Desde hace más de una década, España ha puesto en marcha un programa de ayudas a la compra de coches eléctricos. Un proyecto que ha vivido una montaña rusa en cuanto a dotación presupuestaria, pero que ha compartido un mismo resultado. Un completo fracaso. Pero a pesar de esto, las diferentes administraciones no han visto o no han querido ver esta situación que según un informe del Banco de España, se mantiene incluso con el pasado Plan MOVES II.
En el resto de comunidades, los 100 millones de euros designados no han permitido ni lograr un crecimiento de las ventas totales ni del 0.5%. Algo que nos indica que el impacto del programa de ayudas ha sido prácticamente de cero.
Podemos pensar que las ventas de coches eléctricos si han aumentado. Algo que es cierto. Concretamente, entre 2020 y 2021 estas han crecido un 33.2% respecto a 2019, llegando a las 23.899 unidades. Una cifra que nos da como resultado una vergonzosa cuota de mercado del 2.78%. Una cifra ayudada por la caída de ventas del mercado general que ha descendido en 2021 un 18.7%. Sin esta bajada, la cuota habría sido incluso más ridícula.
¿Cuál es al problema del coche eléctrico en España?
El principal problema es sin duda el precio de los vehículos, y el completo desastre que supone el programa de ayudas. Un programa diseñado desde el desconocimiento donde el cliente debe adelantar el 100% de la inversión, y luego sentarse a rezar a que la administración le abone la ayuda en forma de transferencia, con gente todavía esperando la ayuda de 2020. Algo que además tiene el añadido de perjudicar a las rentas medias y bajas que no pueden afrontar ni con un esfuerzo la adquisición por adelantado.
Y no es que las nuevas medidas estén ayudando demasiado, ya que las sanciones a las compañías eléctricas que dilaten los plazos de activación de una estación, que puede llegar a los dos años, son absolutamente ridículas. Algo que favorece la desidia de unas energéticas que claramente están frenando el despliegue de sus competidores y que tiene como resultado miles de puntos instalados y listos para funcionar, pero que esperan durante meses y meses recibir el suministro eléctrico.
Mientras tanto, vemos como el resto de la Europa desarrollada progresa favorablemente en ventas, con cifras medias por encima del 10 o el 15% incluso en mercados tan grandes como Alemania, o con rentas menos potentes como Portugal. Mientras, España se aferra al vagón de cola desaprovechando una enorme oportunidad para reducir nuestra salvaje dependencia energética y el potencial en producción con renovables.