Es amplio y equilibrado, su motor turbodiésel funciona a las mil maravillas y suma calidad a raudales.
- Galería: Prueba Mercedes-Benz GLC 220d 4MATIC
- Buen espacio y mejor maletero
- Pack exterior AMG sin sobreprecio
- Dinámica equilibrada
- Tecnologías avanzadas
- Cabina con una calidad superior
- Excepcional mecánica diésel
- Rodar soberbio
- Muy premium
Después de no lograr el éxito esperado con el GLK, Mercedes-Benz solo ha obtenido alegrías comerciales, dentro de la categoría de los SUV de tamaño medio, con el GLC, que ahora estrena su segunda generación.
Nosotros hemos probado el que, según la marca alemana, se va a convertir en la versión superventas, la turbodiésel 220d 4MATIC. Lógico, pues en vehículos voluminosos o de gran tamaño, los motores de gasóleo continúan siendo los más cabales y sensatos.
Además, en este caso, la mecánica trabaja junto con un sistema de hibridación ligera (propulsor eléctrico de 23 CV y batería de 48 V), así que la etiqueta Eco está más que merecida, con todos los beneficios de movilidad que supone.
Galería: Prueba Mercedes-Benz GLC 220d 4MATIC
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Buen espacio y mejor maletero
Eso sí, la central es más estrecha (no cabe un adulto entre dos sillas infantiles) y el confort queda reducido por el voluminoso túnel de transmisión. Por supuesto, se disfruta de salidas de aire, pero sorprendentemente no viene integrado un climatizador de tres zonas.
En cuanto al maletero, gracias al mayor voladizo trasero, se amplía hasta los 600 litros, que son 50 más que antes. Además, se genera un suelo plano al abatir los asientos posteriores, con lo cual más fácil imposible ante una carga voluminosa.
Pack exterior AMG sin sobreprecio
Si damos unas pinceladas en términos de diseño, se ha reforzado la imagen deportiva del conjunto, pues el paquete exterior Avantgarde es de serie. Lo componen unas llantas de aleación de 18 pulgadas y embellecedores que simulan salidas de escape (mala idea, bajo nuestro juicio).
No obstante, se puede escoger sin sobreprecio el pack deportivo exterior AMG, que mezcla de forma acertada componentes cromados y en negro brillante, tal y como se puede comprobar en ‘nuestro’ coche. Asimismo, incorpora paragolpes específicos y llantas de aleación de 19 pulgadas y cinco radios. Las del ejemplar de pruebas tienen un diámetro de 20 pulgadas, son multirradio y cuestan 1.314 euros.
Dinámica equilibrada
Dicho pack también suma cambios en el chasis, al incluir discos de freno más grandes y perforados en el eje delantero, así como el tren de rodaje deportivo. Este último se puede sustituir, sin sobreprecio, por la suspensión AGILITY CONTROL, con amortiguación adaptativa de forma totalmente automática.
Tecnologías avanzadas
Por cierto, hay una tercera suspensión disponible, en este caso por 3.860 euros, que es la AIRMATIC con resortes neumáticos, que viene asociada de forma obligatoria al tren trasero directriz. Este dúo es ideal para conformar el GLC más avanzado en términos de dinamismo.
Asimismo, el GLC 220d 4MATIC puede equiparse con los faros matriciales DIGITAL LIGHT (1.867 euros) y, como curiosidad, la trama de la parrilla viene conformada por pequeñas estrellas, propias en un Mercedes-Benz. Los cristales tintados de serie los agradecerán especialmente los niños en días soleados.
Cabina con una calidad superior
Frente a otros interiores de Mercedes-Benz con dos pantallas panorámicas (una seguida de la otra), la configuración en el GLC reproduce la del Clase C, con una instrumentación digital y configurable de 12,3 pulgadas y un monitor central en posición tendida de 11,9.
En este último se integran los diales de la climatización, que son fáciles de manejar, si bien es cierto que hay que tomarse un pequeño periodo de adaptación con las decenas de submenús disponibles. Por suerte, hay unos pocos mandos convencionales con ‘atajos’, como por ejemplo para elegir programa de conducción dentro del sistema DYNAMIC SELECT.
