¿Tiene sentido un SUV de tintes deportivos como el Audi SQ8 TFSI? Sí, ¿por qué no? ¿Y si mide 5 metros de largo, pesa 2.345 kilos y tiene 507 CV?
El concepto es el concepto, decía aquel personaje gallego de la película de Airbag. De eso hace ya 25 años, pero el concepto sigue siendo el concepto. Y, aunque para mí el concepto de deportivo ha variado poco desde entonces, lo cierto es que han surgido multitud de interpretaciones de lo que es un deportivo.
Así es el SQ8 TFSI, un modelo que hasta hace poco sólo estaba disponible con un motor diésel de 435 CV que, sinceramente, tenía mucho más sentido. Pero bueno, la cuestión es que ahora sólo se vende esta versión de gasolina que hemos tenido ocasión de probar.
Por fuera, y teniendo en cuenta que el Q8 ya es un coche muy llamativo de por sí (tanto por su tamaño como por el hecho de ser la versión coupé del Q7) es fácil de distinguir, debes fijarte bien en algunos detalles para saber que es un SQ8. Las cuatro salidas de escape, las llantas de 21 pulgadas, la parrilla exclusiva, los detalles cromados… terminan por delatarle, si bien hasta que no ves los escapes y el logo de SQ8 puedes tener dudas sobre si es un ‘simple’ Q8 con pack S-Line.
Del puesto de conducción hay poco que criticar. Primero, porque no tardas en dar con tu postura de conducción ideal, y eso que a algunos nos gustaría ir con las piernas un poco más estiradas. Y, segundo, por su calidad de acabados está en nivel top. Eso sí, tanta pantalla y tanta función hace que tengas que tomarte tu tiempo para aprender a manejar y a localizar todas las cosas.
En marcha
Es el aspecto del que, supongo, más quiere saber el posible comprador de este coche. Empecemos por el motor. Anda como una mala bestia, con una respuesta muy contundente desde muy bajas revoluciones. Después, a medio régimen, ya empieza a mostrarse pletórico, y es en la última parte del cuentavueltas donde se muestra más delirante.
¿Qué tal suena? Bien, pero no mucho. Sabes que llevas un V8 sobrealimentado por su forma de bramar cuando aceleras a fondo, y suena bastante bonito, la verdad, pero no hay lugar para un volumen excesivo ni tampoco para petardeos al reducir como en un RS3, por ejemplo.
El motor va asociado a un cambio automático de ocho marchas por convertido de par que funciona francamente bien. Es suave cuando tiene que serlo, e instantáneo cuando tiene que ser rápido y decides manejarlo de forma manual. Además, si eres de lo que ignora la posibilidad de manejar tú mismo el cambio, tiene las ideas claras cuando tiene que elegir qué marcha debe llevar en cada momento.
Toca hablar de comportamiento. Veamos, el SQ8 tiene una puesta a punto fabulosa. Pero con esas medidas exteriores, un peso de 2.345 kilos y unas prestaciones tan elevadas, no tardas en descubrir que, cuanto más retorcida sea la carretera, peor para sus intereses. Se siente como un tiburón en una pecera porque, por muy bien puesto punto que esté, que lo está, no hay espacio para explorar sus límites.
Tienes que buscar vías más rápidas para poder saborear lo bueno que en realidad puede ser. Allí notarás que es un coche muy preciso y con una suspensión que, manteniendo un nivel de comodidad muy elevada, cumple muy su cometido a la hora de controlas los movimientos de la carrocería. Obviamente, destaca mucho más por aplomo que por agilidad, y acabas descubriendo que es un perfecto SUV de lujo para ir muy rápido del punto A al B por carreteras rápidas. ¿Una autobahn alemana? Por ejemplo.
¿Y de precio del Audi SQ8?
El Audi SQ8 tiene un precio de 124.750 euros. ¿Mucho? Sí, pero hay que tener en cuenta que el Q8 más normalito (45 TDI de 231 CV) ya vale 81.160 euros, y que estamos hablando de uno de los modelos top de la marca en lo que a imagen, tamaño y tecnología se refiere.
Personalmente, para nuestro mercado, creo que basta y sobra con pagar unos 84.000 euros por un 50 TDI de 286 CV o un 55 TFSI de 340 CV. Pero, si quieres algo más exclusivo, más rápido y te lo puedes permitir, tú mismo, porque este SQ8 no deja de ser un coche fabuloso.