Cada vez que salta a la palestra el récord de velocidad de un coche eléctrico del circuito de Nürburgring, los amantes de la automoción afinan los sentidos cual búhos. Y no es para menos, porque muchas marcas lo intentan, pero, de momento, sólo hay dos que destacan por encima del resto. Una es (era) Tesla y la otra es Rimac.
El pasado 2 de junio fue el (prueba) Tesla Model S Plaid quien con 1.020 CV de potencia, 322 km/h de velocidad máxima y una aceleración de 0 a 100 km/h en 2,1 segundos, paró el crono en el Nordschleife en 7:25.231. Todo un hito que ha saltado por los aires.
Este hiperdeportivo tenía a los mandos al piloto de carreras croata Martin Kodrić. Como ‘zapatos’ llevaba neumáticos Michelin Cup2R y se verificó mediante datos de tiempo independientes, TÜV SÜD y telemetría a bordo.
Los 1.914 CV de esta barbaridad de coche están distribuidos entre las cuatro ruedas y tiene una aceleración de 0 a 100 km/h de tan sólo 1,82 segundos.
El tiempo obtenido le permiten al Nevera ser el coche eléctrico de producción más rápido en este circuito, y el vigésimo quinto en la clasificación general de modelos que pueden circular legalmente por la carretera y que encabeza el AMG One. El deportivo híbrido enchufable de Mercedes tiene un crono de 6:30.705.
El Nevera ya había llegado a la pista ATP y ya ostentaba el título del eléctrico con la velocidad máxima verificada más alta, habiendo alcanzado los 412 km/h.
En julio, en el Goodwood Festival of Speed, el Nevera volvió a demostrar su capacidad para batir récords.
En el asfalto inglés paró el cronómetro en 49,32 segundos durante el Supercar Shootout, lo que lo convierte no sólo en el vehículo eléctrico de producción más rápido que jamás haya subido a la famosa colina, sino también en el más rápido en correr en esa competición en 2023.
Ahora, en homenaje a este año récord, Rimac Automobili producirá solo 12 coches de la edición Nevera Time Attack, todos ya agotados.