En 2014 Hyundai regresó al Campeonato Mundial de Rallies por primera vez en poco más de una década con un proyecto que buscaba en poco tiempo ser competitivo y darle su primer campeonato a la firma sudcoreana.
El Rally México de ese año era la tercera fecha de la temporada y esta aventura no había arrancado muy bien para Hyundai que sumaba doble abandono en Montecarlo y un desastrozo resultado en Suecia pero, sorpresivamente en León, los autos orientales comenzaron a mostrar sus capacidades.
Para que el podio fuera oficial, el belga tenía que llevar el auto al Rally Campus para el servicio final, y ahí comenzó la odisea.
Neuville y su navegante, Nicolas Gilsoul, trataban desesperadamente poder arreglar el desperfecto para continuar, incluso arrancaron la fascia del auto a patadas para poder trabajar mejor y, aunque contaban con qué tapar el hoyo, todavía tenían que rellenar el depósito.
Así fue que Gidoul encontró la solución: llenar el depósito del refrigerante con cerveza hasta llegar al Servicio Final. Gracias a ello, los belgas pudieron llevar el auto hasta el final y rescatar el primer podio de Hyundai en el WRC.
Cerveza y volante no se mezclan, pero seguro el i20 nunca volvió a recibir un shot más refrescante.