Hace pocas semanas conocíamos que Ford, el gigante de Detroit, había cerrado un acuerdo con Tesla para que sus coches eléctricos pudieran utilizar la red de recarga de la compañía de Elon Musk en EE. UU. Ahora, apenas una semanas después, más marcas se han sumado… y otras podrían hacerlo en breve.
Rivian, el fabricante americana ‘nativo eléctrico’ ya ha dado ese mismo paso de forma oficial (de hecho, las acciones de las dos empresas han subido notablemnete tras el anuncio del movimiento estratégico)… pero el bombazo podría venir en breve si, como informa Reuters, el gigante coreano Hyundai culmina los estudios que está haciendo sobre esta opción con una decisión similiar.
El mismísimo presidente de Hyundai Motor Group, Jae-Hoon Chang, admitió que están considerando esa opción y que la tomarán si concluyen que es beneficiosa para sus clientes y si permite explotar las posibilidades de recarga rápida de los Hyundai eléctricos, que operan a 800V (un voltaje mayor que el de los Tesla).
Tesla: la casa por los cimientos
Una de las grandes bases del éxito de Tesla es que, como se dice coloquialmente, empezó a construir la casa por el tejado. Conocedora de que la infraestructura de recarga era clave para el desarrollo del coche eléctrico sus primeros pasos fueron, precisamente, tejer una red de cargadores rápidos, los famosos Superchargers, como base de su negocio.
Mapa con la red de supercargadores de Tesla en España.Tesla Motors
Una jugada maestra para Tesla
Para Tesla el movimiento es doblemente beneficioso. En lo material porque multiplica su cartera de clientes (otra cosa es lo que pueda perjudicar a los compradores de sus coches) a los que vende energía y, además, cumple con el requisito (abrir su red) que el gobierno de EE. UU. le ha puesto para acceder a ayudas públicas.
Y en lo ‘filosófico’, porque puede aducir -como está haciendo- que contribuye a impulsar la demanda del vehículo eléctrico con esta decisión. Además, su imagen como vanguardia de la electromovilidad se refuerza exponencialmente, en un mercado como el norteamericano en el que no tiene, precisamente, al gobierno de Biden como uno de sus valedores.