La Zero DSR/X se convierte en la primera moto eléctrica en visitar todos los Toros de Osborne de la Península
Con hechos y no palabras, Zero Motorcycles sigue demostrando que sus innovadoras motocicletas eléctricas son capaces de afrontar cualquier desafío, por lejano que sea. Su vanguardista tecnología y elevadas prestaciones están enfocadas a enfrentarse y superar aquellas rutas trazadas por los motoristas más ambiciosos y exigentes. Tras los largos viajes europeos de la motoviajera Alicia Sornosa a bordo de una Zero SR/F, el último reto de la marca californiana se ha llevado a cabo en territorio nacional y, de la mano de Mark Berdomás y su proyecto Mamuts, ha vuelto a romper moldes de una forma tan original como peculiar: con una Zero DSR/X, realizar un viaje de más de 7.000 kilómetros y 22 días de duración para retratarse a los pies de los 89 “Toros de Osborne” que todavía se conservan en la Península Ibérica.
Mark Berdomás en Gumiel de Izán
Para afrontar semejante reto, Zero Motorcycles España cedió a Mamuts una DSR/X, la moto adventure eléctrica más versátil y completa del mundo, equipada con un motor Z-Force 75-10X que ofrece un impresionante par de 225 Nm y una potencia máxima de 100 CV (75 kW), que le permiten alcanzar una velocidad máxima de 180 km/h. Además, equipa el pack de baterías Z-Force de 17,3 kWh, que aporta una autonomía máxima de 290 km, y un conjunto completo de ayudas a la conducción de Bosch con prestaciones Off-road. “Soy propietario de una Zero S, una moto excelente como commuting y adecuada incluso para hacer alguna ruta de curvas. Pero la DSR/X amplía todas las posibilidades, puede viajar mucho más lejos y con todas las ventajas que aporta la propulsión eléctrica, como unos costes más reducidos”, comenta Mark, que también destaca su ergonomía excelente, altura perfecta, postura de conducción cómoda y la facilidad que permite a la hora de enfrentarse a pistas de tierra sin tener mucha experiencia off road, pues “tiene la ventaja de que no se puede calar”.
Mark Berdomás en El Pedernoso
Finalmente, Mark logró “coleccionar” los 89 toros de la península, que no son todos los que existen, pues también hay en Baleares, Melilla y, fuera de España, en México, Dinamarca y hasta Japón. “Los dos toros que visité y que mejor recuerdo me dejaron fueron los de Monforte del Cid y Alfajarín, pues se ubican en cerros bastante elevados y difíciles para acceder en moto, pero una vez llegas, te inunda una tremenda sensación de éxito y las vistas son preciosas”, relata Mark.