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¿Por qué el movimiento de Volkswagen al entrar en Xpeng es mucho más interesante de lo que pensábamos?

¿por qué el movimiento de volkswagen al entrar en xpeng es mucho más interesante de lo que pensábamos?

VW intenta relanzar las ventas de su ID.3 en China con una drástica reducción de su precio.

El pasado mes de julio, Volkswagen confirmaba un movimiento sorprendente y muy poco habitual en la industria alemana. La compra de una participación en una startup china dedicada a la producción de coches eléctricos. Xpeng. Ahora, un mes después de aquel movimiento, los expertos coinciden en que la inversión ha sido muy acertada y de gran visión de futuro.

Y es que muchos han pensado que la inversión en una pequeña marca china podría ser una señal de humillación para un gigante como Volkswagen, incapaz de desarrollar sus sistemas de info-entretenimiento o sus sistemas de conducción autónoma de forma correcta a pesar de la ingente inversión destinada.

Como recordamos, Volkswagen ha invertido 700 millones de euros en la compañía china, adquiriendo con ello un 4,99% de su accionariado, y pasando a ocupar un puesto como observador en su comité ejecutivo.

La inversión de Volkswagen en Xpeng, un atajo acertado

La cuestión es que China es un mercado clave para Volkswagen. El país asiático sigue siendo el mayor mercado individual del fabricante alemán, y los de Stuttgart siguen siendo la marca de motores de combustión interna más vendida, con una cuota de mercado del 20%.

Pero cuando hablamos de coches eléctricos, la cosa es totalmente diferente, y ahí es donde entra en juego la inversión en Xpeng.

Volkswagen apenas ocupa el 2,6% de las cada vez mayores ventas de coches eléctricos en China. Principal mercado mundial. En cambio, los gigantes locales como BYD (37%) e incluso extranjeras como Tesla (10%) se han disparado.

¿por qué el movimiento de volkswagen al entrar en xpeng es mucho más interesante de lo que pensábamos?

Muchos podríamos pensar que las marcas extranjeras ya tienen acuerdos con grupos chinos. Es el caso de la propia Volkswagen, que tiene una empresa conjunta con la marca estatal FAW. Pero estos se han centrado en los motores de combustión, y tampoco son un apoyo suficiente para desarrollar nuevos modelos eléctricos.

Es por eso que Volkswagen ha buscado una empresa que haya apostado por el coche eléctrico desde el minuto uno. Y ha encontrado en Xpeng un socio perfecto por contar con un software muy avanzado, y además una empresa en pleno proceso de asentamiento, con constantes números rojos que hace que sea imprescindible recibir inyecciones económicas regulares.

Gracias a estos 700 millones de euros, Volkswagen podrá acortar plazos de desarrollo y utilizar el avanzado software de Xpeng, como los sistemas de conducción asistida, comandos por voz, y los sistemas de info-entretenimiento.

También puede desarrollar nuevos modelos con la misma plataforma que la empresa china utilizó para su modelo G9, que será más fácil y rápido que hacerlo con una arquitectura tradicional. Como ejemplo, los dos años que necesitará Volkswagen para lanzar nuevos modelos usando el sistema de Xpeng, frente a los cinco años que necesitaría con una propia.

El principal problema para las marcas occidentes es que, por un lado, los consumidores chinos anteponen aspectos como el diseño, o los equipamientos tecnológicos, como los sistemas de ayuda a la conducción, que les permita moverse por los grandes atascos de sus ciudades en modo autónomo, antes que las grandes baterías o los sistemas de carga ultrarrápidos. Algo que choca frontalmente con la estrategia de los grupos europeos.

Por otro lado, China ya tiene una capacidad de producción de coches que duplica a su demanda interna. Se estima que la capacidad instalada llega a los 40 millones de coches al año, mientras que las ventas del pasado ejercicio han sido de 23.6 millones de unidades.

Esto nos indica que la competencia actual es elevada, pero en pocos meses será feroz. Tanto dentro como fuera de una China que ya ha adelantado a Japón como principal potencia exportadora de coches, contando según los informes con nada menos que 167 marcas de coches eléctricos diferentes.

Esta dinámica se está transformando en una realidad donde los grupos occidentales están siendo desplazados de los listados de ventas. Precisamente Volkswagen y Tesla son las únicas que se mantienen en el Top 10 de ventas de coches eléctricos. Y cuanto más venden los fabricantes chinos, mayores son sus presupuestos de investigación y desarrollo, su capacidad de producción, y su capacidad para bajar precios. Algo que hará que la competencia sea más y más intensa.

Un movimiento de asociarse con el enemigo que parece que será copiado por otras marcas, que también tiene sus riesgos. Por ejemplo, ante un cambio político que impida la venta de coches dotados de software desarrollado en China. Algo similar a lo vivido por las baterías chinas y las ayudas en Estados Unidos, que han sido diseñadas para impedir el uso de estas baterías en coches vendidos en su territorio.

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