En el mundo de la automoción se ha demostrado que volver a las raíces (que cantaba Odyssey) da sus frutos a nivel de la economía financiera. Un eslogan, una imagen asociada a algo significativo o, como no, un logo, son capaces de solventar unos posibles números rojos. Y eso ha hecho Cadillac, que ha vuelto la vista atrás y va a recuperar para los frontales de sus coches a la diosa Cadillac.
La Diosa Cadillac presidió el frontal de los coches de esa marca desde 1933 hasta 1956. Ese año despareció y retornó en con un nuevo coche, Eldorado Brougham, que vino en forma de edición especial limitada. Desde aquel vehículo, todos los modelos de la marca se han identificado por una u otra versión de su emblema.
Su creador fue William N. Schnell y en su origen fue anunciada como “el mismo espíritu de rapidez y poder insuperables, junto con gracia y equilibrio perfecto”. Ahora, Richard Wiquist es el escultor de GM Design encargado de darle una nueva visión a la Diosa Cadillac partiendo de la idea primigenia.
Y su vuelta se va a hacer a lo grande en todos los sentidos porque irá instalado en Celestiq eléctrico, un SUV de gran tamaño. Aun así, no se instalará en el frontal como antaño, sino que estará en el dial central controlador para el sistema infotaiment. Ahora es una moldura de aluminio fresado, que encierra a la Diosa moldeada en vidrio con retroiluminación LED.
Pero tendrá más funciones que sólo la meramente estética. Estará presente en la tapa del puerto de carga con una misión: será la señal visual al inicio y fin del proceso de carga.
Asimismo, agregó: “Queríamos que este eléctrico encarnara la importante herencia de la marca de una manera verdaderamente significativa, con la Diosa representando el pináculo absoluto de la artesanía a medida de Cadillac”.