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Crónica de las 24 Horas de Buenos Aires en un auto eléctrico

Corrimos en el Gálvez con un Ford Mustang Mach-E. Y nos subimos al podio.

crónica de las 24 horas de buenos aires en un auto eléctrico

Las 24 Horas del Autódromo Buenos Aires ya son un clásico del calendario argentino: una prueba de regularidad para autos de todo tipo, que se disputa durante un día entero en el Circuito 7 del Gálvez. La edición que se corrió el fin de semana pasado quedó en la historia por un detalle que -por esas carambolas de la vida- nos tuvo como protagonistas a los que hacemos InsideEVs y Motor1: por primera vez, un auto eléctrico completó la competencia, se subió al podio y fue el primero en cruzar la meta al cumplirse las 24 horas de carrera.

La crónica completa de esta experiencia electrizante se reproduce a continuación.

1. El auto

Ford Argentina cedió para las 24 Horas dos Mustang Mach-E GT Performance, la SUV 100% eléctrica que se vende en nuestro país desde octubre del año pasado (leer crítica). Uno de los autos (Número 11) corrió en manos de los integrantes del Mustang Club of Argentina. El famoso muscle-car americano festejó en esta carrera sus 60 años de historia (ver nota aparte) y los representantes del club al volante del #11 fueron Kalil Zschocke y Axel Margossian.

El otro Mach-E (Número 60) quedó bajo la responsabilidad de tres periodistas de autos: Guillermina Fossati (iProfesional), Orly Cristófalo (InsideEVs) y quien escribe, Carlos Cristófalo (Motor1). Fueron los únicos dos autos eléctricos de la competencia y corrieron dentro de la Clase I, reservada para vehículos impulsados por energías alternativas (pueden participar también autos híbridos o a hidrógeno, según informa el reglamento).

Los Mach-E estuvieron entre los autos más potentes que participaron en esta edición, con 487 caballos y un torque máximo de 860 Nm. Pero, al tratarse de una prueba de regularidad, la potencia no importa mucho. ¿O sí? Es algo que descubrimos en medio de la carrera. Sigamos.

2. La previa

La carrera se corrió desde las 14 del sábado 20 de abril hasta las 14 del domingo 21, pero el jueves 18 por la noche fue la presentación oficial de la competencia en Pronto Rótulo San Isidro. Allí se entregaron los números de los autos y se terminaron de completar las inscripciones. Como suele ocurrir en los eventos organizados por Pablo Ciaglia, ahí me encontré con muchos amigos de los fierros. Entre ellos estaba mi vecino e instructor de manejo, Javier “Nemo” Dobalo. Con su buena onda habitual nos felicitó por animarnos a correr con un eléctrico, con todas las incertidumbres que esto generaba. Y, con gran experiencia en carreras de regularidad, Nemo nos recomendó confiar ciegamente en la estrategia de nuestro “Concurrente”.

-No tenemos un “Concurrente” ¿Qué cornos es un “Concurrente”?

-Es el jefe de equipo, el que arma la estrategia, el que toma los tiempos, el que define los cambios de pilotos, el que puede reclamar ante la organización ante cualquier inconveniente, el que decide a qué hora se duerme y a qué hora se toma mate. ¿No tienen un “Concurrente”?

-No, estamos en el horno. ¿Te gustaría ser nuestro “Concurrente”? ¡Ayer leímos el reglamento y no entendimos nada, Nemo!

-Y bueno, dale. Los acompaño todo el finde y los ayudo.

Acá es donde corresponde decirlo: en nuestra Clase I corrieron sólo dos autos. Sin la ayuda de nuestro “Concurrente Nemo”, a último momento, hubiéramos terminado terceros.

3. El viernes

El viernes 19 fue el día de la verificación técnica, de completar los trámites de inscripciones y de declarar el tiempo de vuelta ante la Dirección de la Competencia. ¿Declarar?

