La semana pasada se desveló uno de los coches más esperados de los últimos meses, el Alfa Romeo Milano, un modelo que abre la gama SUV de la marca italiana, por debajo del Tonale y el Stelvio, y que debe representar un importante porcentaje de las ventas de la compañía en los próximos años. Es, además, el primer modelo del Biscione con versión totalmente eléctrica. Pero la polémica ha saltado por un motivo que no tiene que ver con las características del coche. El gobierno italiano dice que es ilegal fabricar el Alfa Romeo Milano fuera de Italia.
El Milano no es sólo el primer coche eléctrico de la marca (con permiso del 33 Stradale, pero es una producción muy baja), sino también el primer Alfa Romeo que no se fabrica en Italia, sino fuera. Stellantis decidió ensamblarlo en su planta de Tychy, en Polonia, y esto no ha sentado bien al ministro de Industria italiano, Adolfo Urso, quien declaró que “no se puede construir un coche llamado Milano Polonia”, según recoge Reuters.
El gobierno italiano dice que es ilegal fabricar el Alfa Romeo Milano fuera de Italia
Para el ministro italiano, esto viola una ley de 2003, referida a productos con nombres que «suenan italianos» pero que en realidad no lo son. «Un coche llamado Milano no puede fabricarse en Polonia. Esta ley estipula que no se pueden dar indicaciones que induzcan a error a los consumidores. Así que un coche llamado Milano debe fabricarse en Italia. De lo contrario, da una indicación engañosa que no está permitida por la ley italiana», continúa Orso.
Por su parte, la primera ministra del gobierno italiano, Giorgia Meloni, añadió que “si quieres vender un coche en el mercado internacional anunciándolo como una joya italiana, entonces ese coche debe producirse en Italia”.
Reducir los costes de producción
Pero la ley que menciona el ministro de Industria italiano, en realidad, suele invocarse contra productos alimentarios, como el queso parmesano fabricado en Estados Unidos que se parece al auténtico parmigiano italiano. Durante la Presentación del Milano, Tavares explicó a Automotive News que la compañía busca con esta decisión reducir los costes de producción para que el coche no sea tan caro.
De hecho, fabricarlo en Polonia ha permitido reducir su precio en unos 10.000 euros, tanto en las versiones térmicas como eléctricas. Un precio que partirá desde los 30.000 euros, aproximadamente.
No es la primera vez que Stellantis tiene un encontronazo con el gobierno italiano, el cual quiere aumentar la producción local de automóviles. El grupo ha solicitado subvenciones locales y apoyo político para impulsar la producción, pero el ejecutivo no se ha mostrado demasiado receptivo. Aun así, Stellantis se ha comprometido a aumentar la producción anual en Italia, pasando de 750.000 unidades a un millón.
