El ser humano es inconformista por naturaleza y quiere lo que no tiene. Así, en Europa suspiramos por los modelos del mercado doméstico japonés y por los muscle car clásicos americanos, pero al otro lado del charco el aficionado ve como inalcanzables los mitos nacidos en el Viejo Continente. Sin embargo, de vez en cuando algún modelo ha cruzado el Atlántico, como es el caso de este (historia) Renault R5 Turbo 2.
El ejemplar está en un estado impecable si tenemos en cuenta que es de 1983, así que tiene cuadro décadas a sus espaldas, y que además han viajado por medio mundo.
Su dueño es Eric Charnholm, un aficionado al mundo del motor y coleccionista que, según comenta, quedó prendado del Renault cuando de pequeño le regalaron un coche de radio control del R5 Turbo. Desde entonces siempre tuvo en mente poder hacerse con uno, algo que finalmente consiguió hace unos años.
Fue una alegría para su corazón de ‘petrolhead’ ya que, según comenta, en 2017 perdió su colección de coches por un fuego que se originó en su garaje.
Partiendo de la base de un utilitario de motor y tracción delantera, la marca francesa decidió entrar en el mundo de la competición, poniendo su objetivo en los campeonatos de rallyes y directamente creando una bestia que era un “todo atrás”, con tracción trasera un brioso motor 1.4 tetracilíndrico turbo de 160 CV de potencia situado en la misma posición.
Apenas estuvo seis años a la venta, en los que se vendieron poco más de 4.500 unidades, por lo que a día de hoy cada una es una joya. Por eso precisamente da gusto ver a alguien que disfruta del coche y que no lo tienen guardado en el garaje bajo llave simplemente para especular.