Sí, en una carrera de regularidad en circuito el objetivo es completar cada vuelta siempre en el mismo tiempo, con exactitud de milésimas de segundo. Cada milésima de segundo que llegás retrasado, el sistema del transponder que tiene cada auto te penaliza con puntos. Y, por cada milésima que llegás adelantado, te castiga aún peor. En una carrera de regularidad el objetivo no es ser el más veloz, sino el más constante y “regular”.

Nemo nos subió a Guillermina, a Orly y a mí en el Mach-E y comenzamos a dar vueltas en el Circuito 7, de 2.607 metros de extensión. Después de varios giros acordamos declarar un tiempo de vuelta de 1:55 minutos. Esto se obtenía viajando a una velocidad media de 88 km/h. Era suficiente como para no aburrirnos manejando, pero también para sentirnos seguros durante toda la noche y cuidar el consumo de la batería, que hasta ese momento no sabíamos bien cuánto iba a rendir. La regla mnemotécnica fue: “Hay que ir a 88. Si te pasás a 89, viajás en el tiempo y terminás en 1955”.

4. La largada

La largada y el primer turno de manejo quedó en manos de Guille Fossati. Le entregamos esa responsabilidad no sólo porque las “damas van primero”, sino también porque es la que corre más rápido en nuestro equipo. Las 24 Horas de Buenos Aires es una competencia de estilo “vintage” y la largada es del “Tipo Le Mans”, con los pilotos corriendo a pie hacia los autos. Es un detalle nostálgico, cuyo resultado no influye en nada en la carrera, pero que le agrega el “toque aeróbico” que algunos preferimos eludir.

El reglamento exige realizar un cambio de piloto cada una hora. De ahí en adelante, los turnos de manejo rotarían de la siguiente manera: G.F.-C.C.-O.C. y vuelta a empezar con G.F.

Guillermina llevó de copiloto a su hija Manuela García Fosati y también a una amiga de la casa, Marilina Chávez. Orly corrió en pareja con Nemo. Y yo hice dupla con mi hijo, Vito Cristófalo.

5. La estrategia

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Nemo pegó en una columna de nuestro box unas cintas de papel adhesivo con los horarios y tandas de manejo de cada piloto. Recién el domingo -cuando ya había terminado la carrera y nos pusimos a ordenar todo- descubrimos un detalle curioso en el que nadie había reparado antes. Las cintas se habían pegado sobre un lugar muy apropiado para nuestro vehículo: un tablero eléctrico.

6. La recarga

Es la pregunta que más veces nos formularon a lo largo de todo el fin de semana: “¿Están corriendo con un auto eléctrico? ¿Y cómo lo recargan?”. El reglamento de las 24 Horas de Buenos Aires establece las mismas condiciones para todos los autos, ya sean nafteros, diesel, híbridos o eléctricos. Los 100 inscriptos se dividen en dos grupos. Cada grupo corre en tandas separadas de dos horas cada uno. Después de cada tanda hay dos horas para reabastecimiento, descanso y reparaciones mecánicas. De esta manera, los autos corren (por grupos de 50), un total de 12 horas cada uno en pista.

El reabastecimiento de los autos de combustión se hace adentro del circuito, en un sector alejado de la carrera y ubicado detrás de la Confitería. El procedimiento para los nafteros es el siguiente: forman fila para realizar una “descarga a tierra” (se hace conectando un cable al escape, sujeto a una jabalina enterrada en el pasto). Este procedimiento es para evitar incendios por estática. Después avanzan hasta un sector con el número de cada auto, donde los esperan los bidones con combustible. La recarga se realiza a mano y siempre con buzo antiflama.

¿Y un auto eléctrico? Nosotros ni siquiera teníamos escape para la “descarga a tierra”. Con la gente de la organización -más el asesoramiento de Ford Argentina, YPF Punto Eléctrico y Siemens- se acordó hacer una excepción y permitirnos hacer algo que estaba prohibido para el resto de los participantes: salir del Gálvez y recargar en la estación de servicio “ACA Autódromo”, ubicada a casi tres kilómetros de los bóxes, sobre la Avenida Roca. Ahí existen dos cargadores rápidos, que nos permitieron reabastecer a lo largo de todo el fin de semana. ¿Con qué frecuencia? Sigamos.

