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PRUEBAS

Prueba Ford Focus 1.0 125 CV mHEV ST Line: dinamismo… con la etiqueta Eco

El compacto de Ford ofrece una versión 1.0 EcoBoost con microhibridación con un consumo contenido y la etiqueta Eco. La probamos con su acabado base, el deportivo ST Line.

Aunque se dice pronto, el Ford Focus ya lleva circulando por las carreteras europeas desde 1998, siendo rival de otros compactos generalistas con una trayectoria similar o incluso más longeva, como el Opel Astra, el Peugeot 308, el Seat León, el Volkswagen Golf o el Toyota Corolla.

En 2018 se puso en el mercado la cuarta generación del Ford Focus (disponible en carrocería de 5p y familiar, denominada Sportbreak) y, justo el año pasado, en 2022; esta misma generación, de 4,39 m de largo, recibió un leve rediseño, que además, incorporó cambios en los acabados y otras novedades en su interior.

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Desde 2020, el Ford Focus incorpora el propulsor de esta prueba: el 1.0 EcoBoost tricilíndrico turboalimentado de 125 CV (un clásico en la gama de Ford: lo hemos visto en el Fiesta, en el Puma…) pero al que suma la microhibridación y, sobre todo, la etiqueta Eco de la DGT. Con él, este Focus alcanza los 200 kilómetros por hora, acelera de 0 a 100 km/h en 10,2 segundos y homologa un consumo de 5,3 L/100 km.

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Ojo, porque el Focus, además de este bloque se comercializa con este mismo propulsor pero sin microhibridación, con otro EcoBoost 1.0 155 CV microhibridado, con un motor diésel Ecoblue 1.5 115 CV y un bloque 2.3 turboalimentado de cuatro cilindros gasolina que entrega 280 CV.

Hemos querido probar este motor 1.0 T 125 mHEV con el acabado base del Ford Focus, un acabado básico que, denominado ST Line, no parece un acabado de entrada a la gama ya que a detalles deportivos como una suspensión rebajada en 10 mm o llantas de aleación de 17”, suma elementos como navegador con conectividad Android Auto/Apple Car Play, climatizador bizona o sensores de aparcamiento delanteros y traseros.

Junto a este acabado, la gama Focus ofrece también las terminaciones ST Line X, Active, Active X y el ST, que va ligado exclusivamente a la versión deportiva de 280 CV.

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Ford Focus 1.0 125 CV mHEV ST Line: así es su exterior

Respecto al Ford Focus 2018, la actualización llevada a cabo el año pasado por Ford ofrece pocos y leves cambios estéticos. Lo más destacado es la presencia de renovados faros y pilotos (ahora, todos equipan tecnología led, y los pilotos están oscurecidos), los paragolpes ligeramente distintos y, algo curioso: el emblema de Ford ahora es más grande y está colocado en la calandra central, en vez de sobre el capó, como ocurría en el modelo anterior.

Además, esta versión ST Line incluye, como elementos más deportivos las citadas suspensión deportiva rebajada y las llantas de 17”, que albergan neumáticos en medida 215/50/R17. Además, por 450 euros, puede solicitarse con un pack ST Line (el que lleva la unidad de las fotos) que incluye un pequeño alerón trasero, pinzas de freno pintadas en rojo, pedales metalizados y placas laterales delanteras con diseño ST Line.

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Ford Focus 1.0 125 CV mHEV ST Line: así es por dentro

La actualización del Ford Focus 2022 ahondaba en su interior, sobre todo con la inclusión de una pantalla multimedia de 12,3” que domina el diseño del habitáculo y que aglutina la mayoría de funciones del vehículo. Se ve bien y queda a la altura de los ojos del conductor, pero el manejo de sus sucesivos menús es laborioso (por ejemplo, para seleccionar la temperatura y la potencia de la climatización, se ha de manejar un menú vertical táctil) y más lento que el uso de los anteriores botones, de audio y de climatización, que su inclusión ha hecho desaparecer.

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Los controles táctiles de la pantalla multimedia del Ford Focus obligan a separar la mirada de la carretera.

En conclusión, la disposición del habitáculo del anterior Focus no era tan limpia, pero sí mucho más funcional. Además, la versión ST incluye unos asientos deportivos con mejor sujeción lateral gracias a un acolchados más marcado a la altura de los hombros y una tapicería específica, con los ribetes de las costuras en rojo; incluyendo las del volante.

Los acabados del Ford Focus son correctos, y similares a los de la mayoría de sus competidores, con plásticos blandos y texturizados en la parte superior del salpicadero y de las puertas delanteras (no así en las traseras) y con plásticos duros en las zonas medias e inferiores. Eso sí, todas las piezas tienen, generalmente, buenos ajustes.

En cuanto a habitabilidad, las plazas delanteras son aptas para conductores altos y, también, con piernas largas, ya que sus rodillas no chocarán con la consola central, que no resulta muy voluminosa y tampoco sobresale demasiado.

