A principios de 1989, todavía nadie (o casi) podía imaginar que unos meses después terminaría cayendo el Muro de Berlín y, tras él, un par de años después, toda la estructura que había controlado el mundo al otro lado del muro, después de la Segunda Guerra Mundial. Tampoco nadie podía imaginar que el Mazda MX-5 terminaría convirtiéndose en el roadster más popular cuando se presentó el 9 de febrero de aquel mismo año en el Salón del Automóvil de Chicago. Hoy, el Mazda MX-5 cumple 35 años.
Si hay algo que los aficionados al motor debemos agradecer a Mazda es que vaya a contracorriente y se atreva a hacer cosas diferentes a lo que es ‘trending topic’ en cada momento. Lo hizo hace años, apostando por los motores atmosféricos cuando todo el mundo aplicaba el Downsizing. Lo hace ahora recuperando el motor rotativo como generador eléctrico. Y hace 35 años se atrevió a hacer un roadster cuando el sector iba por otros derroteros.
El Mazda MX-5 celebra su 35 aniversario
Construido como un deportivo clásico de tracción trasera, pero con una innovadora disposición de motor delantero para una óptima distribución longitudinal del peso, el roadster japonés revivió un segmento entonces casi extinto. El Mazda MX-5 (prueba primera generación) redefinió el placer de conducir a cielo abierto, siguiendo el principio de la filosofía tradicional japonesa de ‘Jinba-Ittai’, que considera al caballo y al jinete como una unidad.
Aplicando esa filosofía al roadster japonés, el conductor y el vehículo forman un estrecho vínculo que proporciona equilibrio, agilidad y ligereza. Y no debe ser mala esa filosofía, ya que el mundo no se cansa nunca del Mazda MX-5, un coche con un diseño que se ha convertido en icónico y un placer de conducción puro.
Larga vida al Miata
Hoy, en su 35 cumpleaños, el Mazda MX-5 ha visto actualizadas las luces delanteras y traseras, un nuevo sistema de infoentretenimiento para mejorar la conectividad y una experiencia de conducción Jinba-Ittai aún más concentrada. El nuevo Modo Pista mejora la sensación de implicación del conductor y se combina con el Sistema de Control Cinemático de la Postura (KPC) basado en software, que proporciona estabilidad de conducción adicional en curvas.