7. El consumo

Largamos la carrera con la batería al 100% y en la primera tanda ya confirmamos que estaríamos sobrados de autonomía a lo largo de toda la competencia. El consumo y la modalidad de recarga fueron los siguientes. Comenzaba una tanda dos horas con el 100% de batería. Ese primer binomio manejaba una hora a un promedio de 88 km/h, intentando completar cada vuelta en el tiempo exacto de 1:55:00:000. A la hora de carrera, el auto ingresaba a bóxes y había 10 minutos de tiempo para realizar el cambio de pilotos. Ese segundo binomio manejaba la segunda hora de la tanda -tratando de mantener la misma regularidad-. Al completarse las dos horas de esa tanda, el auto salía del Autódromo.

Mientras todos los nafteros recargaban con bidones, el Mach-E se desplazaba hasta el “ACA Autódromo” y se enchufaba al cargador. Por lo general, en cada tanda de dos horas el auto recorría unos 150 kilómetros y consumía el 44% de la batería (no es el modo más eficiente para el Mach-E, porque los eléctricos siempre gastan más batería a velocidad constante y recuperan mucho con las frenadas en el tránsito urbano, algo que nunca ocurría en esta carrera).

Lo bueno es que, en apenas una hora, el cargador rápido permitía volver al 100%. En la práctica, sobraba tiempo para tomar un cafecito y visitar los carritos de la Avenida Roca, que durante la noche tienen parrillas prendidas con choripanes, sánguches de vacío y chegusanes de bondiola. Las ensaladas y los aderezos son gratuitos. Por 2.300 pesos comen dos personas y sobra para alimentar a los pichichos del barrio, que nunca faltan. Un puema.

8. La noche

Fue el momento más estresante para todos. Ninguno de los pilotos había corrido una noche entera en un autódromo. Yo apenas había tenido la experiencia de algún track day nocturno (ver nota), pero esas pequeñas tandas de 20 minutos no son nada al lado de una competencia de 24 horas.

Por suerte, el Autódromo estaba muy bien iluminado en casi todos los tramos. Y los faros full-led del Mach-E son una masa. Para combatir el sueño, la gente de Monster Energy nos mandó algunas muestras de sus bebidas. También le sacamos el jugo al equipo de audio Bang&Olufsen, con distintas playlists. Con V.C. no tardamos en descubrir que Bob Dylan nos tiraba los tiempos abajo, pero que The Police y la banda de sonido de Initial.D rendían como piña.

De acuerdo a lo que habíamos planificado, cada binomio tendría espacios de hasta cuatro horas y media para descansar. En los bóxes del Autódromo vimos todo tipo de estrategias de descanso. Algunos dormían en el auto, otros en reposeras y algunos se llevaron colchonetas, para tirarse en el piso. Los más organizados -y con mayor presupuesto- llevaron enormes y confortables motorhomes, equipadísimos con television, baño y parrilla.

En nuestro caso, la gente de FordPro Argentina nos prestó una Ford Transit Minibús, que convertimos en el dormitorio del equipo.

9. Ventaja eléctrica I

Ninguno de los tres pilotos habíamos corrido jamás una competencia de regularidad en pista. Pero, con la “inexperiencia que nos acredita”, hoy podemos decir que un auto eléctrico es el vehículo más apropiado para este tipo de competencias. ¿Por qué?

En primer lugar, porque quedó demostrado que la autonomía y la recarga no resultan un problema (menos aún si avanzan los proyectos de tener un cargador rápido adentro del propio Autódromo). En segundo lugar, por el costo: los autos nafteros con motores más picantes (había muchos Torino y Falcon con preparaciones de TC) gastaban un promedio de 40 litros de nafta por tanda. Nosotros consumíamos un promedio de 44% de batería por tanda: alrededor de 2.500 pesos de electricidad hogareña (casi lo mismo que un choripán).

