Francesco Bagnaia, del Ducati Lenovo Team, celebra su triunfo en el circuito de Mandalika, este domingo.
El número uno estalló de alegría y celebró con énfasis el triunfo después de semanas de presión y sufrimiento ante el empujón de su oponente. La de Bagnaia es la remontada más abultada en una carrera de la categoría reina desde que Marco Melandri ganara el GP de Turquía de 2006 partiendo en 14ª posición. El triunfo, eso sí, fue consecuencia directa del fallo de Martín. El español se dejó la victoria y el liderato en la grava cuando rodaba con más de dos segundos y medio de margen respecto a Maverick Viñales (Aprilia), a la postre segundo y acompañando por Fabio Quartararo (Yamaha) en el podio de Mandalika.
Martín salió como un tifón y se colocó primero en la primera curva de la prueba tras partir en sexta plaza. Ni la corta recta del circuito fue un obstáculo para él. Parecía resuelto a confirmar su excelente momento deportivo y vital, cabalgando más rápido que nadie hacia el que hubiera sido su cuarto doblete en un fin de semana en este Mundial. Se sentía el más fuerte, imbatible, pero el motociclismo es un deporte que también exige modular muy bien los subidones de adrenalina y gestionar adecuadamente los aspectos técnicos de la competición. “Hay que aprender de los errores, la próxima vez que esté dos o tres segundos por delante habrá que aflojar un pelín”, reconoció el madrileño.
Bagnaia: “Pensé en cuidar los neumáticos”
Su rival y puntal de la marca de Bolonia sembró su gran cosecha de domingo en Indonesia en el giro inicial. Ganó siete plazas nada más salir y luego supo aprovecharse del toque entre el autor de la pole Luca Marini y Brad Binder para situarse cuarto y mantener el contacto visual con las posiciones de podio. El sudafricano de KTM se pasó de revoluciones y luego tuvo otro incidente con Miguel Oliveira, ganándose por el camino dos penalizaciones de vuelta largas que le descartaron para ganar. En la tercera vuelta, Bagnaia ya era tercero tras superar la Yamaha sin velocidad punta de Quartararo.
Allí pensó ya en gestionar. Había muchas vueltas por delante y veía como Martín tiraba demasiado fuerte al frente de la clasificación. Pensó en esperar a su oportunidad, a cuidar los neumáticos para luego poder dar el hachazo definitivo en el tramo final. “Cuando vi que Martín se escapaba pensé en estar tranquilo, en cuidar los neumáticos. Fue lo correcto, en las últimas 10 vueltas pude controlar el ritmo y la carrera. Nos merecíamos una carrera así”, comentó el vigente campeón. La caída de su oponente fue un regalo inesperado, pero él se centró en terminar el trabajo. En la celebración, no dudó en desquitarse y ponerse a escuchar, la mano retadora en la oreja, a todos quienes le han criticado estas últimas semanas, cuando llegó a perder sus 66 puntos al frente de la tabla en tan solo cuatro grandes premios. “A veces se habla demasiado, es mejor que pasen las cosas y hablar después”, explicó el número uno.
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