La marca italiana nos acerca al rincón de Italia donde su mítico urbanita es el amo de la calle y la carretera.
Todos los coches tienen su sitio en la historia de la automoción. Pero sólo unos pocos consiguen dejar huella en la historia general, aquella que forma parte de la cultura popular y que permite a esos escasos modelos ser reconocibles y apreciados por cualquiera en cualquier parte.
Desde hace ya cuatro décadas, Italia mantiene una sólida historia de amor con el Fiat Panda. Cuarenta años y tres generaciones que lo han convertido en el primer coche de muchos, en el segundo de miles de familias, en el ‘animal de carga y faena’ favorito de muchos empresarios y trabajadores y, por qué no decirlo, en una manera tan ‘hipster’ como práctica de desplazarse a todos lados.
El uso hace el cariño
Este simpático docufilm acaba de estrenarse en el canal oficial de Fiat en YouTube, y a lo largo de sus treinta minutos nos muestra cómo el Panda es, en cada caso, el centro de las vidas diarias de muchos habitantes de Pantelleria.
Y es que en una isla como la siciliana, caracterizada por tortuosas y estrechas carreteras donde el asfalto no está precisamente ‘fetén’, el Fiat Panda se impone frente al resto de posibles opciones automovilísticas por puro sentido común: cabe por cualquier lado, sube cualquier cuesta con fuerza suficiente (y las baja escopeteado), asume la mayoría de baches y caminos de tierra sin descolocarse y se queda aparcado donde haga falta sin molestar.
Asimismo en un entorno tan rural donde, aunque parezca mentira, existe el tiempo libre después de las labores diarias, la facilidad de mantenimiento y reparación de los primigenios Panda mantienen entretenidos a algunos lugareños, como por ejemplo el veterano aficionado que tiene un granero entero lleno de piezas: “Si me traes la carrocería desnuda de un Panda, te monto uno completo”, asegura.
Fiat
Fiat
En este rincón del mundo, como en muchas otras islas turísticas, el Panda es también el coche de alquiler perfecto. El dueño de uno de estos ‘rent a car’ empezó con cuatro unidades y ahora tiene para alquilar 200 Pandas entre los cuales, además de varias unidades de la tercera iteración casi de estreno, figuran algunos ejemplares curiosos del primer modelo como la edición conmemorativa del Mundial de Fútbol de Italia 1990.
Muchos de estos coches esperan cada día, aparcados junto al pequeño aeropuerto, a los turistas que bajan del avión procedentes de medio mundo. Curiosamente es aquí donde obtenemos el razonamiento más claro sobre este amor por el Panda, en boca de uno de los trabajadores a pie de pista: “Arrancas el motor y se mueve. Consume poco. ¡Y no hace preguntas!”.