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Carreteras de ensueño: la Transfagarasan

Comenzamos una nueva serie temática hablándoos de carreteras, de las mejores carreteras del mundo. El capítulo 1 no podía estar dedicado a otra que no fuera esta, la que es considerada por muchos como la más bonita y divertida del planeta...

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En Autocasión amamos la conducción por encima de todo, y aunque somos muy capaces de divertirnos a los mandos de un coche en prácticamente cualquier lugar y sobre cualquier terreno, sabemos apreciar los buenos escenarios. Es por eso que desde hoy empezamos una nueva serie temática mediante la que, semana tras semana, os iremos mostrando cuáles son las mejores carreteras del mundo, carreteras de ensueño que son capaces de hacer de un simple viaje una experiencia absolutamente inolvidable. Y como lo bueno ha de empezarse a lo grande, no podíamos concebir un primer episodio sin hablar de la Transfagarasan rumana.

Esta carretera, llamada así porque atraviesa las montañas Făgăraș (las más altas al sur de los Cárpatos), adopta el código DN7C en la red nacional de carreteras de Rumanía y adquiere un cierto paralelismo con dos de los vehículos más icónicos de la historia, el Mercedes Clase G y el Jeep Wrangler: como estos, encontró su origen en el seno militar para después pasar a formar parte del más noble Olimpo de lo relacionado con el mundo de las cuatro ruedas. Y es que sí, señores, por muchos es considerada como la mejor carretera del mundo. Uno de los que lo confesó gritándolo a los cuatro vientos mientras recorría sus más de 90 kilómetros a bordo de un sublime Aston Martin DBS Volante fue nuestro querido Jeremy Clarkson… disfrutad de este vídeo mítico.

¿Cómo se origina la Transfagarasan?

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El caso es que, como decíamos, la Transfăgărășan (tal y como se escribe en lenguaje local) no fue desde el primer momento un paraíso automovilista. De hecho, surgió en plena dictadura de Nicolae Ceaușescu (de ahí que también se la conozca como «La locura de Ceaușescu.») El que fuera secretario general del Partido Comunista Rumano de 1965 a 1989 dio luz verde en el 70 a la construcción de una carretera que sirviera al mismo tiempo de escudo y de acceso para sus tropas a la montaña en caso de una posible invasión de la Unión Soviética, que venía de hacer exactamente eso dos años antes en Checoslovaquia. Ese mismo 1970 empezaron las obras con nada menos que 6.000 toneladas de dinamita y miles de soldados para el trabajo, muchos de los cuales murieron durante las labores. Cuatro años más tarde, la joya estaba terminada… Ahora bien, el aspecto actual lo adquiere en 1980.

La Transfagarasan, casa del mismísimo Drácula

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Muy cerca del meollo de las curvas, en el municipio de Arefu, se encuentran las ruinas de la que fuera residencia oficial del verdadero Drácula. El príncipe Vlad III de Valaquia o Vlad el Empalador, como se le conoce dadas sus horribles ejecuciones, fue quien inspiró a Bram Stoker para el personaje de su exitosa novela gótica. Evidentemente la Transfagarasan no fue testigo de la época más gloriosa del Castillo Poenari ni de las peripecias de su célebre huésped, ya que el asfalto se instaló cinco siglos después, pero sí es muy común que los conductores que van a disfrutar del entorno también terminen visitando el icónico fortín. Eso sí, si entra en tus planes hacerlo, te recomendamos que uses calzado cómodo… vas a tener que subir la friolera de 1.500 escalones hasta adentrarte en su leyenda.

Un paraíso para la conducción

Volviendo a la protagonista del artículo, la carretera, consta de más de 90 kilómetros de curvas de todo tipo: horquillas, curvas abiertas, ángulos a 90º, subidas y bajadas abruptas… todo ello, rodeado de un entorno espectacular. A pesar del deleite que sentirás entre tanto esplendor verde y negro, hay cuatro o cinco puntos en los que sí o sí querrás parar a sacarte una foto. En primer lugar, el lago glaciar Balea. Cerca de allí podrás tomarte un tentempié para asimilar cómo de fantástico fue el ascenso. También hay interesantes rutas de senderismo por si te gusta y vas con tiempo suficiente…

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Justo después de retomar la ruta es momento de pasar por el túnel más famoso de todos los que se hallan en el periplo. Ya en el descenso hacia la zona de Arges te toparás con la preciosa cascada Capra a mano izquierda. Tanto en la subida como en la bajada, habrá varios puntos en los que te podrás detener a fotografiar la extraordinaria belleza del conjunto que forman la sucesión inacabable de curvas enlazadas y el paraje escarpado de los Cárpatos. Por último, otra pausa obligada: el Lago Vidraru, ya en la parte final del trayecto… De ahí al castillo de Drácula no tardarás nada: 2×1. Antes, quizá más por tradición que por belleza, te verás obligado a parar en la represa del Vidraru para contemplar la colosal estatua de Prometheus.

La Transfagarasan se cierra entre octubre y junio

Desde el inicio hasta el punto más alto hay un total de 2.042 metros de desnivel con tramos de hasta el 6% y, si te quedas con ganas de más, siempre puedes volver a recorrerla al revés, de Arefu a Cartisoara. Eso sí, te recomendamos madrugar mucho para evitar el atasco masivo, porque cuando empiezan a salir los primeros rayos de Sol son muchos los apasionados que, como tú, comienzan a concurrir la zona como si de un peregrinaje se tratara. ¡Ah! Y olvida viajar entre finales de octubre y finales de junio: la nieve y el hielo la hacen intransitable. Y ahora, ya que es momento de consejos, aprovecho para terminar de daros algunos apuntes que os pueden ayudar a planificar el viaje de cuando un servidor estuvo allí. Sí, empezaré diciendo que es, de lejos, la mejor carretera del mundo… al menos, en la que yo haya estado.

Experiencia propia

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Tuve la suerte de poder viajar en septiembre de 2019, con motivo de la presentación internacional del Mazda MX-5 con motor de 184 CV. Volamos en chárter desde Madrid hasta Sibiu en unas 3 horas y media, pero es complicado encontrar vuelos directos. Lo normal será hacer escala en Múnich (con Lufthansa) y plantarte allí en poco más de cinco horas. Si quieres disfrutar de la Transfagarasan con tu propio coche, deberás recorrer más de 3.000 km, lo que te llevará unas 31 horas (desde Madrid.)

Una vez que llegas, tanto en las localidades cercanas como en la propia Sibiu (la ciudad más grande que hay por la zona, junto a Brasov) encontrarás multitud de alojamientos. Dependerá de tu bolsillo y de lo que quieras visitar antes o después. Ya seas apasionado de los coches, de las motos o incluso del ciclismo (el Tour de Rumanía tiene una etapa en la Transfagarasan cuya dificultad equivale a la de un puerto de Categoría Especial del Tour de Francia), de lo que estoy seguro es de que esta carretera no te defraudará.

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