El tercer motivo es el que más les va a interesar a los fanáticos de las carreras de regularidad. La modalidad establece que, en los últimos 100 metros de cada vuelta, está prohibido circular a menos de 55 km/h y también está prohibido pisar el freno o detenerse por completo. Cualquiera de las tres infracciones se penaliza con muchos puntos en contra. La idea es evitar especulaciones de último momento y desactivar posibles maniobras riesgosas con tantos autos en pista (todos queriendo pisar la línea en la milésima exacta).

En un auto eléctrico como en un Mach-E, tenés la ventaja del torque instantáneo. Si estás llegando a la meta un poco retrasado, alcanza con hundir el pie derecho a fondo y el auto te va a teletransportar con el empuje de 860 Nm hasta la meta. Para hacer la misma maniobra, cualquier auto naftero tenía que bajar dos cambios y tenía una reacción mucho más lenta. La voz de Leo Valente resonaba en nuestros oídos: “¡Aguanten las pilitas!”

10. Ventaja eléctrica II

Ya jugando sobre el filo del reglamento, acá también hay que mencionar el truco del One Pedal. Recordemos cómo funciona este sistema: utiliza un sistema de recarga por energía cinética, que aprovecha las fuerza de las frenadas para reabastecer las baterías. Con el One Pedal activado, no es necesario pisar el pedal de freno. Cuando soltás el acelerador, el vehículo disminuye la velocidad, con una fuerte retención del sistema de recarga y recupera energía para las baterías. El reglamento indica que está prohibido pisar el pedal de freno en los últimos 100 metros del recorrido, pero no hay ninguna mención sobre el uso del One Pedal. Por eso, cuando te acercabas a la meta muy adelantado en el tiempo, alcanzaba con levantar el pie derecho para desacelerar un poco. Todos hacían lo mismo con los autos nafteros, pero ninguno lograba ese efecto tan marcado de retención que ofrece un eléctrico con One Pedal. Ahora que deschavé el truco, es muy probable que -en las próximas ediciones de la carrera- se incorpore una enmienda reglamentaria para incluir el permiso o prohibición sobre este dispositivo. En esta edición lo usamos con la premisa de que “queda permitido todo lo que no está expresamente prohibido”.

11. Primero en cruzar la meta

Cuando se aproximaban las 24 horas de competencia y se completaron todas las tandas, la organización detuvo el sistema de cronometrado y la carrera fue neutralizada para realizar las vueltas finales con todos los autos encolumnados, en una colorida caravana a baja velocidad.

Eduardo Ramírez, creador de esta competencia, nos invitó a acompañarlo en la primera fila con nuestro Mach-E #60. Ramírez corrió con una Ferrari 360 Modena (kit Challenge) y en esas vueltas finales ocurrió lo inevitable: comenzaron las provocaciones y los desafíos, para ver quién aceleraba más rápido y se escapaba en la punta. Se armó una ecléctica variante de la histórica rivalidad “Ford vs Ferrari”.

Después de girar en La Horquilla (última curva), los 300 metros finales fueron liberados por completo. Con el Modo Unbridled Extend conectado y el ESP desactivado, alcanzó con acelerar a fondo el Mach-E para dejar atrás a la Ferrari de Ramírez, el Mustang GT de Leonardo Collino y el Mustang Mach 1 de Gustavo Der Ohanessian. Después de 24 horas de carrera, el Electric Pony #60 cruzó la meta en primer lugar. Mirá el video acá abajo.

12. El podio

El triunfo en la Clase I fue para el Mach-E #11 del equipo Mustang Club of Argentina. ¡Felicitaciones a Kalil Zschocke y Axel Margossian! El segundo puesto (que no último) fue para el Team Periodistas, integrado por las familias Fossati y Cristófalo. Lo dicho al comienzo: si no hubiera sido por el Capitán Nemo, hubiésemos terminado terceros.

Más allá del resultado, hicimos historia: por primera vez en Argentina, completamos una competencia de 24 Horas con un auto eléctrico. La hazaña merece ser celebrada (con una bondiopán de los carritos de la Avenida Roca).

C.C.

