Después de unos años perdiendo el tiempo, los fabricantes europeos están viendo ahora como su pasividad ha permitido a los fabricantes chinos crecer de forma imparable. Es por eso que su potencial es tan grande, que algunas voces están pidiendo levantar una barrera en forma de aranceles para frenar su avalancha en Europa.
Pero para algunos expertos, esto no será suficiente, y será imprescindible poner en marcha unos aranceles mucho mayores.
Según los analistas de la consultora Rhodium Group, Europa tendrá que levantar un muro más alto, con unos impuestos de entre el 40 y el 50%. La única forma de poner freno a la inminente invasión china.
Esto supone que en su mercado local, y según las estimaciones de los analistas, BYD logra un margen de apenas 1.300 euros, mientras que en Europa ese margen llegar a los 14.300 euros. Algo que supone un fuerte incentivo para exportar vehículos a Europa, ya que el actual 10% de aranceles apenas suponen 2.100 euros.
Las cuentas de los expertos avisan de que incluso con un 30% de aranceles, BYD seguiría logrando un margen del 15% en sus unidades vendidas en Europa, lo que dejaría incluso margen para bajar los precios y presionar a los grupos europeos.
La cosa no se detendrá ahí, y según estimaciones de la asociación Transport & Environment, este 2024 las nuevas incorporaciones al mercado europeo permitirá a los chinos hacerse con el 11% de las ventas en Europa, y llegar al 20% en 2027.
La cuestión es que los aranceles pueden afectar a los fabricantes europeos, que están ensamblando algunos modelos en China y exportándolos al viejo continente. También se vería afectada Tesla, que vería como los envíos desde su planta de Shanghái a Europe perderían totalmente su atractivo.
Y todo esto tendrá una parte positiva, con mayor incentivo para realizar la producción dentro de nuestras fronteras, y el impacto en creación de empleo y reducción de emisiones respecto al envío a miles de kilómetros de los vehículos.
La parte negativa es que los europeos verán como el sector pierde competitividad, competencia, por lo que los precios de venta no bajarán de forma sustancial. Por lo que tendrán que seguir pagando un sobre coste injustificado por sus coches eléctricos.