- Prueba Range Rover Sport: lo que le hace diferente
- Prueba Range Rover Sport: cómo va
- Prueba Range Rover Sport: carga y autonomía eléctrica
- Prueba Range Rover Sport: ¿cuál elegir?
- Prueba Range Rover Sport: sus rivales
Descubrimos al Range Rover Sport en su comportamiento o habitabilidad interior a los mandos de su variante híbrida enchufable más potente. Y lo comparamos con el Range Rover.
El Range Rover Sport es un producto ya consolidado, entrando hace poco en su tercera generación utilizando una filosofía diametralmente opuesta al Range Rover del que deriva. Vamos a conocer sus principales diferencias a los mandos de la variante híbrida enchufable más potente (P510e) y con el elegante acabado Autobiography.
Prueba Range Rover Sport: lo que le hace diferente
Comparando fotografías de ambos Range Rover tengo que declarar que me encandila mucho más este Sport. Opinión totalmente subjetiva y que quizás no compartas, pero lo bueno es que ambos cuentan con una serie de detalles diferenciadores que les permiten presumir de personalidades distintas.
En este Range Rover Sport todas sus formas buscan potenciar la deportividad, desde un frontal con faros más pequeños, al igual que la parrilla, pero un paragolpes con tomas de aire bien marcadas, hasta una trasera en donde destaca el alerón superior o como se presenta el difusor de la zona baja. Y también aquí se opta por un cambio en la iluminación, en este caso modificando su orientación a una horizontal.
La vista lateral ya nos da una pista de que estamos ante un coche muy grande, de los del segmento superior del mercado. Para tenerlo en cuenta a la hora de medir el garaje hablamos de 4,95 metros de longitud (11 cm menos que el Range Rover), siendo también 5 cm más bajo (1,82 metros) y compartiendo la misma anchura (1,99 m). Desde aquí se aprecia como el parabrisas del Range Rover Sport está más inclinado, mientras que la luneta posterior desciende con más pendiente.
Curiosamente dentro también encontraremos diferencias en el puesto de mando. A priori parece el mismo esquema minimalista, con excelentes materiales y ajustes de primera (solo chirría el plástico utilizado en las tomas de aire, de peor calidad), seña de la marca, pero una vez sentado me percato que el asiento está más bajo en este Range Rover Sport. A esto tenemos que sumar un volante diferente en su diseño exterior, con menos diámetro pero conservando los botones hápticos, así como una consola central más alta y con menos huecos que en el Range Rover.
Al compartir la misma plataforma y distancia entre ejes, el espacio interior de ambos Range Rover es exactamente el mismo. Y eso quiere decir que es muy grande, con una plaza central trasera que se puede utilizar al no encontrar un túnel elevado, a lo que tenemos que sumar el ajuste eléctrico de su posición o la posibilidad de utilizar la calefacción o ventilación, de la misma manera que hacen los ocupantes de la zona delantera. Sin olvidar el climatizador propio (el coche dispone de cuatro zonas diferenciadas), dos USB, entrada de mechero y de enchufe convencional.
Comparando con sus principales rivales, el Range Rover Sport presume de contar con la mejor cota en anchura, en longitud para las piernas solo es superado por muy poco por el Mercedes GLE Coupé, mientras que en la altura al techo se encuentra en posiciones más bajas (aquí el mejor es el Audi Q8), pero sin ser mala.
Y el maletero acompaña las buenas medidas del resto del habitáculo. En este caso hablamos de 647 litros (el otro Range Rover tiene 713), que no varía por la motorización escogida, y que le sitúa en la parte alta entre sus competidores. Tiene formas muy cuadradas, con un asiento extensible incorporado y desde donde puedes modificar la altura del coche de forma electrónica para ayudarte a cargarlo/descargarlo.
