Con volante Yoke o sin él, el Tesla Model S es la berlina más rápida del mercado. En su versión Plaid y gracias a los 1.020 CV proporcionados por sus tres motores eléctricos alimentados por una batería de 100 kWh netos, desarrolla una velocidad máxima de 322 km/h y acelera de cero a 100 km/h en 2,1 segundos.
Pero más allá de sus apabullantes cifras, su tecnología de vectorización del par, su capacidad de recarga rápida a 250 kW, su coeficiente aerodinámico Cd 0,208 o sus más de 600 km de autonomía, el Tesla Model S es conocido por haber introducido el volante Yoke (no confundir con joke o “broma”), un volante inspirado en el de los monoplazas de competición que, al igual que aquellos, carece de “aro” y obliga a mantener las manos en la posición de las “tres y cuarto”.
Así es el volante Yoke del Tesla Model S
Lo curioso es que, dejando aparte la forma, el Yoke funciona exactamente igual que el volante convencional, con las mismas 2,33 vueltas entre topes, una relación fija que supone una de las grandes diferencias con respecto al volante de la dirección One Motion Grip del Lexus RZ, que también prescinde de la parte superior del aro, como el Yoke de Tesla, pero que adopta distintos grados de desmultiplicación en función de la velocidad para evitar tener que “manotear” en las curvas más lentas.
Asimismo, es posible elegir entre tres programas para la dirección: Comfort Standard y Sport. Pero, una vez más, no hay diferencias en función del tipo de volante, y cada uno de estos tres modos afecta únicamente al grado de asistencia aplicado sobre la dirección, no a su desmultiplicación, como en el Lexus.
Volante Yoke o convencional: ¿Cuál es mejor?
El principal motivo es que la única ventaja que aporta el Yoke es la mayor visibilidad del cuadro de mandos, si bien el aro del volante normal tampoco impide realmente la visión del cuadro. Si no existieran los airbags, el Joke podría esgrimir también el argumento de la seguridad adicional en caso de colisión, pero este no es el caso a día de hoy. Sin embargo, el Yoke sí presenta algunos inconvenientes.
El principal problema es que, durante las maniobras, echaremos en falta la parte superior del aro. Sin duda, acabaremos arreglándonos con los laterales y la zona inferior, pero en el fondo es absurdo tener que renunciar a la parte superior del aro cuando es necesaria.
Más delicado es el asunto de las curvas muy lentas que requieran más de media vuelta de volante. Imagínate el caso más extremo: tienes que girar a la derecha para abordar una revuelta o “paella” en un puerto de montaña en la que necesites emplear los 12,30 metros de diámetro de giro del Tesla Model S. En ese caso, deberás girar algo más de una vuelta completa el volante rápidamente para deshacer el movimiento inmediatamente después. Así, tendrás que soltar la mano izquierda del Yoke, posicionarla en la zona baja derecha del volante, colocar inmediatamente la mano derecha donde se encontraba la izquierda (llevamos solamente media vuelta de volante) y seguir “manoteando” hasta completar la vuelta para deshacer todo el moviente a continuación. Es de todo menos práctico.
Para muchos conductores, tampoco resultará práctico quitarles la posibilidad de colocar las manos a las “diez menos diez”, una postura que puede resultar más descansada que la de las “tres y cuarto”, especialmente durante largos viajes por autopista.
