Durante el pasado Salón de Múnich 2023 ocurrieron, como es habitual, protestas procedentes de grupos medioambientalistas, que cargan contra la industria del motor. Es algo que sucede en cada salón del automóvil, pero que en esta ocasión tuvo un enfoque curioso, y es que un grupo de activistas decidió quemar… coches eléctricos.
Se necesitaron 40 efectivos y cinco camiones de bomberos para extinguirlo, algo para lo que además se necesitaron dos horas. Sobre las 4:30 de la mañana ya estaba controlado el incendio y empezaron a retirarse algunos de los coches, pero los servicios de emergencia siguieron vigilando la zona, puesto que, al ser eléctricos, existía el peligro de que las baterías volvieran a prenderse.
Resulta curioso que activistas pro medioambiente incendien coches eléctricos, no solo porque se supone que es la alternativa más limpia dentro del sector del automóvil, si no porque además quemarlos, con los componentes que los integran, genera una gran contaminación y expone sustancias peligrosas para la salud.
Además, señalaba que “Tesla es uno de nuestros enemigos más destacados. La empresa representa como ninguna otra la ideología del capitalismo verde y la actual destrucción global y colonial”. ¿El motivo? Que “los motores eléctricos se presentan constantemente como la alternativa limpia. Esa es una mentira cínica. Al igual que otras empresas, Tesla explota recursos en todo el mundo. Las materias primas necesarias para las baterías de los coches eléctricos, como el litio y el cobalto, se extraen en condiciones terribles en América Latina y África. A pesar de la gran pintura verde, los combustibles fósiles son necesarios para el transporte y la producción”.
Por ese motivo, incendiaron el punto de venta de la marca estadounidense, movimiento que la policía calcula que ha derivado en unos daños valorados en 500.000 euros.