Prueba Range Rover Sport: cómo va
Llega el momento de tomar asiento en este Range Rover Sport, en estas butacas de gran tamaño y muy cómodas. Sus formas proporcionan un agarre normal, aunque teniendo en cuenta el carácter que se le ha querido inculcar a esta carrocería yo las hubiera diseñado más pegadas al cuerpo.
La consola central me separa totalmente del copiloto, teniendo a mano todos los botones y disfrutando de muchos huecos para dejar objetos (incluso doble guantera). Hablando de botones, los del volante son hápticos e incluso pueden cambiar sus funciones dependiendo de las necesidades que tengamos en cada momento.
Hay que elogiar también los grandes esfuerzos de Land Rover en materia de pantallas. Su tamaño es como el del coche, grande, con una instrumentación de 13,7 pulgadas y la multimedia de 13,1. La primera de ellas tiene varias vistas personalizables, con un diseño moderno, siendo rápida en las transiciones. En cuanto a la Pivi Pro central no le falta de nada, incorporando detalles útiles como el asistente por voz de Alexa o pantallas muy informativas como el modo 4x4i (datos de ángulos o asistente de vadeo) o la Dynamic-i, con contador de vueltas y cronometro. Se completa todo esto con un Head-up Display de gran calidad.
Enciendo el motor del P510e y como buen híbrido arrancamos en modo eléctrico. En estos primeros compases noto al cambio automático ZF de ocho velocidades un poco brusco, por lo que hay que cogerle el tacto para realizar las maniobras sin sustos. Para estos menesteres siempre tendrás a tu disposición un excelente conjunto de cámaras exteriores, muy útiles también cuando se realiza alguna excursión fuera del asfalto (aquí destaca la que “borra el morro”).
Recorridos los primeros kilómetros hay que señalar que el nivel de insonorización es de categoría. Da igual ir rodando con el motor eléctrico, con el de combustión o con ambos, el silencio y la comodidad acústica no se resienten. Si encima llevas activo el modo de conducción Confort, tendrás un coche que te mima por el gran trabajo que realiza la suspensión.
Pero en este Range Rover Sport buscamos un punto mayor de deportividad y tanto solo hay que poner la rueda en modo Dynamic para encontrarlo. La dirección se vuelve un poco más dura, con un ajuste óptimo para mi gusto, y las suspensiones, que en el caso de esta carrocería tiene dos cámaras de aire, empiezan a contener los balanceos para conseguir pasos por curva de esos que suben las pulsaciones. Porque no olvidemos que bajo el capó tenemos 510 CV, que pueden lanzar al SUV inglés a 100 km/h en apenas 5,4 segundos. Es una barbaridad como acelera.
Si todavía te quieres meter un poco más en la propia conducción, el Range Rover Sport ofrece la posibilidad de actuar de forma manual sobre el cambio automático antes citado. Se realiza a través de unas levas de metal colocadas detrás del volante, pero siempre que activemos el modo Sport de la transmisión. La ZF responde aquí con rapidez y eficacia, mientras que empiezo a notar que a partir de las 3.000 rpm el escape se hace más protagonista (más todavía con el modo Dynamic).
Mucha culpa del gran rendimiento dinámico que ofrece este Range Rover Sport la tiene el sistema “Stormer Handling Pack” que viene incluido de serie con esta motorización. Gracias a él contaremos con barras estabilizadoras activas, dirección en las cuatro ruedas, así como un diferencial trasero activo.
Llega el momento de tranquilizarse un poco y abandonar el asfalto, pues al fin y al cabo estamos probando un Land Rover. Tengo que reconocer que no me metí por zonas muy complicadas porque me dieron un poco de pena las excelsas llantas de 23 pulgadas que equipaba (las de serie del Autobiography son de 22’’). A tu disposición tienes un gran número de programas establecidos (Hierba-Gravilla-Nieve, Barro-Roderas, Arena o Avance lento en rocas o Vadeo), que preparan de forma electrónica al coche para cualquier complicación. Sin duda te hacen la vida más fácil.
