La tecnología de aerodinámica activa ha sido por tradición terreno de los superdeportivos pero, buscando una mejor eficiencia, algunos coches eléctricos disponen de este tipo de sistemas. El último capítulo lo escribe el Grupo Hyundai con su nuevo estreno: un labio frontal activo.
Bautizado como AAS por sus siglas en inglés, acaba de presentarlo al mundo. Y su intención es que lo equipen los eléctricos de nueva era de Hyundai y Kia. Con él pretenden mejorar la eficiencia y autonomía de sus cero emisiones, a la par de optimizar su dinámica.
La misma receta que el Supra o el Skyline para mejorar la aerodinámica de SUV eléctricos
Este ‘Active Air Skirt (AAS)’, que se traduce como faldón delantero activo, como ocurre con este tipo de elementos aerodinámicos se despliega o esconde en función de la velocidad del coche. En su caso controla el flujo de aire que entra por delante y controla la turbulencia generada en las ruedas a altas velocidades.
Instalado entre el parachoques frontal y las ruedas delanteras, a bajas velocidades este elemento activo está oculto: se despliega al superar los 80 km/h y se esconde al bajar de 70 km/h. Y aseguran que puede funcionar hasta a 200 km/h, una punta que los eléctricos no suelen alcanzar.
Este AAS no es una pieza que cubre todo el frontal: en realidad son dos aletas retráctiles que se despliegan frente a los neumáticos delanteros. Esto se debe a que la equiparán coches de la plataforma eléctrica E-GMP, cuyo fondo es completamente plano. Hyundai defiende que así es más eficaz para ofrecer una menor resistencia al viento a altas velocidades.
Del Nissan Skyline al Toyota Supra: antecedentes con el labio retráctil. Coches mundanos, o al menos más mundanos que un Ferrari, un Lamborghini o un Porsche 911, también han recurrido a la aerodinámica activa. Y en concreto el labio frontal retráctil estuvo presente en coches llegados hace 40 años.
Es el caso del mítico Nissan Skyline R31 con su Active Aero. Lo equipaban varias de sus versiones en su séptima generación, que se vendió entre 1985 y 1989. Esta variante del deportivo japonés fue la que más recurrió a este sistema que encontrábamos en la mayoría de los GTS-X Turbo, de 190 CV, y otras opciones GTS. También lo hizo, aunque en muchas menos versiones, su sucesor: el R32.
Su rival de Toyota también lo llevó: el Supra de cuarta generación, el A80 y que firmó la consolidación de este deportivo como icono. El Toyota Supra MK4 llegó en 1993 y su labio frontal activo se ofrecía como opcional tanto en Japón como en Europa.
Y otro mito nipón también se sumó a esta fiesta: el Mitsubishi 3000 GT. En su caso acompañaba el faldón delantero desplegable con un alerón trasero activo que subía cuando se superaban los 70 km/h y bajaba cuando se bajaba de 40 km/h.
En definitiva Hyundai y Kia están recurriendo a una tecnología que no es nueva, pero con la que pasado, presente y futuro se dan la mano en clave eléctrica.