Retrofit es el fascinante arte de convertir un coche gasolina o diésel en eléctrico. Para muchos tiene un pase si el protagonista de la conversión es un viejo coche popular al que se le da una segunda vida, pero es un sacrilegio si se utiliza un clásico, sobre todo ciertos modelos.
El debate está formado, pero el nivel de los retrofit está subiendo tanto que incluso llama la atención de los más puristas. Solo hay que ver trabajos como el del Porsche 911 de Sacrilege Motors; a más de uno le hará replantearse su concepto de “sacrilegio”.
Este retrofit de Porsche 911 tiene la misma distribución de peso que el modelo original
La base de este retrofit es un Porsche 911 America Roadster de 1992.
Tiene gracia que una empresa especializada en retrofit de coches clásicos se llame Sacrilege Motors. “Sacrilege” traducido al español es “sacrilegio”, la palabra que los petrolheads más puristas elegirían para referirse a un Porsche 911 clásico que se ha convertido en coche eléctrico.
De acuerdo, es raro que un Porsche 911 Cabriolet 964 “Turbo look” de 1992 no suene como dictan los cánones, a seis cilindros bóxer refrigerado por aire, pero también hay que entender que sustituir este tipo de mecánicas por otras eléctricas es otra forma de disfrutar de un clásico. Sin preocupaciones por la fiabilidad y de una forma más sostenible.
Habrá quien lo siga considerando un sacrilegio, pero otros ven en este tipo de trabajos la forma de utilizar un coche clásico en los tiempos que corren, dejando atrás la obsolescencia y disfrutando de casi todo su encanto de una forma más limpia, en lugar de decantarse por un modelo eléctrico más moderno y con menos personalidad.
Sea como sea, el “sacrilegio” de Sacrilege Motors no pasa desapercibido y tampoco es el primer trabajo de este tipo. Se podrá ver a lo largo de los próximos días en Peeble Beach, durante la Monterey Car Week y, le pese a quien le pese, no desentonará absolutamente nada en ese evento.
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Esta serie especial estaba basada en un 911 Carrera 2 de la generación 964, por lo que utilizaba un motor bóxer de seis cilindros refrigerado por aire que desarrollaba 250 CV. En el Blackbird se ha sustituido por un motor eléctrico que entrega 500 CV y un par máximo de 500 Nm. Es el doble de potente que el modelo original y se queda muy cerca de los 510 CV del Porsche 911 GT3 actual.
Los artífices del proyecto han sacado el motor eléctrico de un Tesla Model S y lo ha modificado. Para la batería ha optado por una de 62 kWh de capacidad compatible con carga rápida. Es suficiente para que este 911 ofrezca alrededor de 320 kilómetros de autonomía.
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Según Sacrilege, su retrofit acelera de 0 a 100 km/h en menos de 4 segundos. Con el motor original necesitaba 5,5 segundos para completar este registro con el cambio manual y 6,2 segundos con la transmisión automática Tiptronic.
El chasis se ha puesto al día para digerir la nueva cifra de potencia y, sobre todo, la entrega de potencia instantánea. Cuenta con diferencial autoblocante, suspensión de competición desarrollada por el especialista Penske con amortiguadores ajustables, frenos Brembo, llantas forjadas de 18 pulgadas y neumáticos Michelin PS2 en doble medida (235/40 ZR18 delante y 295/35 ZR18 detrás).
“Nuestra pasión por los coches Porsche es primordial para este proyecto”, ha dicho Bobby Singh, presidente y director técnico de Sacrilege Motors. “Queremos ofrecer un 911 analógico de la era refrigerada por aire con la fiabilidad y la potencia instantánea de un vehículo eléctrico, al mismo tiempo que conservamos una experiencia de conducción emocionante que es familiar para los entusiastas del 911 refrigerado por aire.
“Nuestro objetivo final era conservar los puntos fuertes a nivel dinámico del 911, con un mayor rendimiento y componentes mejorados, todo mientras reducíamos su impacto ambiental. Hemos mantenido la misma distribución de peso, lo cual es crucial para que el coche se sienta como un Porsche 911”, añade Singh.
