sea un buen momento para hacerse con una de las últimas unidades de la segunda generación del SUV británico. Nosotros lo hemos probado con la siempre interesante variante Cooper SE o híbrida enchufable y te voy a contar todas las peculiaridades de este modelo.
Prueba Mini Countryman: un diseño inconfundible
Si eres de los que te gustan las formas redondeadas este Mini Countryman se adaptará mejor a ti, ya que el próximo será un poco más cuadrado. Lo único que deberás tener en cuenta es que en estos momentos no podrás configurarlo a tu gusto como sucedía meses atrás, ya que está fuera de la producción. Pero en la web del fabricante británico tienes varias unidades en stock y lo mejor de todo, con entrega inmediata.
De cara a medir la plaza de garaje hay que recordar que este Mini Countryman tiene una longitud de 4,29 metros, lo que le colocaba en la parte baja de los SUV compactos (el nuevo crecerá a 4,43 metros). La anchura en el caso de nuestro protagonista es de 1,82 metros, mientras que la altura se queda en 1,55 metros.
Prueba Mini Countryman: ¿cómo es su interior?
Al entrar a este Mini Countryman me percato que a este salpicadero ya se le notan los años que lleva en el mercado. Como ejemplo podría poner a un cumplidor panel de instrumentación, que no da posibilidad alguna de personalización, o unos mandos de la climatización, que siendo muy cómodos, tienen un aspecto un tanto “vintage”. Aunque luego otros detalles como la forma de presentar la pantalla multimedia o los mandos tipo aviación le siguen otorgando un toque distintivo.
En otro aspecto en lo que se nota es la ubicación del cargador inalámbrico. Incorporado posteriormente a su lanzamiento, se le ha colocado en el reposabrazos ocupándolo entero, aunque no te preocupes mucho por esto porque tiene varios huecos en la consola central para vaciarte los bolsillos. También cambiaría el botón de los modos de conducción, a la derecha y lejos, por el más cercano que cumple la función de activar/desactivar los sensores de aparcamiento y colocaría el Head-up Display un poco más alto (si bajas mucho el asiento y no eres muy alto casi no lo verás).
Pero de lo que no cabe duda es que en este Mini Countryman encontrarás acabados de primer nivel, mires donde mires, acompañados también de ajustes buenos. Esta unidad de pruebas, además, contaba con unos asientos de buen cuero de color marrón, con ajuste eléctrico y aunque su posadera no es muy grande, siempre puedes recurrir al extensor para encontrar una postura más cómoda.
Me gusta de este Mini Countryman que es un coche muy luminoso. Esto es posible gracias al techo panorámico que incorpora dividido en dos y con una cortinilla manual, así como por los grandes ventanales que también aportan mucha visibilidad en todos los ángulos. Y el otro toque de luz lo encontramos alrededor de la pantalla multimedia, de gran tamaño con todo lo imprescindible, pero con demasiados submenús para manejar mientras se conduce, como pasaba en los anteriores sistemas de BMW. Menos mal que para ayudarte tienes el mando de la consola central.
Al pasar a las plazas traseras me percató de otros de los cambios que tiene este Mini Countryman por ser híbrido enchufable. La banqueta va elevada 3 cm por incluir debajo piezas del sistema eléctrico, lo que deja una cota en altura algo reducida comparada con sus rivales. Del espacio para las piernas no está mal, mientras que en anchura tampoco anda muy sobrado. Y encima la plaza central se ve penalizada por una consola un tanto intrusiva que deja poco espacio a los pies. Además, la banqueta no se puede deslizar, como cabe la posibilidad en otras variantes.
Prueba Mini Countryman: así va el híbrido enchufable
Llega el momento de ponernos en marcha con este Mini Countryman. Como he comentado ya a lo largo del artículo, la mecánica de mi unidad de pruebas es la híbrida enchufable que comercialmente se conoce como Cooper SE. Está formada por un motor de combustión de 3 cilindros y otro eléctrico, que en su momento óptimo ofrecen 220 CV y un par de 385 Nm. Y siempre cuenta con tracción total All4.
Así de primeras puede sonar un poco soso contar solo con tres cilindros, más hablando de un coche que supera los 1.800 kg, pero olvídate de prejuicios. Este propulsor empuja con bastante fuerza al conjunto y se nota como el motor eléctrico se compagina muy bien con su homologo de combustión para suplirle a bajas vueltas cuando el turbo todavía no ha entrado en funcionamiento.
La batería asociada al sistema de este Mini Countryman es de 10 kWh (8,8 kWh de capacidad útil) con la que homologó entre 46 y 51 kilómetros, aunque en un uso normal te durará unos 40 kilómetros. Le puedes pedir al coche que te guarde la carga restante para usos posteriores, así como activar un modo “MAX eDrive” que con la pila cargada da el máximo rendimiento. De todos modos reserva dos rayitas (parte izquierda del panel de instrumentación) para ayudar al motor de combustión y creo que es bastante efectivo recuperando energía en las frenadas (no se puede ajustar su potencia, pero no es brusca). Hablando de estas, no me parecieron de tacto esponjoso, como les suele pasar a los híbridos enchufables.
Otro aspecto positivo de este motor de combustión de tres cilindros es que consume poco cuando circulas solamente con él. En recorridos favorables es capaz de bajar a cifras entre los 5,6 y los 6 litros, mientras que metiéndose en atascos o circulando por fuertes pendientes puede subir a 7,5. Se podría decir que su media estaría por los 6,6 litros.
Y luego tenemos esa dinámica de conducción que siempre caracteriza a los modelos de la marca Mini y que convierte a este Countryman en uno de los SUV más ágiles de su categoría. La dirección, por ejemplo, es muy directa y rápida, mientras que el chasis ayuda en los cambios de apoyo aún con el lastre que tiene por la hibridación. La suspensión quizás sea un poco dura, sobre todo cuando pillas un bache de improviso. Solo le faltaría para rematar unas levas para actuar sobre el cambio automático de seis velocidades, aunque lo puedes hacer con el pomo.
No puedo olvidar comentar que este Mini Countryman cuenta con tres modos de conducción diferenciados: Sport, Mid y Green. Cuando pones el primero, además de conseguir más rendimiento, te salen indicadores deportivos en la pantalla multimedia. Y el último es ideal para circular en ciudad, ya que baja mucho los consumos, porque este híbrido no anda muy sobrado de depósito ya que solo tiene 36 litros.
Prueba Mini Countryman: los rivales
El rival más directo de este Mini Countryman con mecánica híbrida enchufable es el BMW X1, con el que compartía plataforma y motor. Y lo escribo en pasado porque el modelo alemán ya se renovó, algo que le pasará al inglés en 2024. De todos aquí te dejo la comparativa que hice de ambos modelos:
Más allá de este duelo, en este segmento no proliferan mucho los SUV híbridos enchufables de marcas premium. El único que se podría acercar es el Range Rover Evoque, que tiene 309 CV, quizás algún material más refinado, pero no tanta agilidad. Y su precio asciende a 62.050 euros, por los 47.000 euros de nuestro protagonista. Otras opciones más económicas son el dúo Renault Captur – Mitsubishi ASX o el Jeep Renegade.
