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Prueba Volkswagen T-Cross TSI 150 CV R-Line: práctico y versátil

La versión tope de gama del SUV urbano, aún más completa, se puede plantear para viajar con cierta asiduidad.

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¿Consumes programas de televisión o vídeos en YouTube? Entonces, seguramente has visto el anuncio del Volkswagen T-Cross 2024, una campaña publicitaria muy intensa que nos hace entender que es el coche que la marca alemana tiene que vender como churros sí o sí este año.

Desde luego, en España, es un vehículo que casa a la perfección con los gustos de muchos clientes: es un SUV pequeño con un interior muy bien aprovechado y con motores de gasolina solventes y eficientes. Además, se aparca con mucha facilidad y tiene un tacto agradable. Lo que viene siendo un coche práctico y, tras el restyling, más completo que nunca. Ya sabes que se fabrica en la planta navarra de Landaben junto al Taigo.

El Volkswagen T-Cross TSI 150 CV, en cinco puntos clave:

Galería: Prueba Volkswagen T-Cross R-Line TSI 150 CV

34 Fotos prueba volkswagen t-cross tsi 150 cv r-line: práctico y versátil prueba volkswagen t-cross tsi 150 cv r-line: práctico y versátil prueba volkswagen t-cross tsi 150 cv r-line: práctico y versátil prueba volkswagen t-cross tsi 150 cv r-line: práctico y versátil prueba volkswagen t-cross tsi 150 cv r-line: práctico y versátil prueba volkswagen t-cross tsi 150 cv r-line: práctico y versátil prueba volkswagen t-cross tsi 150 cv r-line: práctico y versátil

Diseño

¿Un facelift de Volkswagen? Ya sabes: evolución sin riesgos. Una vez más, esta máxima se cumple en la marca alemana. El T-Cross aparece con componentes algo más pasionales (sobre todo el R-Line), si bien mantiene esa fisonomía tradicional que le hacen ser uno de los SUV más prácticos de su segmento.

No obstante, el acabado R-Line, que ejerce de tope de gama por encima del T-Cross, Life y Más, merece analizarse con atención. Los paragolpes deportivos con trama de rombo, las inscripciones R, las tiras luminosas delantera y posterior, los toques cromados en el frontal y el lateral, o las marcadas líneas de tensión de la carrocería demuestran un alto cuidado por parte de los diseñadores.

También destacan las hendiduras laterales en el capó, las barras portaequipajes cromadas, las bonitas llantas de aleación Misano de 18 pulgadas bicolor (385 euros), el marcado spoiler o los pilotos con firma luminosa en forma de X. Por cierto, los faros Matrix LED son de serie en este acabado, mientras que el color Azul Azulillo (no es una broma) vale 565 euros.

¿Puntos curiosos? A pesar de su atuendo deportivo, se mantienen las protecciones de material plástico sin pintar y no hay salidas de escape a la vista. Además, equipa discos ventilados delanteros y ojo con la antena, que no está integrada y puede desaparecer en unos pocos segundos (mejor guárdala si el coche se queda en la calle).

Interior

La cabina también tiene suficientes toques deportivos para aumentar la exclusividad. La vista se dirige primero a los asientos con la inscripción R en el respaldo, tapizados en cuero, Alcantara y tela, que proporcionan algo más de sujeción lateral. Igualmente, el volante exclusivo está achatado, también incluye una R y viene con levas integradas. Los pespuntes repartidos por el interior son de color blanco.

Si seguimos con la personalización, el tapizado es negro, hay molduras que simulan fibra de carbono y que se alargan hasta las puertas con plásticos duros y otras en negro piano. Asimismo, observamos rebordes cromados en el monitor central y en el propio selector. El plástico superior del salpicadero tiene un tacto blando.

Como es habitual, no falta ni una instrumentación digital configurable (10,25 pulgadas) ni una pantalla central (8 pulgadas de serie y 9,2 si incluimos el navegador opcional). Como sucede en los coches con la plataforma MQB A0, el freno de mano es por palanca y hay un selector normal, no minimalista, para el cambio DSG. Todo perfecto desde el punto de vista práctico y quizá criticable para aquellos que buscan un interior más moderno.

Como contrapunto, los mandos de la climatización bizona son digitales y tienen un aspecto actual. Pero lo mejor es que hay que pulsarlos como los mandos convencionales para modificar la temperatura, así que no se producen errores en su uso.

En el apartado de la conectividad, el sistema multimedia App-Connect Wireless resulta compatible con Apple CarPlay y Android Auto, y no falta una base de carga inalámbrica para los smartphones. Opcionalmente, hay un equipo de sonido Beats con seis altavoces y subwoofer por 635 euros.

La parte práctica está más que bien resuelta con unas plazas traseras bastante amplias para un SUV de apenas 4,13 metros de largo. De hecho, basta que el conductor o el acompañante no superen los 1,80 metros para que detrás de ellos puedan viajar personas con más estatura. A todo esto hay que sumar la regulación longitudinal de los asientos traseros y el destacado ángulo de apertura de las puertas posteriores.

Eso sí, echamos en falta asideros, salidas de aire o un reposabrazos central. A cambio, hay puertos USB, bolsas detrás de los asientos delanteros y luces de cortesía LED. En la plaza central no cabe un adulto si hay otros dos en las laterales, algo normal en un coche de este tamaño.

