Cuando los primeros fabricantes de automóviles comenzaron a pensar en la electrificación, Toyota prefirió explotar su tecnología híbrida y, en silencio, invertir en el desarrollo de las baterías. Diez años después, los japoneses preparan una nueva línea de productos totalmente eléctricos bajo el nombre de bZ (“Beyond Zero”), cuyo primer representante es el bZ4x. Pero, incluso en esta nueva etapa, y en palabras de su CEO, Akio Toyoda, la apuesta por los híbridos sigue en pie. Las alternativas de propulsión serán protagonistas en los próximos años y Toyota parece no querer perder el tren en ninguna de ellas.
En una rueda de prensa reciente, la jefa de Sostenibilidad de Polestar, Fredricka Klaren, arremetió contra Toyota y su estrategia eléctrica (o la falta de ella). Según ella, todo lo que no sea un futuro completamente eléctrico no abordará el cambio climático. “No es posible. No podemos seguir usando combustibles fósiles”, afirmó Klaren, cuando se le preguntó directamente sobre la postura del fabricante japonés.
El bZ4X es el primer representante de la nueva familia de coches eléctricos de Toyota, que apuesta por no perder el tren en ninguna de las tecnologías de propulsión.
Toyota en el punto de mira
Klaren añade que “cualquiera que afirme que lo arreglará en 2040 o 2050 no está escuchando, porque, para entonces, ya habremos perdido nuestro objetivo: solo nos quedan siete años hasta que el calentamiento global alcance 1,5 grados. Eso es un hecho si continuamos por el camino al que nos dirigimos”.
Con respecto a Toyota y su tecnología híbrida, Klaren asegura que con las estrategias que “siguen poniendo gasolina en el coche como plan de negocios no se logrará alcanzar el nivel que se necesita”. Polestar hace un llamamiento a la industria para que cada uno aporte su grano en la lucha contra el cambio climático, incluidos el establecimiento de objetivos y la transparencia.
“Sabemos que no hay lugar para vehículos no eléctricos a gran escala después de 2030. Pero los fabricantes están encerrados en sus planes comerciales. Planean una transición y lo entiendo. Pero su hoja de ruta está mal, no está en línea con la de los científicos, así que lo que tenemos que hacer es romper esos planes de negocios y hacer otros nuevos”, concluye Klaren.