El coche granadino esconde un Mazda MX-5 en sus entrañas y satisface mucho por lo divertido que es. Abstenerse gente discreta.
En esta profesión, siempre supone un día especial probar un coche ‘diferente’. En esta ocasión, dentro de nuestra redacción, he sido yo el afortunado de conducir durante unas horas el Hurtan Grand Albaycín, el nuevo deportivo de la firma granadina.
Para el fabricante andaluz, este modelo supone un paso adelante de tamaño gigantesco, incluso un hito en su trayectoria. No en vano, ha conseguido que Mazda apruebe este proyecto. ¿Qué tiene que ver la firma japonesa aquí? Básicamente, en que las entrañas del vehículo son las de un MX-5, por lo que ha tenido que dar el visto bueno al desarrollo de este biplaza.
De hecho, la garantía oficial del coche es la de Mazda, tres años o 100.000 kilómetros, y el mantenimiento se lleva a cabo en los concesionarios oficiales del fabricante de Hiroshima. Incluso Mazda sabe quién es el dueño de cada ejemplar y tiene controlado el historial de todos los Grand Albaycín.
Galería: Prueba Hurtan Grand Albaycín Cabrio Heritage
La gama del modelo español se compone de dos motores atmosféricos de gasolina, de 132 y 184 CV, dos carrocerías, Cabrio y Targa, y dos acabados, Heritage y Bespoke. Nosotros hemos podido conducir la versión de acceso a la gama, llamada Cabrio Heritage, y la verdad es que, además de acaparar todo tipo de miradas, presenta la diversión a priori esperada.
Pero antes de contarte mi experiencia al volante, merece la pena analizar las líneas exteriores. La opción Heritage, de aspecto clásico, incluye inserciones cromadas, como mandan los cánones retro. Además, la elección cromática de la carrocería, con los colores verde oscuro y beige, no puede ser más acertada.
Personalmente, me encantan la zaga, con el largo voladizo y los faros circulares por LED, y las llantas multirradio de 17 pulgadas, plenamente en consonancia con el aspecto clásico del conjunto. Además, el Grand Albaycín es claramente más largo (4,20 m) y ancho (1,82) que el MX-5, pero curiosamente, pesa 100 kilos menos y no alcanza la tonelada en vacío.
Al igual que sucede en el Mazda, el maletero de 130 litros da para una maleta pequeña o un par de bolsas de equipaje, y no está iluminado. Por su parte, el motor sigue estando en posición delantera, pero lo más centrado posible para equilibrar la balanza del peso entre ambos ejes.
Un vistazo al lateral nos muestra un larguísimo capó y una cabina retrasada, además de una altura muy contenida, con apenas 1,22 metros. Queremos empezar a conducirlo, pero al entregarnos la llave, observamos que tiene el mismo color verde que el coche. La personalización llega hasta ese punto…
Cuando pasamos al interior, se pone de manifiesto el gran trabajo de la marca granadina en el apartado de la customización. Aparecen molduras elegantes y de tacto acolchado, un volante con el logotipo de Hurtan y sobre todo, unos magníficos asientos con reposacabezas integrados, muy confortables y con una buena sujeción… además de la habitual inscripción metálica con el número de la serie limitada.
Lógicamente, permanecen invariables los mandos del aire acondicionado, así como la ruleta central para gobernar los diferentes submenús de la pantalla central, que alcanza las 7,0 pulgadas de diagonal. También se mantienen el freno de estacionamiento por palanca, un práctico hueco portaobjetos escondido entre los asientos y la capota de lona con accionamiento manual, que puedes recoger o desplegar con una sola mano.
El Grand Albaycín tiene un radio de giro lógico para que las maniobras de aparcamiento no sean una tortura y, además, el tacto del embrague es muy suave a la hora de salir desde parado. También resulta magnífico el cambio manual de seis velocidades por sus recorridos tan cortos, algo que se agradece especialmente en una conducción deportiva.
