El Supra es el deportivo más famoso de Toyota, un modelo que lleva desde 1979 postulándose como la propuesta más excitante de la marca. Ahora se presenta la quinta entrega, que se ha desarrollado junto a BMW, aunque a diferencia del Z4, su pariente alemán, tiene carrocería cupé en vez de descapotable. Ya está disponible desde 69.900 euros, y las primeras unidades se entregarán en octubre.
Con 4,37 metros de longitud, el nuevo Supra es un deportivo compacto, aunque su imagen luce el músculo de modelos más grandes. La cabina biplaza ofrece espacio para cualquier talla y el maletero tiene 290 litros, por lo que ofrece cierta utilidad. Y gracias a unas suspensiones electrónicas que filtran bien y a una sonoridad comedida, ofrece buen confort y permite plantearse incluso el uso diario y los viajes.
El motor 3.0 turbo de 340 CV, con cambio automático de ocho marchas, propulsión trasera y diferencial activo (todo, de BMW), mueve el peso con gran brío (4,3 segundos de 0 a 100 km/h), pero no suena demasiado ni parece estresar al chasis del coche, que digiere la potencia con soltura. Y al final, el conductor siente siempre que lleva un deportivo de alto nivel, pero también de carácter amable, porque se maneja con relativa facilidad y, por sus reacciones progresivas, permite divertirse sin sobresaltos: casi nunca sorprende, por ejemplo, con un deslizamiento inesperado del eje trasero, algo que sí puede suceder en un Serie 2 M140i.
Otro ejemplo del buen equilibrio que aporta el nuevo Supra es que convence en carretera y también en circuito (se ha probado en la pista del Jarama, Madrid), algo que no muchos deportivos consiguen, que tienden a brillar solo en uno de los escenarios. Aunque, como sucede en muchos modelos, en circuito los frenos tienden a fatigarse e invitan a no apurar mucho las frenadas, porque además, el motor empuja y en cuanto hay un tramo recto de por medio, se llega muy rápido al siguiente viraje.
El peso tampoco es bajo, porque ronda los 1.500 kilos sin conductor, y el consumo depende mucho del uso, aunque es factible moverse en torno a los 10 litros de gasto medio, aunque en pista o practicando una conducción muy deportiva, lo más probable es doblar este registro.