Los coches de Fast and Furious, sus ventas, sus subastas y, como no, sus transformaciones, son en muchas ocasiones una buena forma de la que recordar las mejores películas de la saga. Si eres fan de la misma, seguro que te acuerdas de que en la primera película salía un Mazda RX-7 espectacular de 1993. De hecho, es uno de los modelos más famosos de la franquicia.
Construido por Eddie Paul para Universal Studios específicamente para la película The Fast and the Furious, este Mazda RX-7 es uno de los cinco ejemplares del modelo utilizados durante el rodaje de la película. Subastado por Mecum recientemente en Indiana, se estimaba que el modelo costase entre 175.000 y 250.000 dólares, aunque no sabemos si se ha vendido.
Recordemos que The Fast and the Furious llegó a los cines en 2001 con un jovencito Paul Walker y una estrella que todavía estaba por explotar, nada menos que Vin Diesel. El presupuesto era reducido y como os podéis imaginar, sin saber cuál iba a ser la recaudación, la inversión en coches no fue despampanante.
Este film de Rob Cohen marcó tendencia y muchos de sus seguidores quisieron imitar los coches que aparecían en la película. De hecho, salieron a la venta varias revistas especializadas en “tuning” que con los años han ido desapareciendo de las estanterías de los quioscos.
El Mazda RX-7 de The Fast and the Furious
Entre las modificaciones se pueden ver los asientos Sparco, un kit de carrocería Versus, un cofre J-Spec, luces antiniebla Cat 2 y llantas Motegi Ro_Ja de 18 pulgadas. El motor, en cambio, está de serie. Monta un motor rotativo 13B de 1.3 litros que tiene una potencia nominal de 255 CV según el anuncio. Lo que sí se ha modificado es el escape deportivo.
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