Hoy toca recordar a uno de los grandes. Uno de esos coches que dejaron una huella imborrable y permanecen en la memoria de los que fueron contemporáneos, pero también es apreciado por quienes llegaron al mundo después. Se cumplen 50 años de la primera victoria internacional del Lancia Stratos, el inicio de una de las páginas más brillantes del automovilismo.
Cuando alguien piensa en coches de rally míticos, es imposible que no se le venga a la venga el Lancia Stratos, ese pequeño coupé en forma de cuña que dominó el mundial de rallyes a mediados de los 70 y que, junto con el Fulvia, el 037 y el Delta, conforma el póker de ases de Lancia en el mundo de los rallyes.
50 años de la primera victoria internacional del Lancia Stratos
El 25 de septiembre de 1973, el Lancia Stratos escribió el primer capítulo de lo que se convertiría en una historia memorable. Aquel día, conducido por el dúo Munari y Mannucci, logró su primera victoria internacional en el Tour de France Automobile. Un éxito que siguió a su primer triunfo en abril de ese año en el Firestone Rally.
El recuerdo del Lancia Stratos que todos tienen grabado es el que lucía los colores blanco y verde del patrocinador Alitalia, con el logotipo tricolor de la aerolínea italiana, a partir de la temporada 1975. Unido a la forma de cuña de su diseño, dio lugar a una de las libreas más icónicas de la historia de los rallyes.
La ‘bête à gagner’
Inspirado en el prototipo Strato’s Zero de 1970, el Lancia Stratos fue concebido específicamente para ganar y romper moldes. La versión final se presentó al año siguiente, siendo su principal característica el diseño en forma de cuña: la parte delantera era afilada y estaba en armonía con los pasos de rueda, mientras que el parabrisas inclinado abarcaba el pilar delantero y continuaba hacia las ventanas laterales.
El techo caía verticalmente sobre la pequeña ventana trasera, envuelta por el gran capó. El capó y el maletero, que consistían en dos carcasas ligeras, incluían sus respectivos guardabarros, con una amplia abertura para una acción rápida durante el apoyo a la carrera. Los faros redondos y un alerón aerodinámico se destacaban en la parte trasera, mientras que el motor era un V6 basado en el 246 del Dino Ferrari.
Si revolucionario era el diseño exterior, no lo era menos en el interior. El habitáculo presentaba un diseño totalmente centrado en el conductor. Había dos asientos y sólo dos compartimentos para cascos de carreras, una característica distintiva de la versión de carretera. El llamado bloqueo de color en el interior creó juegos continuos de contrastes para un eclecticismo muy de Lancia, utilizando los colores primarios azul, rojo y amarillo.
En definitiva, un diseño futurista en los años 70 que sigue fascinando más de medio siglo después de su presentación y que explica que el Stratos sea uno de los nueve coches históricos de la marca que han inspirado a Lancia para crear futuros modelos.