En 1983 salía al mercado el nuevo utilitario de Peugeot, un modelo que tenía la enorme responsabilidad de tener que reflotar las finanzas de una marca al borde de la quiebra. El resultado no pudo ser mejor, tanto para la marca como para los clientes. Así era el Peugeot 205 que este año celebra su 40 aniversario.
- El Peugeot 205 Turbo 16: una apuesta arriesgada
- Peugeot 205 diésel: contigo al fin del mundo… de verdad
- Peugeot 205 GTi y Rally: los más cotizados
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Pocas veces a lo largo de la historia una marca se ha jugado tanto como Peugeot el 15 de febrero de 1983. Pese a la conservadora mentalidad de la familia Peugeot, que nunca dio un paso sin asegurar el pie en tierra firme, la situación financiera del grupo era crítica en 1983. La decisión de comprar la división europea de Chrysler con las marcas Talbot y Simca y el mercado acosado por crisis económicas en 1980 y 1982 habían puesto contra las cuerdas al grupo francés. El lanzamiento del Peugeot 205 era decisivo. De su éxito dependía dar el cerrojazo definitivo o poder seguir adelante y, por suerte, la jugada no pudo salir mejor, tanto para la marca como para quienes se enamoraron de aquel nuevo utilitario.
Desde que se presentó, el 15 de febrero de 1983, hasta el fin de su producción (nada menos que 16 años después en 1999) se vendieron 5,3 millones de Peugeot 205, un coche que ha dejado huella en la historia del automóvil por dos razones fundamentales:
- Su fiabilidad era legendaria, pero no una leyenda. Pocas veces un eslogan cumple su promesa, pero en el Peugeot 205, aquel «contigo al fin del mundo» era cierto por partida doble, ya que además de fiable era uno de los modelos en los que más barato se podía viajar, con más de 1.000 km de autonomía.
- Su éxito en competición fue abrumador pese a su corta existencia. El Peugeot 205 Turbo 16 es uno de los iconos del automovilismo en todo el mundo.
El Peugeot 205 fue un éxito rotundo para la marca del león rampante. Desde su lanzamiento, las ventas fueron excelentes y además se mantuvieron así durante años, tanto como para que tardase nada menos que 8 años (en 1991) en realizarse un pequeño retoque estético, algo que suele hacerse entre el tercer y cuarto año de vida de un modelo. En ese facelift apenas se modificaron el color de los intermitentes delanteros, las ópticas traseras y el salpicadero. El resto del diseño del 205 seguía plenamente vigente.
El Peugeot 205 supo cubrir un amplio espectro de necesidades: desde el económico diésel- de modestas prestaciones pero con más de 1.000 km de autonomía- hasta los temperamentales Peugeot 205 GTi y 205 Rallye, modelos capaces de poner contra las cuerdas a otros muy superiores, en teoría. Su comportamiento dinámico era toda una leyenda.
Contó con nada menos que 38 versiones, carrocerías de 3 y 5 puertas e incluso un coqueto descapotable (muy buscado hoy día) con barra antivuelco.
El Peugeot 205 Turbo 16: una apuesta arriesgada
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Desde la fase de proyecto en Peugeot vieron claro que la competición sería un excelente escaparate para promocionar su modelo. Los rallys estaban de moda y causaban más expectación y afición que la mismísima fórmula uno. Además, los coches que participaban en los rallys se parecían más a los que luego se vendían en los concesionarios, así que prácticamente en paralelo con el desarrollo del nuevo utilitario se empezó el desarrollo de un ambicioso proyecto de competición.
Aunque a la mayoría le viene a la cabeza la silueta del anabolizado Audi Sport Quattro cuando se nombra a los Grupo B, la verdadera bestia parda del mundial era el Peugeot 205 Turbo 16, capaz de lograr nada menos que 16 victorias en sólo 2 temporadas, justo antes de que se prohibiese su categoría (grupo B) debido a varios accidentes e incidentes por sus desorbitadas prestaciones. Timo Salonen y Juha Kankkunen deben parte de su palmarés a este excepcional automóvil, con dos mundiales de pilotos y dos de marcas.
Parecía que la alegría iba a durar poco en Peugeot, después de millones invertidos en su programa de competición con el 205 su vida se acababa demasiado pronto al prohibirse la categoría en la que participaba, pero el trabajo hecho por el equipo de Jean Todt en el desarrollo del Peugeot 205 T16 fue tan bueno que el fin de los Grupo B sólo fue la excusa para fijar el tiro en una nueva diana, los Raids.
El pequeño Peugeot acabaría arrasando en pruebas como el París-Dakar y el Pikes Peak y su base sobrevivió incluso al modelo y fue la espina dorsal de los exitosos Peugeot 405 y Citroën ZX que continuaron ganando varios años después.
Peugeot 205 diésel: contigo al fin del mundo… de verdad
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En este sentido destacarían las versiones diésel del Peugeot 205, cuyo eslogan comercial se hizo muy conocido y realmente cumplía con lo que prometía: «contigo al fin del mundo», no sólo porque su autonomía era de más de 1.000 km, también porque ese motor se haría famoso por su fiabilidad y contribuiría a crear otro mito de la robustez: la Citroën C-15.
Su estabilidad y comportamiento en carretera también eran cualidades muy alabadas en las pruebas de la época, con un peso muy contenido, un centro de gravedad muy bajo y unas buenas suspensiones y distribución de masas.
Las versiones de gasolina también destacaban por su fiabilidad, con mecánicas muy robustas y que gastaban poco gracias a la ligereza del Peugeot 205. Como tope de gama en cuanto a equipamiento estaban las versiones GTX, justo un peldaño por debajo de los GTi, con motores de carburación en lugar de inyección, pero con un acabado y equipamiento que no envidiaban a los de los GTi.
Peugeot 205 GTi y Rally: los más cotizados
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Sin llegar al extremo prestacional de los Turbo 16, los Peugeot 205 GTi y 205 Rally ofrecían un rendimiento considerable y se convirtieron en auténticos matagigantes, capaces de hacer sudar a los GTi de categorías superiores. El 205 GTi pese a su mayor potencia tenía un tacto más burgués, con un interior más lujoso y equipado, pero también más peso y suspensiones más confortables. Para los auténticos «quemados» estaba el 205 Rally. Su motor tenía menos cilindrada y montaba carburación en lugar de inyección, pero el menor peso, la puesta a punto de las suspensiones y la respuesta más inmediata de la carburación lo convertían en un auténtico deportivo, no demasiado económico (ni por precio ni por consumos), pero sí accesible, un perfecto coche escuela para pilotos.
En la actualidad son los modelos más buscados del Peugeot 205, si exceptuamos a los intocables Turbo 16, que ya se mueven por cifras que superan los 300.000 euros.
