- Prueba Mazda CX-60: el más grande de la gama
- Prueba Mazda CX-60: un interior premium
- Prueba Mazda CX-60: ¿cómo va?
- Prueba Mazda CX-60: el proceso de carga
- Prueba Mazda CX-60: ¿qué equipamiento y motor escoger?
- Prueba Mazda CX-60: los principales rivales
Los estándares de calidad aplicados en este Mazda CX-60 le colocan frente a los tradicionales modelos premium. Analizamos cómo funciona y buscamos cuál es su mejor versión.
El Mazda CX-60 marcó un hito el pasado año al convertirse en el primer modelo de la marca en contar con una mecánica híbrida enchufable. Precisamente esa es la protagonista de esta prueba, que actualmente se ve acompañada por otras dos diésel híbridas ligeras. Además de ese honor, el SUV japonés se ha presentado en el mercado con una calidad que le acerca mucho a las marcas premium. Sigue leyendo y te cuento más.
Prueba Mazda CX-60: el más grande de la gama
Dentro del diseño “Kodo” que caracteriza a los modelos de Mazda, este CX-60 muestra una pequeña evolución. En su mirada se mantienen más o menos la forma de la parrilla, pero a esta se le ha querido dotar todavía más de protagonismo alcanzando un mayor tamaño e incluso invadiendo el espacio que ocupan los faros.
Colocado al lado de un Mazda CX-5 parece mucho más bajo que los 5 milímetros que tienen de diferencia (1,68 metros en total) y quizás esta sensación la transmita una anchura 5 cm mayor para llegar a los 1,89 metros o las formas más voluminosas de su carrocería. Y como indicaba al principio, es el modelo más grande del fabricante japonés con 4,74 metros, a la espera de que llegue a final de año el Mazda CX-80.
De los ocho colores disponibles para este Mazda CX-60, nuestra unidad de pruebas contaba con el “Machine Grey” que cuesta 900 €, siendo el “Artic White” el único disponible sin coste adicional. Y las llantas que ves, que son de 20 pulgadas siendo la medida más grande disponible, están asociadas al equipamiento Takumi, el más alto de los cuatro disponibles.
El resultado final de este Mazda CX-60 es un coche señorial y elegante, a la vez que representativo dentro del glamoroso segmento D de los SUV, donde las marcas generalistas suelen pasar más de puntillas. Sólo un pequeño detalle me choca un poco en su diseño, con esa insistencia de las marcas en colocar salidas de escape falsas.
Prueba Mazda CX-60: un interior premium
Donde de verdad se demuestra que un coche es premium es en el interior y aquí el Mazda CX-60 va a sorprender a más de uno. Repasando los acabados y ajustes que encontraremos a nuestro alrededor bien se merece pertenecer a esa categoría. Además, y como signo de distinción, han colocado un detalle con hilos en el salpicadero bastante singular.
Respecto a la configuración, en Mazda siguen apostando por ofrecer al conductor y su acompañante una gran cantidad de botones por el volante y la consola central, para lo que estamos acostumbrados últimamente. Yo creo que es una buena idea mientras estén ordenados y bien distribuidos como en este caso, ya que te ayudarán mientras conduces. Y sumaremos que tienen un buen tacto redundando en la calidad antes destacada.
Siguiendo con nuestro análisis, ya era hora de que Mazda incorporara en sus modelos la instrumentación digital que prácticamente tienen todos sus rivales (más en este segmento). Ésta cambia de color según el modo de conducción escogido, permitiendo cambiar pequeños detalles del ordenador de a bordo. Con un mismo tamaño de 12,3 pulgadas encontraremos a su derecha la pantalla multimedia. Aquí se siguen manteniendo los menús vistos en modelos anteriores que quizás le resten algo de modernidad, siendo rápida en sus movimientos. No permite actuar sobre ella de forma táctil mientras conducimos (y casi mejor porque está un tanto alejada), pero siempre nos quedará el cómodo selector redondo de la consola central. Completaría esta digitalización el Head-up Display, de nuevo con tamaño generoso, que se ve muy claro y que te avisa del ángulo muerto, como suele ser habitual en los modelos de la marca japonesa.
Al ser el acabado más alto Takumi, este Mazda CX-60 luce unos sofisticados asientos tapizados con cuero Nappa, de muy alta calidad aunque siempre en tono blanco que es algo más sufrido. Me parecieron muy cómodos, contando con un gran tamaño, calefacción y ventilación, además del ajuste eléctrico (completísimos). Sólo les faltaría un poco más de agarre para mi gusto, sobre todo en la zona de las posaderas.
Y donde este Mazda CX-60 es una clara referencia es en la capacidad del maletero. Con 570 litros solamente es superado, dentro de los híbridos enchufables, por el SEAT Tarraco (610 litros) y el Kia Sorento (604), mientras que el Hyundai Santa Fe queda prácticamente empatado con 571 litros. Además, es bastante cuadrado para colocar mejor la carga y por debajo de la bandeja encontraremos un hueco perfecto para guardar los dos cables de carga.