Cerramos este apartado con los consumos que obtuve con el Range Rover Sport. Mi media fue de 10,3 en el total de la semana que estuve con él, pero en algunos trayectos más favorables conseguí bajar a 9 litros. Esto hablando sin tener la batería cargada, ya que con ella a plena disposición la película cambia completamente como analizo en el siguiente apartado.
Prueba Range Rover Sport: carga y autonomía eléctrica
La palabra grande la he usado muchas veces durante esta prueba y de nuevo tengo que recurrir a ella para hablar de la batería de este Range Rover Sport híbrido enchufable. Hablamos nada menos que de 38,2 kWh de capacidad que le han permitido homologar una autonomía de 112 km.
Para mí es un dato un tanto optimista, porque el motor eléctrico tan solo tiene 105 kW (143 CV) y cuando tienes que mover 2.810 kg la cosa se complica. En mi prueba yo me he movido entre los 80 y los 90 kilómetros de autonomía, una cifra que de por sí ya es bastante alta y que permitiría realizar muchos trayectos, sobre todo urbanos, sin tener que consumir nada de gasolina.
A la hora de recargarla, este Range Rover Sport P510e está preparado para tomas de corriente alterna y continua. En la primera de ellas admite un máximo de 7,2 kW con los que llegaría al 100% en 5 horas. Yo utilizando una toma casera tardé 15 horas y 40 minutos. Respecto a la segunda, llega hasta los 50 kW, con los que podríamos llegar al 80% en apenas una hora.
Me resultó curioso que este Range Rover Sport híbrido enchufable no contara con ninguna opción para poder modificar la retención sobre los frenos, de buen tacto por otro lado, que si tienen otros competidores. También incluye un modo Save para guardar la carga de la batería, pudiendo incluso ajustar el porcentaje de forma manual hasta un máximo de un 80%.
Prueba Range Rover Sport: ¿cuál elegir?
Actualmente el Range Rover Sport se comercializa en nuestro país con cinco motorizaciones diferentes. A nuestro protagonista P510e le acompaña otro híbrido enchufable denominado P440e, cifra que nos indica su potencia. A esta pareja se une otra de híbridos ligeros diésel con 250 ó 300 CV, así como el gasolina V8 de 530 CV.
Mi elección sería el P440e. Su configuración permite ofrecer una autonomía eléctrica amplia como en nuestro protagonista, sigue siendo potente con sus 440 CV (en combinación de ambos propulsores) y lo mejor de todo, su precio de partida es el más barato de toda la gama del SUV inglés al ser de 102.700 euros (nuestra unidad de pruebas cuesta 141.650 euros, sin incluir los extras).
Y ya puestos, también lo prefiero frente al Range Rover porque es más dinámico en su conducción, obtiene mejores prestaciones a igualdad mecánica gracias a una mejor aerodinámica y un menor peso, y además, hay una gran diferencia importante de precio entre ambos (más de 30.000 euros). A menos que necesites las siete plazas que no puede ofrecer nuestro coche a prueba.
Prueba Range Rover Sport: sus rivales
Comparar coches de esta categoría es muy difícil por el alto nivel de refinamiento que tienen todos ellos. En muchas ocasiones la elección se puede decantar por el gusto personal y otras por el precio, que en este caso tiene al Range Rover Sport en el punto más alto. Buscando rivales con mecánicas híbridas enchufables como la probada encontraríamos al próximo Lexus RX, al Mercedes GLE Coupé que debería renovarse el próximo año y al Audi Q8. Fuera de esta característica también estaría el BMW X6.
![Prueba Range Rover Sport P510 Autobiography, experiencia de lujo al alcance de pocos [vídeo]](https://cdn.es.topcarnews.info/wp-content/uploads/2023/08/15042415/image-prueba-range-rover-sport-p510-autobiography-experiencia-de-lujo-al-alcance-de-pocos-video-e3aab6e85b0aa8dd0703392035469c8e.jpg)