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Respecto a las plazas traseras, se trata de un coche que, por espacio, podemos decir que está en la zona media-alta del segmento de los compactos. ¿Los motivos? Por ejemplo y respecto a la anchura, aunque esta es buena, no es suficiente para que tres adultos (a no ser que estén muy delgados) viajen cómodos en las plazas posteriores. Además, tanto la banqueta como el respaldo de esta plaza están sobreelevados.

El espacio disponible para las piernas de los pasajeros es más que correcto y superior al de otros rivales directos (aunque un Seat León, por ejemplo, ofrece más espacio), de forma que cuatro adultos de 1,85 m pueden viajar sin problemas en este Focus. Y, ahondando más en la altura de estas plazas posteriores, hay que señalar que en coches que incluyan techo panorámico (opcional, por 1.098 euros; y que siempre resta 2 ó 3 centímetros de altura aprovechable), adultos de más de 1,85 m tocarán con la cabeza en este Focus a poco que se sienten erguidos.

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Otra cuestión es el maletero que, aunque destaca por sus formas regulares y facilidades para ordenar la carga (incluye ganchos y argollas), cubica 397 L de capacidad y, por amplitud, está en la media de sus rivales (por ejemplo, un Hyundai i30 5p ofrece 395 L y un Renault Mégane, 384 L; pero un Opel Astra llega a ofrecer 422 L). Sorprende por la altura disponible, algo que viene dado por la ausencia de un doble fondo; un elemento habitual en la inmensa mayoría de sus rivales.

Ford Focus 1.0 125 CV mHEV ST Line: así va

El Ford Focus ha sido un referente por dinámica en el sector de los compactos durante los últimos años. Y lo mejor de este Focus 1.0 125 EcoBoost mHEV… es que lo sigue siendo.

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Lo logra por varias motivos. De entrada, por una dirección rápida (poco desmultiplicada, con apenas 2,6 topes de vuelta a vuelta) y bastante precisa, sin zonas vacías de giro. A continuación, por un tacto del cambio directo y bien logrado y, también, por una suspensión muy bien puesta a punto: es firme pero sin ofrecer una amortiguación seca, filtra bien las irregularidades de la carretera ‘sujetándose’ a ella y, sobre todo, controla los movimientos de la carrocería, tanto su cabeceo al realizar frenadas fuertes como el balanceo de la misma en curva.

El conjunto se redondea con un equipo de frenos capaz que, sin ofrecer una mordiente excesiva, sí ofrece una potencia de frenado notable y fácilmente modulable para el conductor.

Este Focus es un coche ágil y, a la vez, muy estable y aplomado; que ofrece unas reacciones rápidas pero nobles y que se hace fácil de llevar para el conductor. Incluso, si lo forzamos a propósito durante un giro, veremos cómo la trasera desliza ligeramente para ayudar a redondear la trazada y no realiza ningún movimiento extraño.

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Sin embargo, también hay que señalar que, por aislamiento, este Focus se encuentra ligeramente por debajo de algunos rivales; algo que se traduce, por ejemplo, en la presencia de cierto ruido de rodadura al circular por autovía. Otra posible pega viene dada por la firmeza de la suspensión: reiteramos, no resulta incómoda; pero con el paso de los kilómetros se ve que tampoco es la más adecuada (pese a los neumáticos con perfil 50) si tu idea es realizar largos viajes con este coche o buscas un vehículo con una orientación familiar.

Nos queda hablar del motor. Y lo primero que hay que decir es que este 1.0 EcoBoost no genera ni muchas vibraciones ni mucho ruido… aunque esto último sí se hace más perceptible por debajo de las 1.800 rpm. Eso sí, tampoco ofrece una respuesta demasiado explosiva o contundente (no destaca por sus cifras de aceleración), pero sí suave, lineal y continuada (genera 170 Nm de par entre 1.400 y 4.500 rpm); y suficiente como para divertirse al volante a poco que juguemos con el cambio.

El motor comienza a otorgar una buena respuesta a partir de unas 2.000 rpm, mejora a partir de 3.000 vueltas y permite estirarlo hasta prácticamente las 6.000 revoluciones, cuando entrega los 125 CV de potencia máxima.

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En lo referente a los consumos, este motor EcoBoost con microhibridación no gasta demasiado, más bien logra un consumo ajustado. Así, en vías rápidas es fácil ver en el ordenador de a bordo medias de 4,5 a 5,2 L/100 km; mientras que en ciudad y dependiendo del tráfico y del recorrido, este Focus se conforma con consumos que rondan los 7,0 ó 7,5 L/100.

Sin embargo, en autovía y autopista, y aún ligeramente incluso por encima de las velocidades legales, este Ford Focus nos ha gastado en torno a 5,6 L/100 km. Y parece difícil que, a menos de que se circule sensiblemente por encima de esa velocidad, gaste más de 6,0 ó 6,3 L/100 km. Otra cuestión es la conducción deportiva por carreteras de montaña, en la que este Focus gasta unos 13 L/100 km; eso sí, poniendo una inevitable sonrisa en los labios del conductor.

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