- Prueba Volkswagen Polo: ¿qué ha cambiado?
- Prueba Volkswagen Polo: un chasis de categoría
- Prueba Volkswagen Polo: ¿qué motor y equipamiento escoger?
- Prueba Volkswagen Polo: comparativa frente a T-Cross
- Prueba Volkswagen Polo: sus rivales
Ponemos a prueba el Polo, que se renovó el pasado año conservando muchas de sus virtudes que lo convierten en uno de los mejores utilitarios.
Si el Volkswagen Golf siempre se ha tomado como una referencia dentro del segmento de los compactos, no nos equivocaríamos al afirmar lo mismo del Volkswagen Polo entre los utilitarios. Incluso me atrevería a decir que nuestro protagonista es todavía más superior entre sus iguales. Renovado el pasado año, nosotros ya lo hemos podido probar en profundidad y aquí encontrarás nuestra opinión.
Prueba Volkswagen Polo: ¿qué ha cambiado?
En Volkswagen nos tienen ya acostumbrados a leves restyling cuando toca actualizar sus coches a mitad de generación. En el caso de nuestro Volkswagen Polo hablamos de la sexta ya y sus cambios estéticos los encontraremos principalmente en los faros. Delante se hicieron más pequeños, dejando más espacio para la “chapa”, pero más tecnológicos, mientras que detrás se realizó el efecto contrario, agrandándolos y colocando la nomenclatura del modelo en el centro del capó. Por tanto, no es uno de los utilitarios más llamativos y arriesgados en su diseño, pero las nuevas lentes le aportan un toque más tecnológico.
La gama actual del Volkswagen Polo, que más adelante analizó en profundidad, se ha simplificado a dos acabados: el Life, que es el que tenía nuestra unidad de pruebas, o el R-Line, con un enfoque más deportivo en su estética y más equipado. Como extras equipaba el color para la carrocería “Rojo Intenso” metalizado (675 €, el más caro de la paleta disponible) y unas llantas de 16 pulgadas “Torsby”, que por 475 euros le dan un toque más dinámico.
Una vez en el interior, encontramos un nuevo volante en este Volkswagen Polo, heredado de sus hermanos mayores. Sus botones se manejan de forma cómoda mientras conducimos y junto con el resto de los que encontramos en el salpicadero nos envuelven en un entorno conocido y familiar. No noto que los materiales sean mucho mejores que los de un Skoda Fabia o SEAT Ibiza, con los que comparte muchos elementos, pero sí creo que hay un cuidado mayor en sus ajustes, sobre todo comparado con el SEAT.
Otra novedad que incorporó el último Volkswagen Polo es que el panel de instrumentación siempre es digital. En el caso de este acabado de acceso Life es el de ocho pulgadas, que pese a abarcar todo el hueco solo muestra información en su parte central. En él encontraremos todo lo imprescindible de una forma clara. A su lado derecho acompaña la pantalla multimedia de 6,5 pulgadas, de interfaz ya clásica en la marca, a la que solo le falta el navegador (595 euros) y cuyos botones derechos quedan algo lejos de la mano del conductor (como también pasa con los intermitentes de emergencia).
Este cambio de imagen del Volkswagen Polo no ha afectado a su habitabilidad interior, una de las razones que le convierten en una referencia en este segmento. Las cotas tanto en las plazas delanteras y, sobre todo, en las traseras le ubican como el mejor, por lo que si buscas un coche amplio este es ideal. La única pena es ese suelo elevado en la zona del asiento central, que resta comodidad.
Del maletero podríamos decir exactamente lo mismo. Este Volkswagen Polo ha homologado 351 litros, solo siendo superado ligeramente por SEAT Ibiza (+4) e Hyundai i20 (+1), así como la referencia en este apartado, el Skoda Fabia (380 litros). Por tanto, la capacidad es grande y gracias a una bandeja podemos jugar con su configuración. Y debajo del todo hay hueco para una rueda de repuesto normal.
Prueba Volkswagen Polo: un chasis de categoría
El otro aspecto en el que el Volkswagen Polo es un referente es en el chasis. La plataforma sobre la que se asienta (la MQB A0) va muy sobrada para la potencia que ofrece el utilitario alemán. Como prueba, sobre esta misma, con una serie de modificaciones, se ofrece también el GTI con 207 CV. Por tanto, encontramos un coche adaptado para viajar sin problemas, que gira muy plano al nivel de un SEAT Ibiza, aunque quizás con una suspensión tirando a dura. Acompañan para tener tan buena nota una dirección con buen tacto y unos frenos correctos.
