Como si hubiésemos viajado al pasado. Así nos sentiríamos si pudiéramos tener delante este Citroën 2CV, cuya historia se ha hecho pública en Francia y ha causado fascinación entre los aficionados a los coches clásicos.
Aguttes.
Solo lo disfrutó durante 14 km
Sería fácil pensar que tal vez a su propietario le sucedió algo que le impidió disfrutarlo y sus familiares nunca se deshicieron de él. Pero la historia es un poco diferente: el dueño lo recibió en la localidad francesa de Ets Chabert con 9 km, los recorridos por la pista de pruebas de fábrica para comprobar que todo funcionaba bien, y de allí le hizo 14 hasta su casa de Salon de Provence, donde reside. Una vez allí, lo cerró, lo cubrió y no ha vuelto a destaparlo hasta 34 años más tarde.
Cuando lo ha vuelto a descubrir se ha encontrado con un coche que parecía haber hibernado en una cápsula del tiempo, con los neumáticos originales (habrá que cambiarlos), los líquidos de la época (también deberán ser sustituidos), las etiquetas, las pegatinas de fábrica, la factura de compra, el libro de mantenimiento, los manuales, las llaves de repuesto y una lata de aceite de la marca Antar que le entregaron cuando lo compró.
Disfrutarlo más adelante
Es difícil acertar con la razón que llevó al dueño del coche a este aparente abandono. Pero nos aventuramos a opinar que su dueño tal vez sea un apasionado de este modelo y soñaba con poder conducir su coche favorito y en un estado nuevo al completo en un futuro. Todo porque el Charlestone fue el 2CV con más encanto gracias a su elegante acabado en negro y rojo Delage, una combinación bitono que imitaba a los coches de lujo de los años 30.
Aguttes.
Lo que quizá no sabía su dueño es que con los años aparecería en Cassis (cerca de Marsella, Francia) una empresa que se encarga de restaurar y vender absolutamente todas las piezas de los Citroën 2CV, de forma que uno puede reparar o restaurar su coche por sí mismo (si tiene conocimientos para ello) o incluso comprar una unidad montada con piezas nuevas de arriba abajo. Es decir, que podría haberlo disfrutado y tenerlo hoy día igual de nuevo gracias a todo el material disponible.
Pero no lo hizo y ahora el coche encontrará nuevo dueño en la subasta que este 22 de abril va a celebrar Aguttes en París. Dicen los expertos que puede venderse por entre 30.000 y 50.000 euros. No es mala cifra para su dueño, que todavía tiene otro coche con 23 km en su garaje del que te hablaremos otro día.