Prueba Mazda CX-60: ¿cómo va?
Y siguiendo con los aspectos que permiten entrar a un coche dentro de la categoría premium está su dinámica de conducción. Este Mazda CX-60 es un coche muy bien trabajado en cuanto a insonorización, pese incluso a esos enormes retrovisores que podrían provocar un molesto ruido por el aire. Es acompañado por unas suspensiones que filtran muy bien las irregularidades, sin permitir grandes balanceos cuando afrontamos una zona de curvas. Aunque quizás no sea tan dinámico como un Mazda CX-5, algo menos pesado.
Luego tiene ese toque que le imprime Mazda a todos sus modelos. Me refiero al tacto que transmite su dirección, que es muy directa para mover de una forma rápida y ágil al conjunto. A esto sumaremos un freno poderoso, al que no se le nota el tacto regenerativo de otros híbridos enchufables del mercado, deteniendo de una forma segura las dos toneladas que pesa este Mazda CX-60.
Esta primera mecánica híbrida enchufable de Mazda cuenta con una potencia conjunta de 328 CV. Para mí me parece más que suficiente para mover con soltura al coche, tanto que consigue completar el 0-100 km/h en apenas 5,8 segundos, siendo de los mejores de su categoría en este aspecto. Aunque si tengo que reconocer que el motor eléctrico no ofrece la misma sensación de poderío cuando funciona solo, pese a sus 129 kW (175 CV). El cambio automático cuenta con ocho relaciones, pero si lo preferimos se puede actuar sobre él de forma manual mediante unas levas, de plástico, que son bastantes rápidas en su respuesta.
Respecto a los consumos, teniendo en cuenta que los datos que te doy son circulando sin carga en la batería, hay que indicar que este Mazda CX-60 es bastante sensible al acelerador, por lo que a poco que te animes subirá irremediablemente. En mis recorridos habituales yo me he movido en cifras entre los 7,5 y los 8 litros, quizás un poco altas teniendo en cuenta que sólo dispone de 50 litros de depósito (los diésel suben a 58 litros).
Prueba Mazda CX-60: el proceso de carga
Todas estas cifras, que nos pueden parecer un poco altas pero que no son tanto teniendo en cuenta la potencia disponible, cambian una vez jugamos con la carga eléctrica. En la aleta trasera derecha encontraremos la toma para una batería de 17,8 kWh, que ha permitido homologar 63 kilómetros de autonomía con este combustible.
Durante los días que tuve este Mazda CX-60 hizo bastante frío (temperaturas en algunos casos de 2 grados) y le afectaron bastante en el rendimiento de la parte eléctrica. Como ejemplo, un día empezó con 52 km en el ordenador de a bordo y finalmente se quedaron en 41 km, pero con mejores condiciones creo que se podría llegar a la cifra que indicaba el coche.
A la hora de cargar este Mazda CX-60 admite una potencia máxima en corriente alterna de 7,2 kW (no disponible en corriente continua) con los que llegaría al 100% en 2 horas y 20 minutos, según datos de la marca. Yo utilicé una toma doméstica y desde el 13% tardó 6 horas y 20 minutos en completar el rellenado. Además cuando termina se enciende una luz verde arriba a la izquierda de la toma.
Prueba Mazda CX-60: ¿qué equipamiento y motor escoger?
Analizado el coche llega el momento de decidir el mejor equipamiento y motor para este Mazda CX-60. En nuestro mercado el SUV japonés está disponible en cuatro opciones: Prime-line, Exclusive-line, Homura y Takumi. Los dos primeros están bastante cerca en cuanto a precio se refiere con un diferencial de 1.550 euros que me haría decantarme por el segundo. El Homura está bien para aquellos que busquen una apariencia algo más deportiva, pero tampoco aporta elementos importantes de equipamiento y el Takumi es muy completo, pero ya son 58.498 euros (5.550 euros más que el Exclusive-line).
Y para los motores hay otras tres variantes a elegir. A mí este híbrido enchufable me ha gustado mucho, pero debes saber que te costará 3.396 euros más que el diésel híbrido ligero de 200 CV. Yo creo que es una diferencia clara, pero creo que justificable por las ventajas que aporta la parte eléctrica. Por otro lado, el PHEV es más barato que el otro diésel de 254 CV.
Prueba Mazda CX-60: los principales rivales
En el segmento D de los SUV hay muchos contendientes para este Mazda CX-60, pero he reducido la lista a ocho modelos que cuentan, como nuestro protagonista, con una mecánica híbrida enchufable en su gama. Tomando como referencia los 54.794 euros que cuesta el japonés sólo el SEAT Tarraco, con menos calidad y potencia, queda por debajo de partida:
- SEAT Tarraco: 51.980 euros
- Kia Sorento: 55.400 euros
- Hyundai Santa Fe: 56.470 euros