El Suzuki Swift es un ejemplo de que, si algo funciona, no hay que cambiarlo. Al menos así lo considera Suzuki, que en la cuarta generación del utilitario retoca solo lo justo para mantenerse fiel a sus orígenes, mejorando en áreas que son clave en pleno 2024.
Valga como ejemplo de ello el tamaño del modelo, con una longitud idéntica a la de su predecesor (3,86 metros), que solo es dos centímetros mayor que la primera generación del modelo.
Los grupos ópticos de led son más afilados y tienen una firma lumínica en forma de L. Por otra parte, la parrilla delantera está acabada en negro brillante, el paragolpes delantero se reestructura por completo, calza llantas de 16 pulgadas y la paleta de colores contempla 13 opciones tanto monocolor como bitono.
El interior también se moderniza, siendo el elemento central la nueva pantalla táctil, que ahora es de nueve pulgadas (era de siete en el modelo saliente) y acompaña al pequeño visualizador digital de 4,2 pulgadas integrado en el cuadro de instrumentos. Además, en la parte delantera ahora hay disponibles dos puertos USB.
La gama está estructurada en tres niveles de equipamiento (S1, S2 y S3) y desde el de acceso ya dispone de sistemas de asistencia a la conducción tales como el asistente de mantenimiento de carril, el sistema de monitorización del conductor, el control predictivo de frenada o la alerta de cambio de carril.
El motor del Suzuki Swift
Tampoco hay grandes cambios en lo referente a la mecánica, puesto que el nuevo Swift estará disponible únicamente con un propulsor tricilíndrico de gasolina 1.2 litros que entrega 83 CV de potencia. Eso sí, equipa el sistema SHVS de hibridación ligera de 12V visto en otros Suzuki y que, además de darle la etiqueta ECO de la Dirección General de Tráfico, le permite homologar unos consumos de entre 4,4 y 4,6 litros cada 100 kilómetros.
La marca japonesa ya ha abierto las prerreservas del modelo. Las entregas están previstas para la primavera de este año, pero no ha desvelado su precio.