No falta el sistema multimedia MBUX, que puede incluir opcionalmente navegación con realidad aumentada (490 euros). Sí que son de fábrica el GPS convencional, la carga inalámbrica del smartphone y un asistente de voz mejorado, que entiende perfectamente órdenes con lenguaje natural. En general, la calidad percibida me ha resultado muy grata y lo único que no me ha convencido son los mandos hápticos del volante.
Excepcional mecánica diésel
Tampoco puedo poner ningún pero al motor turbodiésel, con cuatro cilindros en línea, 2,0 litros y 197 CV de esta versión. Dispuesto en posición longitudinal, rinde de manera brillante (de 0 a 100 en solo 8,0 segundos) y lo hace con una suavidad y un silencio impropios de un bloque de gasóleo. Es más, gracias a la hibridación ligera, arranca de manera muy sedosa con el motor eléctrico.
En el programa Individual se puede seleccionar un sonido mecánico de corte deportivo, que fluye a través de los altavoces y que viene dado por el pack AMG antes citado. El consumo oficial es de 5,2 litros cada 100 kilómetros, mientras que en nuestros recorridos de pruebas fijamos una cifra de 6,5. Teniendo en cuenta que el depósito alcanza los 62 litros, la autonomía real ronda los mil kilómetros.
Rodar soberbio
Como hemos comprobado en otras ocasiones, la transmisión automática con convertidor de par 9G-TRONIC de nueve relaciones realiza excepcionalmente su trabajo, pues realiza las transiciones entre velocidades de manera muy suave y no abusa de marchas largas. Además, en el programa Sport cambia ligeramente su gestión y también dispone de manejo secuencial a través de levas metálicas.
No me cuesta afirmar que el GLC me ha parecido uno de los mejores SUV premium a la hora de completar largos viajes. Está muy bien insonorizado, disfruta de una calidad de rodadura magnífica y la dirección directa (desmultiplicación variable) facilita las trazadas y los cambios de trayectoria.
Además, como comentaba antes, el chasis equilibrado lo hace ideal para todo tipo de trayectos. La buena dosis de confort se complementa con contenidos balanceos de la carrocería, así que lo podemos calificar como un ‘chico para todo’.
Y sin olvidarnos de que la tracción total 4MATIC, con un reparto del par de un 45% delante y un 55% detrás (en condiciones normales de motricidad), aporta un plus notable de adherencia y estabilidad.
Muy premium
Para los más sibaritas, los asientos pueden incluir función masaje y, propio de una nueva generación, los asistentes a la conducción se han incrementado, hasta el punto de incluir, por ejemplo, un asistente de remolque optimizado, que regula automáticamente el ángulo de giro del vehículo tractor hasta una velocidad de 5 km/h y una pendiente de hasta el 15%.
Por esta variante del nuevo GLC, Mercedes-Benz pide 60.925 euros sin incluir los extras. Quizá no tenga tanta ‘garra’ en tramos técnicos como el Audi Q5 o el BMW X3, pero me parece un modelo realmente avanzado y con una factura envidiable. Un SUV premium con mayúsculas.
Mercedes-Benz GLC 220d 4MATIC
- Motor: Diésel, 4 cilindros en línea, turboalimentado, 1.992 cm³
- Potencia: 197 CV a 3.600 rpm
- Par máximo: 440 Nm entre 1.800 y 2.800 rpm
- Caja de cambios: Automática con convertidor de par 9G-TRONIC, 9 velocidades
- 0-100 km/h: 8,0 s
- Velocidad máxima: 219 km/h
- Consumo: 5,2 l/100 km
- Tracción: Integral 4MATIC
- Longitud: 4,71 m
- Anchura: 1,89 m
- Altura: 1,64 m
- Peso en vacío: 1.925 kg
- Número de asientos: 5
- Capacidad del maletero: 600 l
- Precio base: 60.925 euros
