Rolls-Royce anunció que solo fabricaría cuatro ejemplares del Droptail, cada uno encargado por un adinerado cliente que lo conjuraría completamente a su gusto. El Rolls-Royce Arcadia Droptail es el tercero de la producción, un modelo cuyo precio es un misterio, pero que la rumorología apunta a que le ha costado a su dueño entre 20 y 30 millones de dólares.
Son las tarifas habituales en este tipo de trabajos por parte de la compañía británica, puesto que invierte mucho tiempo en su desarrollo (5 años desde que se creó el primer boceto), en el que no solo está el diseño y la producción del mismo, también la parte en la que hay que investigar al cliente para poder configurar el vehículo de manera perfectamente acorde a sus preferencias.
Esto en el exterior se traduce en una carrocería con un acabado de tres tonos. El principal es el blanco salpicado de partículas de vidrio y aluminio para conseguir un brillo específico, en la parte inferior cuenta con molduras de carbono pintadas en un color plateado y tanto el capó como el techo desmontable presentan una tonalidad más oscura.
Es un claro ejemplo del detalle que pone Rolls-Royce en sus creaciones, pues las 233 piezas de madera han supuesto 8.000 horas de trabajo. Otro ejemplo es el reloj que va colocado en el salpicadero, que ha tardado cinco meses en completarse.
Por su parte, Alex Innes, Jefe de Diseño de Coahbuild de Rolls-Royce Motor Cars, añade: “La importancia del Rolls-Royce Arcadia Droptail reside en su sutileza. Es una proyección de un individuo que valora la claridad y la precisión en todas las áreas de su vida, desde su pasión por la buena cocina, sus espacios personales y profesionales altamente seleccionados y su afinidad con el diseño contemporáneo. Este automóvil es una de las expresiones más fieles del estilo y la sensibilidad personal de un individuo que jamás hayamos creado dentro del departamento Coachbuild. Al capturar su espíritu, revelamos una apreciación única por la simplicidad, la serenidad y la elegancia bellamente contenida, algo de lo que para mí fue un privilegio haber sido parte”.