Volkswagen renueva su SUV más compacto con leves actualizaciones de cara a 2024. Pasemos a conocerlas.
El Volkswagen T-Cross pugna en el segmento de los SUV-B por ser reconocido como uno de los mejores representantes, cosa que no lleva mal encaminada pero que, a pesar de ser un Volkswagen, no se trata de uno de los modelos más fuertes de la marca alemana. Basado en el Polo, el T-Cross se puso a la venta en 2019 y ahora recibe un pequeño restyling que lucirán las unidades que sean entregadas a partir de principios de 2024.
Esto último es importante porque, desde 2024, todos los T-Cross llevarán de serie el cuadro de mandos digital, los faros de led y la cámara trasera, elementos que antes eran opcionales o estaban sujetos al acabado Sport. En opción, además, estrena unos faros matriciales.
Dentro hay cambios a mejor… pero también uno a peor. Comencemos por los buenos. Ahora, la parte superior del salpicadero presenta un nuevo plástico blando que aporta sensaciones mucho mejores que antes. Aparte, la antigua pantalla empotrada deja paso a una flotante que puede ser de dos tamaños (8″ o 9,2″) y que tiene un software renovado.
¿Y lo malo? Si te fijas en las fotos, desaparece el módulo de mandos tradicional para el climatizador en favor de un panel táctil mucho más incómodo e impreciso de manejar y probablemente más barato de fabricar, al igual que sucedió con el restyling del Polo.
El actual T-Cross, que se mantendrá a la venta hasta la llegada del renovado modelo a principios de 2024, tiene un precio de partida de 25.985 euros y compite en el mercado con alternativas como el Seat Arona, el Kia Stonic, el Hyundai Bayon, el Citroën C3 Aircross, el Renault Captur o el Ford Puma.