Hace unas semanas contábamos que Fernando Alonso iba a vender su Ferrari Enzo. No de forma directa, sino mediante subasta. Y en el mejor de los entornos, en un evento organizado por Monaco Car Auctions. El plan era en principio maravilloso para los ferraristas sin problemas económicos, porque además de algunos ‘objetos de culto’ (unos guantes de mecánico Ferrari, por ejemplo) había allí 39 Ferraris entre los que el Enzo de Fernando Alonso era el ‘plato más jugoso’.
Monaco Car Auction.
Pero el piloto asturiano tendrá que recoger de nuevo su coche porque nadie se lo ha comprado. ¿Por qué? Vamos a dar la razón, pero para comprenderla en toda su dimensión debemos primero conocer la unidad en cuestión. Se trata de un Enzo, un modelo que se sitúa en la élite de la élite de los modelos del Cavallino de la era moderna (excluimos aquí los maravillosos clásicos de los años 50 y 60, con el 250 GTO a la cabeza). Es decir, pertenece al mismo ‘club’ que los 288 GTO, F40, F50 y LaFerrari.
350 km/h de velocidad punta
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Juega también a su favor el hecho de que solo se fabricaran 400 unidades, algunas de las cuales fueron a parar a propietarios tan conocidos como Eric Clapton, Nicolas Cage, Rod Stewart y hasta el Papa Juan Pablo II, que lo recibió como regalo y a continuación lo subastó con fines benéficos.
Solo 4.800 kms
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Pero luego entran en juego dos detalles cuyo valor no es medible ni cuantificable, sino que dependen del deseo que pueda generar en un coleccionista millonario. El primero es el hecho de haber pertenecido a un piloto que ha sido dos veces campeón del mundo, quien lo compró en su etapa como piloto de Ferrari y lo matriculó en España en noviembre de 2011 con matrícula HGZ. Es decir, que hace ya 11 años y medio que Alonso lo tiene en su garaje.
Tiene el chasis número 1
Monaco Car Auction.
Entonces, ¿qué ha pasado para que el coche no se haya vendido? La razón es que los organizadores de la subasta y el propio Fernando han dado un valor muy alto a estos dos últimos detalles, que en realidad dependían de cómo tocaran la fibra sensible de los posibles compradores. Y así, previeron que el coche se vendería por entre 5 y 5,5 millones de euros, una cifra que se ha mostrado excesiva y que nadie estuvo dispuesto a ofrecer.
Además, el propio Fernando debió negociar con la casa de subastas una ‘reserva’, que es como se llama al precio por debajo del cual el coche no se entrega al máximo pujador y se devuelve a su propietario. Y esta debió ser también demasiado alta.
Unas expectativas que rondaran los 3,5 millones quizá hubiese sido más realista a día de hoy. Pero al final, y como decimos, todo dependía de cómo se ‘calentara’ en la subasta el posible comprador.