- Prueba Toyota Camry: deportividad e interior amplio
- Prueba Toyota Camry: suavidad y grandes consumos
- Prueba Toyota Camry: ¿qué equipamiento es mejor?
- Prueba Toyota Camry: los rivales
La berlina japonesa supera a todos sus rivales con unos consumos muy contenidos y un espacio interior amplio.
Hace ya cuatro años que Toyota decidió empezar a comercializar su berlina Camry en nuestro país, un modelo que se encontraba ya en su octava generación y que da imagen al coche de la NASCAR del fabricante japonés. Desde entonces ha visto como muchos de sus posibles rivales entre las marcas generalistas desaparecían y se quedaba como el único híbrido sin enchufe en la categoría. Vamos a conocer cómo es.
Prueba Toyota Camry: deportividad e interior amplio
Como seguidor de casi todas las competiciones del mundo del motor tengo que reconocer que el Toyota Camry siempre me ha llamado la atención porque me recuerda a la NASCAR. Por ejemplo, el frontal desprende mucha personalidad para ser una berlina, un poco al estilo del que luce el Volkswagen Arteon.
A partir de ahí y hasta su zaga aparecen formas más clásicas, aunque con una cierta caída del techo pronunciada y un maletero que parece terminar en un spoiler. De puertas relativamente grandes, me pareció que el acceso era bueno tanto a la zona delantera como a la trasera, para ocupantes de todos los tamaños.
Centrándonos en esta última, el Toyota Camry presume de un espacio para las piernas muy grande, el mejor entre sus competidores, mientras que en altura como en anchura todos se mantienen en la misma medida, que no es excelsa. La plaza central tiene un respaldo duro, al instalar la bandeja para los pasajeros exteriores, y suma un suelo algo elevado, por lo que está destinado más para cuatro ocupantes.
Delante encontraremos un salpicadero de estilo sobrio, comparado con un Volkswagen Arteon o un Skoda Superb, por ejemplo. Aunque hay que señalar que todos los mandos están bien colocados, a mano del conductor, y creo sin duda que es el Toyota con mejores ajustes y materiales. Por algo es el estandarte de la firma en nuestro país.
A nivel de pantallas también se encuentra este Toyota Camry un poco por detrás de sus rivales. No hay posibilidad de instalar un panel de instrumentación digital y a los gráficos del ordenador de a bordo le pesan un poco los años. La pantalla multimedia, en este caso la más grande de 9 pulgadas, cumple con lo mínimo, pero de nuevo la interfaz no es aparentemente moderna, los botones son pequeños cuando se manejan en marcha y la cámara de visión trasera podría tener algo más de nitidez.
A parte de esto, se nota que este Toyota Camry es un modelo que también se vende en Estados Unidos, donde gustan los asientos de gran tamaño. De ajuste eléctrico, tienen un agarre normal (tampoco estamos en un coche de espíritu deportivo) y me parecieron un poco duros. Desde aquí hay dos detalles que me gustan, con una consola central con un hueco muy grande para guardar objetos y una visibilidad muy buena hacia la parte trasera por las formas anchas de la ventanilla.
Hablando de la zaga no se me olvida el maletero. Su apertura está colocada un tanto a la derecha (normalmente están centradas) y da acceso a un cubículo de 500 litros para este acabado Luxury (en el Advanced son 524). Por tanto queda por detrás del Skoda Superb, del Volkswagen Arteon y del Peugeot 508. Y no será por el esfuerzo de los diseñadores, porque se ha aprovechado hasta el último hueco disponible.
Prueba Toyota Camry: suavidad y grandes consumos
Al comenzar nuestra andadura con este Toyota Camry en el ordenador de a bordo se enciende un coche verde con las letras EV porque circulamos con electricidad. Al tratarse de un sistema híbrido sin enchufe no dura mucho tiempo, pero es aquí donde ya se empieza a ahorrar combustible.
También cuenta con un modo Eco, que la verdad limita bastante el rendimiento de los 218 CV disponibles, pero que en ciudad te pueden permitir conseguir consumos bajos para la potencia y peso que tenemos (en torno a los 6,5 litros). O un Sport que imprime un tacto mucho mejor a la dirección (más dura), lo que repercute en una mejor dinámica en zonas de curvas, aunque tampoco modifica mucho la respuesta del acelerador.
En carretera, el Toyota Camry se comporta de forma excelente para rodar muchos kilómetros, por la comodidad antes mencionada y también por el bajo ruido mecánico. Aquí la clave es mantener al coche lejos de la zona “pwr” del indicador izquierdo, ya que en ella sí se nota algo más el propulsor. Otro pequeño detalle pequeño a pulir sería el ruido aerodinámico provocado por los retrovisores, aunque no es molesto.
Pese a contar con una transmisión de tipo CVT, este Toyota Camry cuenta con un sistema que es capaz de simular seis marchas. Podemos actuar sobre ellas mediante unas levas colocadas por detrás del volante y con el pomo del cambio. En cualquiera de los dos casos no noté una mejoría palpable, por lo que volví al modo automático.
Otro elemento que tuve que desactivar fue el control de carril, ya que su funcionamiento es bastante brusco. En el lado contrario de la balanza pondría al sistema de frenos de este Toyota Camry. Generalmente criticamos a los híbridos en este aspecto, pero en el caso de la berlina japonesa me gustó mucho su desempeño.
Y como postre tendremos a nuestra disposición un examen de nuestra conducción. El Toyota Camry analiza las arrancadas, el ritmo de crucero mantenido y las frenadas para puntuarte en post de una conducción ecológica. Llegar al 100, el máximo, es bastante complicado y habría que proponérselo mucho, siendo mi mejor registro un 89.
Prueba Toyota Camry: ¿qué equipamiento es mejor?
Teniendo en cuenta que en este Toyota Camry solo existe la mecánica híbrida de 218 CV antes mencionada, lo que nos quedaría por elegir es el acabado para la berlina. En este caso debes escoger entre el Advanced (donde la marca registra el mayor número de ventas en nuestro país) o el Luxury de nuestra unidad de pruebas.
Con la oferta actual, el Toyota Camry con acabado Advanced se queda en 43.000 euros, lo que son 4.343 euros menos que el Luxury. Revisando el equipamiento de cada uno si está justificada esa subida, ya que el segundo equipa llantas más grandes, pantalla multimedia mejorada y más sistemas de seguridad importantes como la alerta de tráfico cruzado o el detector de ángulo muerto.
Prueba Toyota Camry: los rivales
Desde que se dejó de fabricar el Ford Mondeo Hybrid no ha vuelto a aparecer ninguna berlina del tamaño de este Toyota Camry con una motorización híbrida sin enchufe. Bueno sí, hay una que es el Lexus ES, modelo con el que comparte plataforma y motor, pero que tiene un punto más de sofisticación que se termina notando notablemente en el precio (desde 53.100 euros).
Por tanto las opciones que nos quedan serían el Mazda6, cuyo precio comienza en 34.655 euros, pero que al buscar un motor de potencia parecida a nuestro Toyota (el 2.5 SKYACTIV-G de 194 CV) sube a 41.755 euros. Solo llega a la pegatina C, su interior tampoco es tan tecnológico, aunque dinámicamente está un punto por encima.
No me olvido tampoco de los Skoda Superb (parte de 41.055 euros y sube a 47.855 euros con el TDI de 200 CV) o el Volkswagen Arteon (empieza en 52.675 € y son 62.820 € con el TDI 200 CV), así como el Peugeot 508, que también es más barato de acceso (38.510 euros), pero que al igualar potencia sube a 50.310 euros (Hybrid 225).