Salimos a la carretera e inmediatamente somos los protagonistas absolutos. Si eres un tipo discreto, ya puedes acostumbrarte a todo tipo de miradas. Como ya sabíamos, para saborear el motor SKYACTIV-G de 1,5 litros y 132 CV a 7.000 rpm (coincidiendo con el inicio de la zona roja), debemos apurar las marchas mucho más que en un propulsor turbo.
Al subir de vueltas, el sonido mecánico es magnífico y no importa que el empuje no resulte especialmente explosivo, porque en este caso no hay que valorar las altas prestaciones puras y duras, sino otras sensaciones de conducción muy diferentes, pero también realmente gratas, como intentar mantener un régimen de giro elevado y jugar más con el cambio.
Por cierto, la instrumentación presenta un gran tacómetro en la parte central, para que llevemos bajo control las revoluciones en todo momento. El velocímetro, en una esfera secundaria, también es analógico, mientras que el ordenador de a bordo y el cambio recomendado de marcha se muestran en formato digital.
El coche acelera de 0 a 100 km/h en 8,3 segundos, por lo que tampoco se queda corto a la hora de ganar velocidad. Además, el motor declara un consumo medio de 6,3 litros cada 100 kilómetros, una cifra que no parece difícil lograr, ya que durante la prueba, con cambios constantes de velocidad, detenciones y frecuentes salidas desde parado (típico de una sesión de fotos), marcamos 7,6 litros. Además, este propulsor trabaja con un sistema de parada y arranque automáticos.
Como en un buen roadster, el sonido aerodinámico tiene una mayor presencia en el habitáculo, pero no supone una tortura a velocidades de crucero. Y si viajamos descapotados, no se generan molestas turbulencias en el interior, así que vas a disfrutar como un ‘enano’ mientras el viento pasa por encima de tu cabeza y vives más intensamente la conducción.
Al llegar a las curvas, el Hurtan Grand Albaycín Cabrio Heritage presenta muy buenas maneras, fruto de su concepción. Quizá, por su mayor tamaño y su peso más ligero frente al MX-5, no ofrece un comportamiento tan exquisito y aplomado como el representante japonés, pero se disfruta mucho igualmente, pues el coche responde y apoya con gran seguridad.
Además, la dirección es directa y precisa, y ambos ejes llevan instalados discos de frenos, ventilados los delanteros. En cuanto a los neumáticos, tienen 205 milímetros de sección con perfil 45, nada exagerados para lo que se puede ver hoy en día, incluso en coches con un cariz deportivo mucho menor.
En cuanto al equipamiento de serie, esta variante incluye volante de cuero multifunción, aire acondicionado, ordenador de a bordo, inmovilizador, elevalunas eléctricos, botón de arranque, control de estabilidad (ESP), control de crucero, airbags frontales y laterales, luces diurnas LED, retrovisores eléctricos, equipo de sonido con seis altavoces y sistema multimedia MZD Connect con Android Auto y Apple CarPlay.
No es una dotación perfecta, ya que se pueden echar en falta un climatizador automático, un acceso sin llave o calefacción para los asientos, por poner tres ejemplos.
Toca devolver el coche, no sin antes preguntar por el precio, que asciende a 59.000 euros más IVA. El dato en frío es elevado, pero piensa el arduo trabajo que tiene tras de sí un carrocero artesanal como Hurtan y el modelo tan exclusivo y personal que los clientes se llevan a su casa.
Recuerda que también hay versiones más caras por utilizar el motor 2.0 SKYACTIV-G de 184 CV, la carrocería Targa y el acabado deportivo Bespoke. Puedes obtener más información a través de Hurtan Automóviles y VeryVip Cars, distribuidor oficial de la marca en Madrid. Si ya estás convencido de su compra, accede a la web www.hurtangrandalbaycin.com para formalizar una reserva.
Por cierto, Hurtan y VeryVip Cars participarán en Retromóvil, del 26 al 28 de noviembre en IFEMA y, por supuesto, allí estará expuesto el Grand Albaycín, un deportivo biplaza que he tenido el gusto de poseer durante unas horas. ¡Un día para recordar!
