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PRUEBAS

Mazda CX-60 PHEV Homura: así es el SUV más grande de Mazda

El Mazda CX-60 es el último modelo que la marca ha empezado a comercializar en nuestro país. Probamos la versión híbrida enchufable con etiqueta Cero de la DGT.

Hasta ahora, el SUV de Mazda más grande y espacioso era el Mazda CX-5, un modelo de 4,57 metros que tienes a la venta desde 32.473 euros. Pero Mazda ha incorporado a la gama el CX-60, un SUV también de cinco plazas (para más adelante, se espera la llegada de una variante de siete plazas que se denominará CX-80) que se sitúa claramente por encima del CX-5 no sólo por tamaño y espacio, sino también por potencia y calidad.

Información del Mazda CX-60

Así, el Mazda CX-60 tiene una longitud de 4,74 metros y está disponible con tres motores: dos diésel de 200 y 254 CV y un híbrido enchufable de 328 CV, precisamente el protagonista de esta prueba. Además, está prevista la llegada de un motor 3.0 de gasolina para más adelante. Tanto los dos diésel como este último de gasolina tienen un sistema de microhibridación, motivo por el que tendrán etiqueta Eco de la DGT. LA versión híbrida enchufable, comuna autonomía eléctrica homologada de 63 km, tiene etiqueta Cero de la DGT.

El motor diésel de 200 CV tiene tracción trasera, mientras que el de 254 CV y el PHEV tiene tracción a las cuatro ruedas. Todos tienen un cambio automático de ocho velocidades, y no hay posibilidad de adquirirlos con cambio manual. Por último, hay cuatro niveles de acabado: Prime-Line, Exclusive-Line, Homura y Takumi.

En cuanto a la versión PHEV de esta prueba, cuenta con un motor 2.5 de gasolina atmosférico de cuatro cilindros que desarrolla 192 CV asociado a un motor eléctrico de 175 CV. Ambos van unidos en la parte delantera del vehículo. Tiene una batería colocada en posición central de 17,8 kWh. Que el motor eléctrico y la batería estén colocados delante y en el centro del coche, respectivamente, explica que el volumen de maletero sea idéntico en todas las versiones del CX-60: 570 litros.

Cómo es el Mazda CX-60 por dentro

El puesto de conducción del Mazda CX-60 está muy bien resuelto desde el punto de vista de la calidad. Es un coche con muchos materiales blandos y agradables al tacto, con unas pantallas de diseño sencillo pero elegante y con un salpicadero que, por sus sencillas formas, favorece la sensación de amplitud. Tiene mandos independientes para la climatización y para las funciones principales de la radio. Sin embargo, se echa mucho en falta la posibilidad de actuar sobre otros sistemas, como los de ayuda a la conducción, para desconectarlos o ajustarlos a nuestro gusto de forma sencilla. ¿Por qué vas a querer desconectarlos? Porque son muy intrusivos, tanto que resultan molestos. Todo obliga a pasar por varios menús hasta que puedes ponerlo a tu gusto. Es cierto que hay algunos mandos en el volante para hacerlo, pero sólo puedes tocar algunas funciones y de forma parcial.

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Algo parecido ocurre con el cambio de marchas. Es automático y tiene levas tras el volante. Si lo empiezas a usar de modo manual, enseguida volverá a ponerse en modo automático. Así que, si lo quieres poner en modo manual sin que vuelva a ponerse en automático, tienes que meterte en un menú y decirle que lo quieres en modo manual. Y así se queda en un modo manual tan radical que, incluso, deja al motor al corte si apuras las marchas y no le das a la leva para aumentar una velocidad. Eso está bien, aunque no vale para nada. Lo que ya no tiene sentido es que, cuando paras el motor, se vuelve a poner en modo automático y tienes que volver a navegar por los diferentes menús hasta ponerlo en modo manual de nuevo…

Por su parte, la postura al volante es buena. Se va sentado más bien alto, pero no tanto como en otro SUV, y puedes ir con las piernas un poco más estiradas, algo que favorece la sujeción en curva sin complicar en exceso ni la visibilidad ni el acceso. En cuanto a las plazas traseras, son un punto a favor del Mazda. Primero, porque el acceso es especialmente bueno, ya que las puertas se abren prácticamente 90 grados y, además, el hueco que queda es muy amplio, algo que facilita el hecho de colocar niños pequeños en una sillita o el acceso de personas corpulentas o con poca agilidad. Una vez dentro, el Mazda CX-60 es amplio, sobre todo por altura y anchura, aspecto que le puede permitir colocar tres sillitas. En espacio para las piernas no destaca tanto, pero la nota sigue siendo igualmente buena. La plaza central es también bastante aprovechable, pues esa parte del asiento no es excesivamente incómoda y el túnel de transmisión es poco voluminoso.

Cómo es el maletero del Mazda CX-60

El Mazda CX-60 tiene un maletero de 570 litros, una cifra bastante buena y que está en línea con la de muchas de sus alternativas. Eso sí, modelos como el Seat Tarraco se va a 760 litros, y un Skoda Kodiaq se planta en 650 litros. El Mazda CX-60 no tiene banqueta trasera corrediza, de manera que el volumen del maletero sólo se puede mejorar abatiendo los asientos traseros, en cuyo caso alcanza los 1.726 litros.

Hay un pack denominado Convenience & Sound que, por 2.850 euros incluye apertura eléctrica y de tipo manos libres, una toma de 1.500 watios en el maletero y otra de 150 watios en las plazas traseras, además de otras cosas como cámara de visión de 360 grados, carga inalámbrica de móvil y equipo de sonido Bose con 12 altavoces.

