Lancia

Prototipos olvidados: Lancia Dialogos (1998)

Fue el antecesor del Lancia Thesis, una berlina de representación, con una estética adelantada a su tiempo.

prototipos olvidados: lancia dialogos (1998)

Lancia se encuentra en su enésimo intento de reanimación, ahora bajo las directrices de Stellantis, que pretende dar un nuevo impulso a una marca centenaria (116 años la contemplan) y que ha puesto todos sus esfuerzos en el Pu+Ra HPE, un prototipo que ya hemos podido ver en nuestro país.

Pero en este caso, hablamos de Lancia refiriéndonos al pasado, concretamente a uno de los prototipos que dieron lugar a una de las berlinas más conocidas de la firma italiana en las últimas décadas, el Lancia Thesis. Pues bien, esa berlina de representación nace de un concept car igual de impactante, el Lancia Dialogos, presentado en el salón de Turín de 1998. Debía su nombre a la pretendida interacción (diálogo) entre el hombre y la máquina.

En términos estéticos, el Dialogos adelantó muchos códigos de diseño que se materializaron en el posterior Thesis. El concept fue un proyecto encargado al equipo a cargo de Mike Robinson del Centtro Stile Lancia. ¿El objetivo? Conseguir el máximo confort posible, a través de un ‘living room’, creando un microclima personalizado, bautizado como burbuja saludable, liberando al conductor de la presión de la conducción diaria mediante un sistema de manejo sin estrés.

Galería: Lancia Dialogos 1998 concept car

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Del exterior cabe señalar que su sinuosa y aerodinámica silueta, recreando la tradicional forma de tres volúmenes, pero en este caso con puertas en apertura suicida (las traseras se abrían al revés) y unas enormes llantas de 20 pulgadas, ‘gigantes’ para la época. Además, la parrilla en forma de escudo, las características ópticas principales, junto con los finísimos pilotos traseros se trasladaron con leves modificaciones al Thesis definitivo.

Respecto a las dimensiones, el Dialogos medía 4,99 metros de longitud, por 2 metros de anchura y 1,49 m de altura. Su diseño se inspiró en los modelos de Lancia de mayor prestigio, como el recordado Aurelia de los años 60.

El habitáculo estaba formado por cuatro cómodas y amplias plazas individuales. La parte trasera de los respaldos, el salpicadero y las tapas de los huecos portaobjetos eran de ‘softwood’, un material visualmente idéntico a la madera, pero más seguro y agradable al tacto.

Para conseguir ese toque distintivo, la tapicería del Dialogos combinaba el nobuk, la seda o la cachemira y, como nota curiosa, los asientos delanteros podían girar 180°, consiguiendo una configuración de salón. Carecía de volante al uso, y en su lugar, había una especie de ‘joystick’, que se podía mover de derecha a izquierda.

El Lancia Dialogos también resultaba avanzado tecnológicamente, ya que era capaz de acondicionar el interior de forma automática, con un sistema que analizaba las condiciones meteorológicas exteriores e interiores y la temperatura corporal del pasajero. Un sistema de control automatizado permitía, además, crear cuatro ambientes diferentes, por medio de sensores integrados en los asientos.

Pero había más, ya que mediante la denominada ‘ego card’, el conductor disfrutaba de una tarjeta que abría automáticamente las puertas y desactivaba el dispositivo antirrobo a distancia, regulaba la altura del coche, en relación con el suelo, en función de quien lo fuese a conducir, lo ponía en marcha, calculaba la posición de los asientos, el volante, los pedales, el nivel acústico, la temperatura, la iluminación o el modo de conducción, siempre que se hubiesen memorizado previamente.

Asimismo, mediante el ‘ego mode’, el vehículo disponía de un sistema que permitía, tras un breve trayecto, memorizar el estilo y las costumbres del conductor de modo que el cambio realizaba automáticamente las operaciones. A esto, había que sumarle un diferencial activo que repartía, en tiempo real, el par motor a las ruedas delanteras, aumentando la tracción y la estabilidad.

En el plano mecánico, Lancia no ofreció mucha información, salvo que equipaba un motor de gasolina atmosférico, que mandaba la fuerza al eje delantero, todo gestionado por una una transmisión automática. El Thesis llegaría en 2002 y no consiguió ser un ‘bombazo’ de ventas para la firma, pero sin duda, gracias a su estética futurista, ha conseguido permanecer en la memoria de los aficionados.

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