Por último, el amplio maletero oscila entre 385 y 455 litros según la posición de la segunda fila de asientos, que se abaten en proporción 60/40. El plano de carga se puede colocar en dos alturas y debajo de él, hay una rueda de emergencia.

Mecánica

Por encima de los bloques tricilíndricos 1.0 TSI de 95 y 115 CV, la opción más potente del T-Cross está representada por el motor 1.5 TSI de 150 CV, con cuatro cilindros, que permite salir de la ciudad con fuerza de sobra, aun viajando a plena carga, gracias a su elasticidad y buen rendimiento general.

Así lo demuestran los 8,4 segundos en el 0 a 100 y los 200 km/h de punta que marca el vehículo. Pero además, es una mecánica que ha gastado en la prueba 6,4 litros cada 100 km de media, mezclando todo tipo de escenarios, así que no debes temer por pasarte a un SUV de gasolina si vienes de un coche diésel.

Este motor, con sistema de desconexión de dos cilindros a baja carga de potencia, no trabaja junto a un sistema de hibridación ligera (ni los otros TSI), así que porta la etiqueta C de la DGT.

La única transmisión disponible es la automática de doble embrague DSG de siete marchas, cuya gestión ecológica no permite tener siempre listo el motor ante imprevistos, como adelantamientos o recuperaciones de velocidad, ya que inserta siempre la marcha más larga posible. Eso sí, todos los cambios de marcha son suaves y rápidos, y además disponemos del modo S o de las levas para llevar la mecánica algo más revolucionada.

Por cierto, a 120 km/h en séptima velocidad, el propulsor gira a sólo 2.200 vueltas, de ahí el buen consumo establecido.

En marcha

El plano dinámico no ha cambiado en el Volkswagen T-Cross 2024 R-Line respecto a su antecesor, algo que supone una buena noticia, pues ya nos gustaba el tacto general de conducción.

Al fin y al cabo, este SUV de tracción delantera y con una gran postura de conducción proporciona un comportamiento muy equilibrado, esa configuración tan ‘Volkswagen’, si me permites el calificativo, que parece fácil de lograr pero difícil de plasmar en los coches.

Sí, porque el T-Cross presenta una buena cara en la ciudad, donde no se sufre en cada reductor de velocidad o en los numerosos baches que nos podemos encontrar. Pero también ‘pisa’ con mucho aplomo a velocidades de crucero y muestra reacciones previsibles en las curvas.

Es cierto que en los días tan desapacibles que hemos sufrido en Semana Santa, el viento lateral le afecta algo más que a un turismo más bajo, pero por lo demás, es un coche al que te amoldas muy fácilmente. Además, dispone de programas de conducción: la suspensión es fija, pero se puede variar la asistencia de la dirección.

De cara al uso urbano, ofrece una buena visibilidad en todos los ángulos y se aparca muy fácilmente al mínimo hueco existente. En fin, todo un aliado para cualquier tipo de uso en solitario o también con la familia.

Equipamiento y precio

Hablamos del SUV más barato de Volkswagen (los precios comienzan en 23.970 euros), por lo que el T-Cross es de capital importancia para la marca, como decíamos al comienzo. De hecho, el derivado coupé Taigo, que también se fabrica en Navarra a partir de la plataforma MQB A0, es sensiblemente más caro: 27.505 euros de partida. Y el T-Roc, menos práctico, se dispara hasta los 29.475 euros de inicio.

Dicho esto, la gama ‘media’ del T-Cross está entre los 25.000 y los 30.000 euros, que tal y como están los tiempos, no nos parecen cifras descabelladas. Eso sí, esta versión tope de gama ya roza los 34.000 euros (33.840).

A cambio, el equipamiento de serie es rico pues, a lo citado, añadimos cajón integrado bajo el asiento del acompañante, cámara de visión trasera, sensores de alumbrado y lluvia, retrovisores plegables eléctricamente, pilotos LED, pedales en aluminio o asiento del acompañante abatible.

Muchos dirán que se comprarían antes un SEAT Arona o un Skoda Kamiq, ambos algo más asequibles, y no les podemos quitar la razón. Sin embargo, aquí entra en juego el prestigio de las marcas, que eso es algo que te puede influenciar más o menos, en función de tu criterio.

Volkswagen T-Cross R-Line 1.5 TSI 150 CV DSG

  • Motor: Gasolina, 4 cilindros en línea, turboalimentado, 1.498 cm³
  • Potencia: 150 CV entre 5.000 y 6.000 rpm
  • Par máximo: 250 Nm entre 1.500 y 3.500 rpm
  • Caja de cambios: Automática de doble embrague DSG, 7 velocidades
  • 0-100 km/h: 8,4 s
  • Velocidad máxima: 200 km/h
  • Consumo: 5,9 l/100 km
  • Tracción: Delantera
  • Longitud: 4,13 m
  • Anchura: 1,76 m
  • Altura: 1,57 m
  • Peso en vacío: 1.250 kg
  • Número de asientos: 5
  • Capacidad del maletero: 385-455 l
  • Precio base: 33.840 euros

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