Las bicicletas eléctricas se han convertido en los últimos años en una auténtica alternativa de transporte. Han dejado de ser un deporte o un pasatiempo, y cada vez más usuarios deciden aparcar su coche y sustituirlo por una bici. Ahora, un estudio ha confirmado que incentivar las ventas con ayudas públicas dispara la adopción de esta alternativa sostenible, sirviendo como atractivo a nuevos usuarios que hasta ahora no usaban bicicletas para sus desplazamientos.
Un estudio de la Universidad de Columbia Británica ha analizado los datos de este programa y ha descubierto que la adopción de bicicletas eléctricas aumentó en esa localidad, con un 60% de los compradores que eran completamente nuevos en el ciclismo.
Los datos también indican que los nuevos usuarios han reducido sus recorridos semanales en su coche una media de 48 kilómetros, lo que supone entre un 30 y un 40% menos que antes de adquirir la bici.
Incluso en algunos casos, en las viviendas con cos coches en casa, los propietarios están vendiendo su segundo coche al optar de forma habitual a la bicicleta. Algo que tiene su impacto en menores costes fijos, como impuestos o seguros.
Los investigadores dijeron que los programas de incentivos pueden impulsar un modelo de transporte más sostenible, pero donde además de incentivos públicos, las autoridades deberían trabajar por hacer de las carreteras un lugar más amistoso para los ciclistas.
Según los responsables del estudio: «No podemos simplemente darle a la gente bicicletas eléctricas. Esto tiene que ser respaldado con un conjunto más amplio con una infraestructura adecuada y políticas destinadas a que moverse en bici además de sostenible, sea también lo más seguro posible«.