El Subaru Impreza es uno de los coches japoneses más queridos del mundo. Un deportivo con ansias todoterreno gracias a su recorrido en rallys y a la tracción integral permanente. Además, lleva un motor bóxer… ¿Pero por qué?
Son muy pocos los vehículos con ese tipo de sistema de transmisión y con esa unidad de potencia. Subaru eligió esas características por un simple motivo: diferenciación y rendimiento. Y sin duda lo consiguieron, al igual que su eterno rival y némesis: el Mitusbishi Lancer EVO.
Tracción total permanente
El sistema se denomina S-AWD (Symmetrical All Wheel Drive) y tiene unos 50 años de historia. En las últimas décadas, esta tecnología a contado con variantes de diferencial central viscoso, vectorización de par y el Multi-Mode DCCD con un diferencial autoblocante y un embrague electromagnético (que se usa en el último Impreza WRX STI).
Motor bóxer del Impreza
Pues el rendimiento. La fortaleza de los bóxer es que permiten una mayor altura libre al suelo manteniendo un centro de gravedad bajo o una menor altura disminuyendo todavía más ese balance de pesos. Además, cuentan con un equilibrio de vibraciones sensacional y un gran sonido.
Finalmente, estos motores de combustión pueden colocarse de manera longitudinal, lo que beneficia a la configuración mecánica de tracción integral, al balance de pesos general del vehículo y además, liberan espacio en la zona frontal del coche. Todo ventajas… ¡Y más que demostradas en el WRC durante muchos años!