Rolls-Royce es la marca que mejor representa los niveles de excelencia y personalización a los que se puede llevar un automóvil. La compañía británica desarrolla modelos únicos creados al gusto de sus clientes y el Rolls-Royce Arcadia Droptail es el último en ver la luz.
Fue en 2019 cuando la firma presentó al cliente el primer boceto a mano del vehículo y han sido necesarios cinco años de desarrollo y fabricación para hacerlo realidad.
El primer ejemplar que vio la luz fue el Rolls-Royce Droptail La Rose Noire, después le siguió el Amethyst y el tercero en discordia toma el nombre del reino mítico al que se hacia alusión en la antigua Grecia.
Su pintura puede parecer blanca a simple vista, pero cuenta con copos y partículas de aluminio y vidrio que hacen que brille de una manera especial cuando la luz incide sobre ella. A esto se suman las molduras de carbono inferiores, que por primera vez están pintadas en plata, y unas enormes llantas de 22 pulgadas.
La madera es el aspecto clave
En total, el coche presenta 233 piezas de madera distintas, todas ellas tratadas de diversas maneras, incluyendo la aplicación de una capa de protección para asegurar su longevidad. Solo este trabajo ha supuesto 8.000 horas de trabajo.
Aunque lo importante no es su apartado mecánico, pues la marca directamente ni lo menciona, es el mismo que en el resto de Droptail, un motor V12 biturbo de 6,75 litros que desarrolla 593 CV y 840 Nm de par máximo.
Ahora bien, ¿cuánto vale este nivel de detalle, personalización y exclusividad? Rolls-Royce no ha desvelado el precio del modelo, pero los cálculos apuntan a astronómicas cifras que van desde los 20 a los 30 millones de dólares.