13. El Lado B (por Orly Cristófalo)

En la industria discográfica, se llama Lado B a las canciones que acompañaban a los hits o singles. Como los vinilos tenían dos lados, del Lado A tenían el hit y del Lado B algún relleno, rareza o algo por el estilo. Bueno, el Lado A de esta crónica lo hizo C.C. y ahora yo agrego el B.

Por ejemplo, quisiera agregar que nuestro querido Jero Chemes y nuestro crítico de motos Pablo Bri unieron esfuerzos para que mi mameluco reglamentario llegara a tiempo al Gálvez, unos 15 minutos antes de subirme al Mustang. Lo que no subía del todo era el cierre, pero les juro que estoy a dieta.

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Otro elemento clave en el desarrollo de la carrera fue la presencia del amuleto oficial del team: un Ford Mustang Mach-E a escala, que compré una semana antes, cuando se confirmó nuestra participación. El autito fue sacado de su blister (el horror de todo coleccionista), para estar en el Gálvez. El cartón fue firmado por los pilotos, fue rearmado y ahora reposa en la vitrina de quien escribe. ¿C.C.? Que se compre el suyo.

Pasar mucho tiempo arriba del auto y tratando de completar vueltas con precisión cronometrada hace que también tengas mucho tiempo para hablar. Con mi copiloto Nemo Dobalo las charlas iban de ponerle sobrenombres a los autos rivales hasta hablar de música. Por ejemplo, a un rival que sacaba fuego por su escape en algunos rebajes lo bautizamos “Llamarada” y a la réplica del 550 Spyder con un llamativo arco protector por encima de la cabeza de los pilotos le pusimos “Porsche Tender”. ¿Malos? Malísimos, pero con algo nos teníamos que entretener.

Usar un Mustang Mach-E nos daba varias ventajas sobre muchos rivales: aire acondicionado, butacas con memoria para cada piloto y conexión multimedia para escuchar playlist. “Vos escuchás la música que a mí me gusta”, me dijo Nemo cuando salimos por primera vez a pista y así sonó durante nuestro primer turno la playlist “Despacio, es lunes”, que tiene Motor1 Argentina en Spotify (escuchala acá abajo).

Para recargar el Mustang nos turnábamos. El que estaba al volante al momento de necesitar cargar era el responsable de llevarlo hasta el “ACA Autódromo”. Con Nemo nos tocó ir a las 2AM. Llegamos, lo conectamos y cruzamos la avenida Escalada para ir a la “Parrillera Roca”, un enorme carrito callejero al paso, que no cierra en ningún momento. A esa hora abundaban las parejas o los grupitos unisex, en plena previa sanguchera antes de ir a bailar (al menos eso sospecha este Señor Mayor, que soy yo). Dos enormes bondiolas nos acompañaron en la espera de la carga del Mach-E.

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Textos: C.C. y O.C.

Fotos: Orly Cristófalo

Equipo Ford Mustang Mach-E #60: Guillermina Fossati (piloto), Manuela García (copiloto), Marilina Chavez (copiloto), Vito Cristófalo (copiloto), Javier “Nemo” Dobalo (Jefe de Equipo), Ian Ciro García Garay (asistente), O.C. (piloto) y C.C. (piloto).

Agradecimientos: Eduardo Ramírez (24 Horas de Buenos Aires), Ford Argentina (Nicolás Bruzzone y Luis Viré), YPF Punto Electrico, Siemens, Pronto Rótulo (Pablo Ciaglia), Monster Energy y Team Logística (Jero Chemes, Matías Chemes, Pablo Bri y DaríoRDZ).

Hay equipo: Nemo, C.C., Orly y Guille.

Manu y Guille, el binomio Fossati.

Vito y Carlos, el binomio Cristófalo.

Nemo y Orly, el binomio Dobalo-Cristófalo. Escuchan la estrategia con atención V.C., C.C. y dos invitados VIP: Jero Chemes y Matías Chemes.

Mirá las galerías de fotos completas acá abajo.

Galería: Ford Mustang Mach-E – 24 Horas de Buenos Aires

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Galería: 24 Horas del Autódromo de Buenos Aires (2024)

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Ford / Mustang Mach-E

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