- Un estilo diferente
- El confort por encima de todo
- Motor agradable y no muy gastón
- Por encima de los 40.000 euros
Hay conceptos de coche que tienen que reinventarse y eso es lo que Citroën ha intentado con el C5 X, una especie de familiar coupé con cierto aire SUV con el que enmascarar lo que en el fondo es: una berlina de las de toda la vida. Hemos probado la versión híbrida enchufable de 180 caballos (hay una por encima más potente de 225)
Y, aunque la fiebre SUV sigue sin remitir (y no sabemos si lo hará algún día), el caso es que sigue habiendo argumentos muy potentes para defender este tipo de siluetas. Y más si, además de con un espacio interior fabuloso y un maletero de 485 litros le sumamos un sistema de propulsión híbrido enchufable que nos ayude a afinar los consumos… y nos ‘regale’ la etiqueta CERO, con las ventajas que eso conlleva.
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Un estilo diferente
El C5 X es la versión de Citroën del Peugeot 508 SW, aunque con un enfoque de diseño y de comportamiento algo diferentes. Mientras el modelo del león es más afilado de líneas, el del doble chevron es más rotundo, pero con una imagen muy moderna (sobre todo por el concepto de faros delanteros) y original (con el remate más estilo coupé que SW) que le da una presencia más llamativa, por diferente.
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El confort por encima de todo
Una vez en marcha, responde claramente al enfoque por el que Citroën apuesta en sus creaciones modernas: el confort. Desde el principio se aprecia que este C5 X no tiene pretensiones dinámicas y no es el tipo de coche que va a engatusar a los conductores que disfrutan de la solidez y de la precisión en curva.
Sin embargo… a quienes busquen un trato dulce en marcha les encantará. Porque asientos y chasis redundan en una destacada comodidad que no se resiente con el paso de los kilómetros. Hemos podido hacer un viaje largo a sus mandos y, como siempre decimos, lo mejor que se puede afirmar es que en ningún momento hemos sentido la necesidad de cambiar la posición, o tocar el apoyo lumbar.
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Alguna pega la encontramos en la lenta y brusca respuesta del cambio en algunas circunstancias (sobre todo en ciudad), un selector que no es el más cómodo del mercado precisamente (y con botones pequeños para la P o el modo B de regeneración) y el tacto inicial de los frenos en conducción urbana, que lo hace impreciso en las detenciones, aunque llevarlo en modo B nos ayuda a mitigarlo un poco.
Motor agradable y no muy gastón
El tren de rodaje, compuesto por un 1.6 turbo más un motor eléctrico delantero, tiene un buen equilibrio entre rendimiento y consumo. Los 180 caballos son más que suficientes y si los tratamos con mimo los consumos no se disparan. Más de 1.000 kilómetros después (con mucha autovía y la inestimable ayuda de cuatro recargas completas) el promedio ha sido de 6,4 litros.
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Otras referencias que os podemos dar son el consumo en 100 kilómetros con la batería llena (de 12,4 kWh, está lista en dos horas con el cargador más potente) y mezcla de recorridos urbano y extraurbano, que se quedó en 2,6 litros, o el trayecto largo y partiendo sin carga eléctrica, donde el C5 X se mueve entre los 7 y los 7,5 litros. Bastante razonable para la potencia y el coche del que estamos hablando.
Quizá la mayor pega que le encontramos, aunque no es un drama, es la de la autonomía. Como sucede en la mayoría de híbridos enchufables, los fabricantes aprovechan el extra de autonomía eléctrica (que en el caso del C5 X se puede estirar hasta los 60 kilómetros con cierta comodidad) para darle un ‘hachazo’ al depósito de combustible y así compensar en parte el peso de las baterías.
En este caso el depósito es de sólo 40 litros (lo cual tiene su lado psicológicamente bueno ya que con poco más de 50 euros lo llenamos). Lo mejor es que a ritmos tranquilos lo podemos estirar hasta los 500 kilómetros, lo cual nos permitiría ir de Madrid a Alicante sin repostar… pero no mucho más y si subimos el ritmo… la cosa baja.
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Por encima de los 40.000 euros
La versión You del C5 X cuesta 43.385 euros, aunque podríamos aspirar a rebajarlo a través de las ayudas del Plan Moves III que, recordemos, en el caso de los híbridos enchufables pueden llegar a sumar 5.000 euros (o 2.500 si no entregamos un coche para achatarrar). Un precio que no parece una locura en el ámbito de tarifas disparadas que vivimos hoy en día…
Además, el equipamiento no está mal ya que apenas hay que pagar por la pintura metalizada o nacarada o, eso sí, por un cargador de a bordo más potente que el de serie, que es de 3,7 kW. Por 400 euros más tendremos el doble de potencia de recarga (7,4)… que nunca viene mal.