Cómo va el Mazda CX-60 PHEV

El aspecto más destacable del Mazda CX-60 es su buen comportamiento, y lo es por dos motivos: el equilibrio de la suspensión y su facilidad de conducción. Hay que tener en cuenta que el Mazda CX-60 es un coche grande, de 4,74 metros, y relativamente pesado, pues en ficha marca 2.070 kilos. Sin embargo, a la hora de conducirlo, no parece ni tan grande ni tan pesado. Es más, en carreteras de curvas, se mueve con una agilidad tal que parece considerablemente más pequeño.

Esto se debe a la facilidad con la que cambia de dirección y a las pocas inercias que se transmiten en los cambios de apoyo, y gran parte de la culpa de que esto sea así la tiene una suspensión que controla muy bien los movimientos de la carrocería. ¿Dura? No. Sí es firme, pero cuando pisas un bache, se muestra dulce con los ocupantes, sin grandes golpes ni sacudidas. De hecho, es un coche particularmente cómodo para viajar por autopista.

En ciudad, en cambio, el tamaño es el que es y, aunque es un coche con buena visibilidad y con el que se maniobra bien por las calles, no es la mejor opción para aparcarlo en sitios ajustados o para callejear por zonas estrechas.

Por ese mismo motivo, creemos que el Mazda CX-60 es un coche mucho más indicado para viajar que para otra cosa, y por eso mismo creemos que también puede ser más interesante con alguna de las dos mecánicas diésel que con el PHEV de esta prueba. Y es que un eléctrico puro o un híbrido enchufable como éste CX-60 son especialmente interesantes para trayectos urbanos; si el tamaño de la carrocería no acompaña y resulta que tenemos un excelente coche para viajar por carretera, la mecánica diésel será mucho más recomendable si lo utilizamos en ese tipo de trayectos. Con motor diésel, el CX-60 está disponible desde 48.719 euros.

Sea como fuere, la versión de esta prueba equipaba la mecánica híbrida enchufable. Como decíamos al principio, cuenta con un motor 2.5 atmosférico de gasolina de cuatro cilindros en línea que desarrolla 192 CV, otro motor eléctrico acoplado al térmico en la parte delantera del coche que entrega 175 CV y una batería ubicada en el centro del coche de 17,8 kWh. Tiene un cambio automático de ocho marchas y un sistema de tracción total que, a diferencia de otros coches híbridos enchufables de es este tipo, emplea un árbol de transmisión para acoplar el funcionamiento del eje trasero, y no utiliza un motor eléctrico para mover las ruedas de ese eje trasero. En total, la potencia total del conjunto es de 328 CV y 500 Nm de par, datos que convierten a este Mazda CX60 en un coche bastante rápido, pues acelera de 0 a 100 km/h en 5,8 segundos.

Al conducirlo, si aceleramos con suavidad, el Mazda CX-60 PHEV trata de emplear más el motor eléctrico que el de gasolina. Cuando empezamos a acelerar un poco más, o si no hay carga suficiente en la batería, el motor de gasolina entra en funcionamiento de forma suave, gracias a la caja de cambios de ocho marchas automática. No es un motor excesivamente ruidoso en ningún caso; y, además, su sonido es agradable. La sensación es la de conducir un coche rápido. ¿Tanto como para tener 328 CV? Bueno, es un motor contundente sin duda alguna, pero no de tacto deportivo. Gana en contundencia cuando llevas el cambio en modo manual, pues en automático tarda un poco más en reaccionar a los acelerones en caso de afrontar un adelantamiento o de salir con decisión por un carril de aceleración.

Cuánto cuesta recargar y cuánto consume un Mazda CX-60 PHEV

El cargador del Mazda CX-60 PHEV es de 7,2 kWh, es decir, esa es la máxima velocidad de carga del coche. Con una capacidad de 17,8 kWh, eso significa que tarda cerca de dos horas y media en cargarse por completo. En un poste doméstico, cuyo coste medio actual ronda los 0,20 kWh (enero de 2023), eso significa que puedes cargarla por completo por 3,56 euros. Si sólo nos movemos con electricidad, una carga completa nos daría para recorrer 63 km (es decir, hipotéticamente, si nos moviésemos sólo con electricidad, el gasto de electricidad cada 100 km sería de 5,65 euros).

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En nuestra prueba, la autonomía eléctrica no ha dado para mucho más de 45 km, aunque esto siempre depende mucho del tipo de utilización. En cualquier caso, y como buen PHEV, es interesante utilizar el modo eléctrico en ciudad y optar por guardar batería cuando salimos a carretera. En cuanto al consumo de carburante, si nos movemos en modo híbrido por carretera, el consumo medio real del Mazda CX-60 se mueve entre 5 y 6 L/100 km. Si agotamos la batería y nos movemos exclusivamente con gasolina, el consumo medio real se sitúa en torno a 8 L/100 km.

Cuánto cuesta el Mazda CX-60 PHEV El precio de este Mazda CX-60 PHEV Homura es de 57.665 euros, si bien con el acabado Prime-Line cuesta 52.115 euros. Por tacto de conducción, y espacio, quizá lo más parecido sea un Seat Tarraco e-Hybrid FR, que sale por 49.713 euros pero tiene 245 CV. Un Toyota RAV4 PHEV Advance de 309 CV sale por 49.950 euros. Si nos vamos al lado de los premium, un Audi Q5 5.0 TFSIe también híbrido enchufable de 300 CV vale 60.120 euros, si bien su equipamiento de serie no es tan completo como el del Mazda. Un Volvo XC60 Recharge T6 Core de 350 CV sale por 67.300 euros. Por tanto, el precio de este Mazda queda a medio camino entre los generalistas y los premium, pero con una relación equipamiento-calidad del interior un poco más favorable al Mazda.

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