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Actualmente, Volvo posee un 48% de las acciones de Polestar. Muchos analistas consideran que esta participación es un sumidero de recursos para el histórico fabricante escandinavo, cuyos brillantes resultados contrastan con los de su filial. Y es que, aunque el año pasado sus ventas mejoraron un 17%, los beneficios cayeron debido al lastre que supone Polestar.
«A medida que entramos en la siguiente fase de nuestra transformación, que incluye importantes inversiones en el desarrollo y la implementación de nuevas tecnologías e instalaciones de producción preparadas para el futuro, nuestra atención se centra en el desarrollo de Volvo y en concentrar nuestros recursos en nuestro propio y ambicioso viaje».
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Volvo y Polestar mantendrán su colaboración estratégica
Los analistas creen que, debido a su debilidad, Polestar no debería cotizar en el mercado bursátil de forma independiente. Se estima que la compañía necesitará una inyección de 1.000 millones de dólares adicionales para poder mantenerse a flote durante los próximos 12 meses. A pesar de todo, la colaboración entre Volvo y Polestar en I+D, producción y servicio al cliente se mantendrá intacta.
Jim Rowan, CEO de Volvo, ha defendido la estrategia seguida por el grupo en los últimos tiempos. «Creo firmemente que el arduo trabajo que hemos realizado durante 2022 y 2023 nos posiciona para cumplir nuestros objetivos para los años venideros. Nuestra estrategia está bien definida y es inequívoca, y es la adecuada tanto para Volvo Cars como para nuestros clientes y el medio ambiente. Nuestros resultados, cartera de pedidos y métricas clave de rendimiento así lo demuestran, y a nuestros clientes claramente les gusta lo que ven».