Para esta prueba del Volkswagen Polo pude conducir el motor 1.0 TSI de 95 CV, asociado al cambio automático DSG. Al arrancarle se deja notar un poco su ruido y vibración, pero a los pocos segundos se calma todo. Aquí sentado agradezco que el asiento baje bastante, en unas butacas que agarran bien y que cuentan con generosas posaderas.
Esta DSG es una caja muy avanzada para estar montada en un utilitario. Gracias a su configuración permite desacoplarse (en el cuadro nos pone “conduciendo por inercia”) en momentos de baja demanda del acelerador, de nuevo buscando bajar en los consumos. La pena es que no se active con más frecuencia. También cuenta con un modo más deportivo denominado “S” que la hace más picante, pero siempre teniendo en cuenta que solo disponemos de 95 CV.
Se puede actuar sobre ella también de una forma manual, ya sea accionando el pomo hacia arriba o abajo o con las levas colocadas detrás del volante. Estas últimas son las pequeñas que llevan utilizando Volkswagen y otras marcas del grupo, desde hace tiempo, pero aquí no me chirría tanto su tamaño al tratarse de un coche más económico. Tanto en una opción como la otra, la transición entre relaciones se realiza de forma rápida y obediente.
Teniendo en cuenta todas estas vicisitudes y que nuestra unidad de pruebas montaba unos neumáticos Bridgestone Turanza ecológicos, creo que los consumos obtenidos en mis recorridos habituales fueron buenos, moviéndose en torno a los 5,1 litros. Esta cifra es mejor que la de un Hyundai i20, uno de sus grandes rivales, pero quedaría por debajo de otras opciones con motores electrificados como el Toyota Yaris. Y en recorridos urbanos se mueve un poco por encima de los 6 litros.
Prueba Volkswagen Polo: ¿qué motor y equipamiento escoger?
Actualmente el Volkswagen Polo se comercializa en nuestro país con dos motores, aunque en realidad podríamos decir que es el mismo. Se trata del tricilíndrico 1.0 TSI dispuesto en potencias de 95 y de 110 CV. Aquí mi elección sería decantarse por la probada, que me parece que tiene suficiente fuerza para mover al utilitario alemán. Solo iría a por el más potente en caso de realizar muchos kilómetros al año por carretera, pese a que solo es 735 euros más caro en igualdad de equipamiento.
Con el motor más o menos claro, pasamos a los equipamientos, de nuevo con dos posibilidades. La diferencia es de 1.850 euros a igualdad de motorización (1.930 € en el caso del automático), que me parece justa teniendo en cuenta que el R-Line añade llantas de 16 pulgadas, el sistema multimedia Discover Media de 8 pulgadas o los faros matriciales IQ. Light, además de una estética más deportiva.
Prueba Volkswagen Polo: comparativa frente a T-Cross
Otra posibilidad a estudiar a la hora de comprar un Volkswagen Polo es la opción del Volkswagen T-Cross. Ambos modelos comparten plataforma y motores, pero mientras que nuestro protagonista tiene forma de berlina, el comparado es un SUV, tan de moda actualmente en el mercado.
Lo primero que hay que tener en cuenta, a diferencia de otros casos en el mercado, es que en cuanto a habitabilidad interior ambos modelos son muy parejos. El Volkswagen Polo gana algún centímetro en la parte delantera, mientras que el Volkswagen T-Cross ofrece un poco más de espacio para los pies. Pero hablamos de diferencias que solo un metro revela. Más clara es la del maletero, donde el SUV se impone con 385 litros, frente a los 351 del utilitario.
Luego está el tema de los precios. Nuestro Volkswagen Polo con acabado Style, motor de 95 CV y cambio manual comienza en 21.860 euros. Llevado al Volkswagen T-Cross, con la misma configuración mecánica y acabado de acceso Advance el precio de partida es de 24.945 euros. Por tanto deberás analizar si merece la pena ese incremento, ganando solo maletero y aumentando ligeramente los consumos.
Prueba Volkswagen Polo: sus rivales
A lo largo de esta prueba del Volkswagen Polo he ido citando a algunos de los principales rivales con los que cuenta. Con dos de ellos comparte muchos elementos, SEAT Ibiza y Skoda Fabia, pero siempre con un coste más alto. Además, a mi parecer, el modelo checo ofrece un aspecto algo más moderno.
Otro duro competidor en cuanto a habitabilidad, comportamiento o equipamiento es el Hyundai i20. Con el motor 1.0 T-GDI de 100 CV, cambio manual y acabado Klass cuesta 20.515 euros. Además, el modelo coreano permite tener la etiqueta ECO gracias a la hibridación ligera, algo que puede ser útil según en la localidad donde residamos. Junto a él encontramos el Kia Rio, con algún año más a sus espaldas pero con la misma tecnología.
Otros utilitarios a tener en cuenta son los siguientes:
