En febrero de 2023 se firmó en el Parlamento Europeo la norma que pondrá final a las ventas de coches con motor de combustión en el viejo continente. A partir de esa fecha solo se podrán vender coches eléctricos. Pero esta medida ha sido muy criticada por algunos sectores que han aprovechado el populismo para usarla contra el coche eléctrico, y también por algunos grupos automovilísticos que buscan reducir los límites de emisiones. Pero estos mismos grupos tienen planes para ser 100% eléctricos cinco años antes.
Esto hace que muchos se pregunten la utilidad de una medida como es la prohibición de venta de coches con motor de combustión más allá de 2035. Y es que para esa fecha, la demanda de estos vehículos será mínima. (Recordamos que esta normativa se refiere a ventas de coches nuevos, no a la circulación de coches ya fabricados o las ventas de ocasión).
No hay más que ver la evolución de la tecnología, que en apenas 10 años ha pasado de una primera generación donde las autonomías homologadas con el nefasto sistema NEDC apenas llegaba a los 160 kilómetros. Hoy en día un coche eléctrico medio, como el Peugeot e-208 o el nuevo Renault 5, ya logran 400 kilómetros y además bajo el más realista WLTP.
Los retos a superar para un parque 100% eléctrico
Eso si, el camino no se hará solo y por delante habrá retos críticos a superar. Durante una comparecencia ante el senado de Francia, el Presidente del consejo de administración del grupo Renault, Jean-Dominique Senard, avisó de que existen algunos asuntos que pueden poner en peligro los objetivos.
Para afrontar este desafío, Jean-Dominique Senard evoca “la cuestión de la diplomacia del metal”, hablando de una “asociación público-privada”.
También avisa de la necesidad de ampliar la producción con energías renovables. Para el Sr. Senard «Francia debe ampliar la vida útil de las centrales nucleares unos 20 años, probablemente 14 EPR, multiplicar la energía eólica por cinco y la energía solar por veinte, todo con la esperanza de que la energía hidroeléctrica se mantenga estable. Un desafío considerable”.
Pero todo hace indicar que la dirección es hacia la electrificación en una tendencia que aumentará su ritmo de implementación según mejoren las prestaciones de los vehículos, aumenten las redes de carga rápida, y sobre todo, bajen los precios de los vehículos.
Un escenario que supondrá que para 2035 la demanda de coches con motor de combustión interna sea residual, quedando unos pocos modelos que muy posiblemente usen combustibles sintéticos, lo que se traducen en que la medida tomada en 2023 no sea más que un eslogan publicitario que no tendrá apenas efecto práctico.