La personalización de coches tiene un origen incierto, y si bien podríamos decir que su popularidad más reciente puede estar vinculada a la cultura y el estilo de vida tuning, en realidad hablamos de una práctica ya existente desde los años 40. En EEUU pasó del hot rod y el custom porguerra a los low riders de Los Ángeles, en Japón se desarrolló hasta convertirse en el Drifting, y en Europa nos decantamos por adaptar los aspectos técnicos y estéticos del racing a los coches de uso cotidiano.
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La posibilidad de transformar tu auto para convertirlo en un aparato único tiene un indudable atractivo y desde hace unos años, muchos fabricantes de coches de alta gama como Ferrari o Lamborghini han comenzado a darle un espacio a los clientes más incorformistas. Se trata de ejemplares únicos realizados totalmente a medida, lo cual supone siempre un desembolso más que generoso por parte del comprador. Rolls Royce es otra de las grandes casas de automóviles que ofrecen estos servicios y su último encargo está llamado a ser uno de los coches más exclusivos de la historia.
Obra maestra es el calificativo más apropiado para referirse a esta flamante máquina que responde al nombre La Rose Noire Droptail. Mostrado por vez primera en un evento privado cerca de Pebble Beach en California, se trata del primer roadster biplaza Droptail que ha fabricado la marca y la lista de detalles y añadidos que encierra parece no tener fin. El cabrio, que ha tardado cuatro años en completarse, se inspira en siluetas del archivo de Rolls Royce como el Silver Ghost ‘Sluggard’ de 1912, el Phantom Brewster New York Roadster de 1930 y el Silver Ghost Piccadilly de 1925. Esto explica por qué sus proporciones compactas desprenden ese aire clásico. ¿Las diferencias con sus predecesores? Muchas, pero sin duda la más llamativa es ese exuberante y llamativo rojo que recorre toda la carrocería.
La paleta principal está inspirada en la rosa Black Baccara, una flor originaria de Francia cuyos pétalos se tornan de granate oscuros a casi negros dependiendo de la luz. Este efecto ha sido replicado en el coche, que cambia del tono más claro True Love al más oscuro Misterio dependiendo del ángulo. Este efecto se consiguió aplicando 150 iteraciones diferentes y cinco capas de barniz transparente, cada una de un tono diferente de rojo. Una placa de acero con el nombre del automóvil y la mencionada flor se encuentra grabada a la derecha del volante, algo nunca antes visto en un coche de Rolls-Royce.
El exterior del vehículo destaca también por un capó de aspecto compacto y curvado fabricado en aluminio, acero y fibra de carbono. El techo duro desmontable le confiere dos personalidades distintas e incluye una sección de vidrio electrocrómico que, al presionar un botón, cambia instantáneamente a una sombra casi translúcida. En la toma de aire inferior delantera y en las aletas de la parrilla encontramos más adornos con la doble R de la firma y como no podía ser de otra manera, las llantas de aleación siguen el mismo patrón colorido y cambiante del resto del coche.
Por si fuera poco, el autentico glamour del vehículo lo encontramos en su interior. Las paredes se encuentran decoradas por un complejo patrón que representa la caída de los pétalos de la rosa. Para alcanzar tan sugerente fondo se utilizaron 1.603 piezas triangulares de madera de sicómoro negro proveniente de Francia y se dispusieron de manera que encontramos tanto simentría como abstracción. Los dos asientos están decorados en los bordes con cuero color burdeos y los altavoces se encuentran localizados de manera estratégica, gracias a la distribución envolvente de la cabina.
Todo este lujoso despliegue de artesanía y excelencia de diseño parece que no era suficiente para el cliente (parece ser que esta joya es un presente para la matriarca de una familia de gran renombre) que han querido incorporar también un reloj exclusivo de Audemars Piguet para el salpicadero del coche. El movimiento único de cuerda automática Calibre 4407 impulsa el cronógrafo GMT de gran fecha Royal Oak Concept Split-Seconds de 43 mm, que cuenta con un cronógrafo flyback y un mecanismo de segundos divididos. Debido a que los propietarios también encargaron una exclusiva cosecha de Champagne de Lossy para la celebración, Rolls-Royce ha atendido hasta el más mínimo detalle y confeccionó un baúl para transportar las bebidas con el mismo diseño que La Rose Noire Droptail. ¿Alguien da más?
